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Tres Cruces: el parking y otras miserias
Los vecinos denuncian la presencia masiva de sin techo y drogadictos, los robos y la insalubridad y abandono de un parking frente al Hospital General
Los barrios de la Fuensanta y de la Esperanza de la Virgen de los Desamparados están a diez minutos del centro de Valencia y desde ... una artería tan importante como Tres Cruces se ven los imponentes edificios construidos junto a ala antigua cárcel donde tienen sede muchos de los servicios de la Generalitat, pero la marginalidad y la inseguridad se está adueñando de la zona.
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Los vecinos afirman estar desesperados «porque la mancha se está extendiendo. Cada vez tenemos a más gente sin hogar durmiendo en la calle, también hay muchas personas enganchadas a la droga por las calles y hay una falta total de seguridad en el barrio», explica Joaquín Otero, presidente de la asociación de vecinos del barrio de la Fuensanta.
Afirman que la mediana ajardinada de Tres Cruces, tanto enfrente del Hospital General de Valencia, como más cerca de Tres Forques, se ha convertido en un albergue improvisado para las personas con escasos recursos que pernoctan en la calle «y ya dimos parte a la Policía para que los desalojara» y ahora, «se ve que muchas personas conflictivas se han metido dentro del aparcamiento que hay en Tres Cruces, frente al Hospital General, y aquí no se puede vivir en paz. Lo que tienen que hacer es tratar a estas personas y darles soluciones, no dejarlos aquí y ya está», añade Joaquín Otero.
A la inseguridad, se suma el problema de salubridad que ha convertido al parking del Ayuntamiento de Valencia –pero gestionado por una concesionaria– en un foco de conflicto.
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En una visita al recinto una joven usuaria, Pilar Sospedra, se lleva las manos a la cabeza. «No me lo puede creer. Esto parece el Tercer Mundo. Ni en la India tendrían este recinto en estas condiciones de falta de salubridad».
Y es que los dos puntos de acceso peatonal al parking están impracticables. Nada más abrir las puertas se ven botellas de cervezas vacías tiradas en el suelo.
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Los escalones, que en algún momento debieron ser blancos, están llenos de desperdicios de comida y son varios los trozos de papel de aluminio, con restos de droga y ennegrecidos por el fuego, los que se pueden ver abandonados por el suelo.
El descansillo de la primera planta del aparcamiento se ha convertido en un váter y está repleto de excrementos humanos.
Ante esta situación, Pilar Sospedra argumenta que «resulta que he estado unos años viviendo fuera y he regresado a Valencia y, como tenía que acudir al Hospital General, he aparcado el coche en el parking. Hemos accedido por una rampa, pero mi sorpresa ha sido ver en qué estado de abandono se encuentra esto. Huele fatal. El Ayuntamiento debería de venir e inspeccionarlo porque es un caldo de cultivo de infecciones y alguien se tendrá que responsabilizar».
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En la misma zona ajardinada de Tres Cruces, personas ya jubiladas que acostumbran a jugar a la petanca aseguran que la situación clama al cielo.
«Hay personas sin casa y con adicciones que duermen por los bancos y dejan sus enseres y no hay asientos libres. Además, ahora les ha dado por ocupar el interior del parking», explican Castor Garrido y Cristina García.
Asegura que esto no se puede permitir, »porque en este barrio también pagamos impuestos y el Ayuntamiento tiene que intervenir. Que le meta mano al asunto porque está a tope de gente drogadicta. Que se paseen por aquí».
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El presidente vecinal asegura que hace meses que pidieron una reunión con la concejalía de Protección Ciudadana «y luego el día de la reunión excusaron la presencia y no vinieron y necesitamos urgentemente que haya presencia policial en las calles».
Luis Herráez, otra persona ya jubilada que practica la petanca, añade que «hace al menos seis meses que no vemos a la Policía pasear por aquí. ¿Cómo pueden consentir que en este parking y el parque haya inseguridad?».
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Además, detalla que «tenía un vecino que se ha cambiado de piso y, como tenía una plaza en el parking, me dijo que si cogía yo el relevo, y le contesté que no la quiero ni regalada».
Y es que las puertas de acceso peatonales se abren fácilmente, sin pedir billete de resguardo, no se necesita código y la gente que se ha adueñado de la instalación entra como quiere.
Un viandante, Enrique Moreno, asegura que hasta hace algo más de un año era cliente del parking «porque guardaba dos coches y una moto y los tuve que sacar porque me rompieron los cristales del coche y los del aparcamiento no se quisieron hacer cargo y veíamos hasta a gente pincharse. Mi mujer se levanta muy pronto para trabajar y no podía consentir que le den un susto en el parking porque quitaron los vigilantes y al Ayuntamiento le da todo igual».
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Un taxista Antonio J., detalla que «la zona se ha puesto imposible. El otro día a mediodía le pegaron tirón del bolso a una chica y salió un señor de un coche persiguió al ladrón y lo pilló».
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