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La Albufera agoniza

La Albufera agoniza

La falta de agua de calidad, los sedimentos y la inacción de las administraciones amenazan el futuro del parque natural

Juan Sanchis

Valencia

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Domingo, 20 de octubre 2019

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Bajos niveles hídricos y, además, de escasa calidad, desaparición de la biodiversidad, vertidos, suciedad, ruidos innecesarios, construcciones en el entorno. Son algunos de los síntomas que han llevado a la directora del parque natural, Paloma Mateache, a considerar a la Albufera de Valencia como una enferma que está «en la UVI». Y los expertos coinciden: la medicina que puede regenerarla es el agua. Si llegara la suficiente, limpia y pura, muchos de los problemas que actualmente azotan al primer parque natural de la Comunitat desaparecerían. Se removerían los sedimentos y se oxigeneraría la lámina. Quizá no recuperaría el esplendor que llevó a Jaume I a mantener este paraje como patrimonio de la Corona tras la conquista del Reino de Valencia, pero no tendría el triste aspecto que presenta en la actualidad.

Miguel Jover, catedrático de Acuicultura de la Universitat Politècnica de València (UPV), comparte el análisis de la directora y afirma que la Albufera «está enferma» y urge a tomar decisiones. Desde el Ayuntamiento de Valencia consideran, en cambio, que la situación no es tan crítica y destacan que en los últimos años se han visto mejoras. La misma postura mantienen desde la Fundación l'Assut y animan a tener una visión más positiva, mientras que desde Acció Ecologista-Agró apuntan que está «lejos del buen estado».

Hasta la década de los sesenta del siglo pasado la Albufera se encontraba en buenas condiciones. Los problemas empezaron poco después con el proceso industrialización. La declaración como parque natural en 1986 no sirvió para revertir la decadencia que llega hasta hoy.

En este sentido, es común el sentir de los agentes implicados de que las administraciones, independientemente de su color político no se han implicado a fondo para que este paraje tan querido por los valencianos conserve su esplendor.

Falta de agua

El problema principal es el agua que entra en el parque. Los expertos son unánimes en este punto. Hasta la década de los 70 del siglo pasado llegaban a la Albufera hasta 500 hectómetros cúbicos anuales procedentes del Júcar. Este flujo ha cesado. Las entradas ahora dependen del comportamiento hídrico de cada ejercicio de forma que ha habido algunos años en los que las aportaciones del río han sido nulas. La necesidad de que haya un caudal establecido para que llegue al parque regularmente es una de las principales reivindicaciones.

El vicealcalde de Valencia Sergi Campillo considera que es una petición imprescindible. Desde el Ayuntamiento han solicitado que la Albufera tenga un caudal fijo de 70 hectómetros cúbicos anuales y ahora negocian «con buenas expectativas» con la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que se establezca un aporte fijo de ocho hectómetros cúbicos. Si se las conversaciones llegaran a buen puerto sería la primera vez que se consigue.

El problema no sólo es la cantidad. Además, esta tiene que ser de calidad. Según Bosco Dies, técnico de la Fundación l'Assut, no puede contener fósforo o nitratos que provoque la aparición de algas que impiden que los rayos de sol penetren hasta el fondo.

El color verdoso que actualmente presenta la lámina de agua se debe a la presencia de algas cianoficeas que encuentran ahora condiciones idóneas para su desarrollo y dificultan la biodiversidad.

La falta de aportaciones hídricas tiene otras consecuencias. No hay suficiente volumen de agua para arrastrar los sedimentos que con los años se han acumulado convirtiéndose en uno de los problemas más graves. Según explican desde la UPV, la profundidad del lago es cada vez menor, se ha reducido la lámina de agua y el espacio para el desarrollo de la vida es cada vez menor.

Un informe de la Conselleria de Medio Ambiente señala que la profundidad máxima de la lámina en otoño, la época con mayor volumen de agua, apenas ha alcanzado los 25 centímetros en los últimos veinte años. Los inconvenientes que acarrea afectan directamente a la fauna y flora. No hay suficiente espacio para que se desarrollen peces, el oxígeno se acaba rápidamente cuando aumentan las temperaturas y los sedimentos cubren el fondo original de arena de la Albufera.

La ausencia de oxígeno ha sido causa de episodios de mortandades de peces y propicia la aparición de episodios de botulismo, donde el último acabó con medio millar de aves el pasado verano.

Para Jover y otros expertos de la UPV es básico recuperar el fondo. Para lo que proponen el dragado que permita recuperar la profundidad de entre dos y dos metros y medio que tradicionalmente ha tenido el lago. «Dragarlo es posible. Se ha hecho en otras partes. Permitiría sacar los sedimentos y recuperar el fondo original de arena que crea un ecosistema propicio para a fauna y flora», explica Jover. Desde el Departamento de Ecosistemas de la UPV apuntan que de esta forma se revitalizará el lago facilitando la proliferación de especies animales y vegetales y se permitiría descubrir ullals que ahora aparecen cubiertos. «Es caro, pero se puede hacer de forma progresiva. Si queremos salvar el paraje, se tienen que tomar medidas integrales», aclara el catedrático.

Marco regulador

Los implicados también coinciden en la necesidad de impulsar la gestión. Lucía Moreno, representante de Acció Ecologista-Agró en la Junta Rectora, apunta que el parque lleva sin el plan rector de usos y gestión (PRUG) desde 2012 y considera indispensable su aprobación. La importancia del documento -explica- reside en que regulará qué se puede hacer y qué no en el parque.

En la misma línea, desde la Politècnica se defiende la creación de una comisión científico-técnica en el seno de la Junta Rectora para estudiar las alternativas y que las decisiones se tomen de acuerdo a criterios argumentados tal y como sucede en otros parques.

Por su lado, Bosco Dies echa en falta una mayor implicación de las administraciones. «Creo que la inversión debe ser más elevada. En estos años apenas se ha adquirido terrenos», explica. La apreciación también es compartida por Moreno que considera que la Generalitat tendría que apoyar aspectos como el cultivo del arroz ecológico.

Los vertidos ya no son un problema tan grave como hace unos años. Pero aún hay que mejorar. El parque está rodeado por numerosos polígonos industriales. La mayoría depuran los residuos que acaban en la Albufera, pero todavía no todos.

En cualquier caso, los agentes implicados advierten de que la zona especialmente problemática se encuentra en la parte del norte y noroeste del parque. Tanto Dies como Moreno se refirieron a que el colector oeste muestra síntomas de agotamiento por lo que se tendrían que empezar a buscar soluciones.

Algunas infraestructuras están sin ejecutar. Es el caso de los depósitos pluviales junto a la Pista de Silla que tendrían que evitar la llegada de las aguas contaminadas al parque. Se trata de una inversión de 36 millones de euros y que se encuentran paralizados desde 2012.

La UPV está preparando una jornada el próximo 6 de noviembre en la que se ha invitado a todos los implicados para que expongan los problemas que tiene la Albufera y qué soluciones se pueden aplicar.

Los argumentos

  • Miguel Jover. Catedrático de Acuicultura Apuesta por el incremento de las aportaciones hídricas e insiste en que deben ser también de calidad. Pero considera que es imprescindible acometer el dragado del fondo para retirar los sedimentos y recuperar el esplendor que tenía en épocas pasadas. Además, considera básico que haya un comité científico técnico.

  • Bosco Dies. Asesor de la Fundación Assut Llama la atención sobre la situación que se vive en la zona norte y advierte de que el colector oeste se ha quedado obsoleto. Considera que hay indicios que invitan a la esperanza, pero echa en falta una mayor implicación de las administraciones y señala que en las últimas décadas no ha habido una intervención decidida.

  • Lucía Moreno. Acció Ecologista-Agró Desde la asociación ecologista insisten en la necesidad de que el parque de la Albufera tenga un marco regulador y recuerdan que el Plan de Usos y Gestión está pendiente de revisión desde 2012. También advierte de que la situación del colector oeste es grave y que no se han acometido las infraestructuras necesarias.

  • Sergio Campillo. Ayuntamiento de Valencia Indica que desde el Ayuntamiento se viene reivindicando una mayor aportación hídrica para recuperar el lago. En este sentido, recuerda que están negociando con la Confederación del Júcar una aportación de ocho hectómetros cúbicos anuales fijos por primera vez en la historia.

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