-RRo38HzW1YDuxWYo0NLfcSP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
Ver 29 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 29 fotos
Nadie queda ahora que no piense que los apartamentos turísticos descontrolados son un problema. Hasta las propias asociaciones del sector lo creen, porque los desmanes de los ilegales acaban afectando a la imagen que los vecinos tienen de las viviendas turísticas. El Ayuntamiento de Valencia, tras años de inacción del anterior equipo de gobierno, ha decidido ponerse manos a la obra y aprobar una moratoria que impida la apertura de nuevos apartamentos turísticos en el cap i casal, una ciudad donde hay, según el registro oficial de la Generalitat, más de 5.500. De esos, y esto es importante decirlo, el 63% se abrieron en tiempos de Joan Ribó como alcalde de Valencia. Hablamos de 3.661 registrados entre mayo de 2015 y junio de 2023.
Pero, ¿cómo se ha creado un problema? ¿Cómo nace una cuestión que estrangula ahora la ciudad, dividida entre abrazar el turismo como sector económico tractor de la misma y solucionar el gravísimo problema del acceso a la vivienda, cuyas raíces son multifactoriales pero que también, y eso es innegable, tienen que ver con la apertura de viviendas turísticas? Conviene remontarse a 2018. Entonces, se aprueba una modificación de la ley de Turismo, Ocio y Hospitalidad de la Comunitat Valenciana que permite a los ayuntamientos gestionar los apartamentos turísticos. El Ayuntamiento, de la mano de la concejala de Urbanismo, Sandra Gómez, aprueba una modificación del Plan General de Ordenación Urbana que permite la apertura de viviendas turísticas en primeras plantas y bajos comerciales, siempre que no haya actividad comercial. Tras la pandemia, se permite compatibilizar ambas actividades. En 2018, de hecho, entraron en el registro 1.307 apartamentos, un 23% del total. Casi uno de cada cuatro del total se abrieron cuando el Rialto liberalizó el uso de los bajos comerciales. Con todo, son apenas 100 más que el año anterior, lo que evidencia que la tendencia estaba ahí: el sector sólo se aprovechó de una liberalización que muy pronto empezó a provocar importantes (y obviadas) quejas entre los vecinos y residentes de las zonas más afectadas, como eran Ruzafa y Ciutat Vella.
La segunda fecha clave es 2020. Un virus entró en España y nos cambió la vida a todos. De la noche a la mañana, el turismo se paró: el motor económico de una ciudad entregada a ello se detuvo. De aquello no sabemos si salimos más fuertes, pero sí diferentes. Sobre todo los locales cerrados en plantas bajas, que por toda la ciudad comenzaron a convertirse en apartamentos. En 2019 se abrieron 97, lo que tras los ascensos de los dos años anteriores parecía indicar que la ciudad, a nivel turístico, no daba más de sí. En 2020, el número bajó, claro, pero en 2021 empezó un ascenso imparable.
Noticia relacionada
86 tras la pandemia, 167 el año posterior, 396 en 2023 y 891 en 2024. En navidades de 2022, por cierto, llegó otro clavo en el ataúd de la ciudad que no quería ser convertida en un parque temático: Forbes dijo que Valencia era la mejor ciudad para vivir. El equipo de gobierno de entonces lo jaleó y lo celebró en redes sociales, al entender que ese 'título' era toda una condonación de sus políticas municipales, aunque es altamente probable que en Estados Unidos no conocieran el nombre de la concejala de Turismo. El artículo de Forbes fue como el ballenero que advertía de los chorros de agua que evidenciaban dónde había ballenas: en el mar globalizado del turismo internacional, Valencia era la gran ballena blanca.
Y la ciudad se llenó de Ishmaels. Y de capitanes Ahab. En total, entre 2015 y 2023 se abrieron en Valencia 3.950 apartamentos turísticos de los 5.715 que hay en el registro de la Generalitat. Hablamos del 70%, más de dos de cada tres. Y el anterior equipo de gobierno o no supo o no quiso hacer nada. Para muestra, un botón. El 5 de marzo de 2022, el Ayuntamiento emitía una nota de prensa titulada «Urbanismo ordena el cese de actividad de tres apartamentos turísticos». «El Servicio de Licencias Urbanísticas del Ayuntamiento de Valencia ha ordenado el cese de la actividad turística de tres viviendas situadas en las calles Gran Canaria, Santa Pola y Serranos. 'Desde la concejalía de Urbanismo continuamos presionando para impedir la actividad turística en viviendas sin la correspondiente licencia municipal'», indicaba Sandra Gómez, a la postre vicealcaldesa y concejala de Turismo. que añadía: «La ciudad de Valencia es un ejemplo por tener una de las normativas de las más estrictas y rigurosas a la hora de poder operar con este tipo de alojamientos turísticos». Al final de la nota, de forma cándida se añadía que se habían ordenado otras cinco ceses en enero en los barrios del Grao, Cabanyal, Quatre Carreres y Ciutat Vella. Ocho cierres en tres meses. Ese año se abrieron 167 nuevos establecimientos. Tanto preocupaba la cuestión que a finales de 2022 tuvo que ser el Tribunal Superior de Justicia el que tumbara una normativa que permitía abrir apartamentos turísticos en viviendas habituales en determinadas fechas. Gómez dijo que prohibiría todos los apartamentos en el centro.
Llegó 2023 y el cambio de gobierno, pero la tendencia siguió. De hecho, si en 2023 se abrieron 396, en 2024 lo hicieron 891. Más del doble. La cuestión preocupa tanto que el equipo de gobierno de María José Catalá hizo de este tema uno de sus principales caballos de batalla. Anunció un plan especial de vigilancia y de inspección. De hecho, según informó el Consistorio el pasado mes, en el último año y medio, como consecuencia de la labor inspectora realizada desde las áreas de Urbanismo y Policía Local, se ha producido la clausura de más de 1.000 apartamentos ilegales. Además, la actual corporación municipal ha impulsado una moratoria en la concesión de licencias de viviendas de uso turístico en todos los distritos de la ciudad mientras se aprueba una nueva normativa reguladora (con cuatro controles/candados) que será la más restrictiva de España.
Sin embargo, la realidad, según el registro de la Generalitat, es que desde que entró en vigor la moratoria a la apertura de nuevos apartamentos, en agosto del pasado año, han entrado en el registro 678 viviendas turísticas, cuyos expedientes comenzaron antes de la entrada en vigor de la moratoria. En abril de este año, el Consistorio aprobó alargarla un año más mientras continúa la tramitación del reglamento con candados.
La cuestión se agrava en algunos barrios, como Patraix o el Cabanyal. A este último por cierto acudió hace unas semanas el ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, que fue recibido por la portavoz municipal de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles, la misma que reconoce con la sinceridad de quien en el mandato pasado no estuvo en el Consistorio que en años anteriores se hizo muy poco por evitar la proliferación de apartamentos turísticos en la ciudad. Fueron al Cabanyal, el mismo barrio que tiene más apartamentos ilegales que reglados en toda la ciudad. El problema nació en tiempos de Ribó y se ha ido agrandando con el paso del tiempo sin que nadie termine de tener muy claro cómo ponerle el cascabel al gato. Y mientras, las fruterías y mercerías se convierten en casas temporales de turistas que vienen a Valencia unas horas y se van sin dejar apenas huella.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Juan Sanchis | Valencia
Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.