Sarah Mullally, feminista y a favor de la diversidad, primera mujer que dirige la Iglesia Anglicana
Enfermera de 63 años, tiene dos hijos y ha apoyado al pueblo judío tras el atentado en Manchester del jueves en el que murieron dos personas
La Iglesia Anglicana ya tiene por fin a su nuevo líder espiritual. El Gobierno británico ha anunciado que Sarah Mullally será la nueva arzobispa de ... Canterbury. Sustituye en el cargo a Justin Welby, que se vio obligado a renunciar hace casi un año, en noviembre del año pasado, por su gestión de los abusos sexuales a menores en campamentos cristianos.
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Mullally se convierte así en la primera mujer que asume este cargo, que le da poder ante todos los anglicanos del mundo y que también le otorga un asiento en la Cámara de los Lores. Se trata de un hito histórico que llega 11 años después de que esta iglesia permitiera a las mujeres convertirse en obispos. Y también un movimiento que se esperaba desde hace tiempo, aunque supone una afrenta para las facciones más conservadoras de la institución.
Esta enfermera oncológica del sistema público de salud, de 63 años, está casada con Eamonn Mullally, con quien tiene dos hijos adultos, Liam y Grace. A los 37 años fue nombrada Jefa de la Oficina de Enfermería del Gobierno en el Departamento de Sanidad de Inglaterra, la persona más joven que había ocupado nunca ese puesto. También ha sido la primera mujer en ser obispa de Londres, cargo que ocupaba desde hace 7 años.
Su perfil es el de una persona abierta. Cercana al discurso feminista, está a favor de la diversidad aunque cree que el debate sobre las relaciones entre personas del mismo sexo es «difícil» y «puede que no se resuelva rápidamente». Se trata de un soplo de aire fresco en una confesión que tiene 95 millones de creyentes en más de 165 países.
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Mensaje para el pueblo judío
Además, ha mostrado su solidaridad con la comunidad judía tras el ataque a una sinagoga en Manchester el pasado jueves en el que murieron dos hombres. «Como iglesia, tenemos la responsabilidad de ser un pueblo que esté junto a la comunidad judía contra el antisemitismo en todas sus formas», ha declarado.
Sin embargo, se ha opuesto de forma clara a la ley que permitiría la muerte asistida, una normativa que se está tramitando en el Parlamento británico. En su opinión, este plan es «impracticable e inseguro» y pondría en riesgo a los más vulnerables. «Si se aprueba, este proyecto de ley demostrará que somos una sociedad que cree que algunas vidas no merecen la pena», ha criticado.
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La hasta ahora obispa de Londres -antes lo fue de Crediton- asumirá legalmente el cargo en enero, y luego protagonizará en una ceremonia de entronización en la catedral de Canterbury cuya fecha está por confirmar. En sus primeras declaraciones tras el nombramiento, Mullally, nacida en Woking (al suroeste de la capital) y convertida al cristianismo a los 16 años, asegura que asume el arzobispado con una «enorme responsabilidad», y lo afrontará con «paz y confianza en Dios».
«Al responder a la llamada de Cristo a este nuevo ministerio, lo hago con el mismo espíritu de servicio a Dios y a los demás que me ha guiado desde que encontré la fe en mi adolescencia», ha afirmado. También ha dejado claro que su objetivo no será ahondar en la división sino trabajar en la cohesión de la Iglesia. «En cada etapa de ese viaje, a través de mi carrera de enfermería y el ministerio cristiano, he aprendido a escuchar profundamente a las personas y al suave impulso de Dios, para tratar de unir a todos y encontrar esperanza y sanación», ha concluido.
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Con las víctimas de abuso
Su papel al frente de la Iglesia Anglicana no será fácil y tendrá que lidiar con la resaca de la renuncia de Welby, que no supo actuar ante un informe que recibió durante su mandato en el que se recogían los abusos cometidos en campamentos cristianos. Estos delitos se cometieron durante las décadas de 1970 y 1980, y Welby recibió el escrito en 2013. Sin embargo, no los puso en conocimiento de la Policía pese a que afectaba a un centenar de menores, no era un caso aislado.
Sobre este asunto, la nueva arzobispa tiene claro su papel, que va muy en la línea de su talante conciliador en una época que «anhela certidumbre». «Mi compromiso será asegurar que sigamos escuchando a los supervivientes, cuidando a los vulnerables y fomentando una cultura de seguridad y bienestar para todos», ha subrayado.
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Primeras críticas desde África y Asia
De momento, Mullally ya ha recibido sus primeras críticas. La iglesia anglicana Gafcon, una agrupación conservadora de África y Asia ha publicado un comunicado en el que afirma que el brazo inglés de su iglesia «ha renunciado a su autoridad para liderar». «El nombramiento de hoy deja más claro que nunca que Canterbury ha abandonado su autoridad para guiar. El reinicio de nuestra querida comunión está ahora exclusivamente en manos de Gafcon, y estamos preparados para asumir el liderazgo», ha subrayado este colectivo.
Por su parte, el grupo activista por la igualdad de la mujer en la Iglesia de Inglaterra, Watch, ha mostrado su satisfacción por el anuncio y la esperanza de que conduzca a una mayor igualdad para el colectivo en este ámbito. También ha denunciado que aún hay ocho obispos que no recibirán la comunión de la nueva arzobispa, tras publicar en su sitio web una lista de 587 iglesias que, según afirma, limitan la presencia de mujeres en la Iglesia.
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Con respecto a esta oposición de los conservadores, Mullally se ha pronunciado en varias ocasiones con mucho tacto. «Respeto mucho a quienes, por razones teológicas, no pueden aceptar mi rol como sacerdote u obispo. Creo que la diversidad eclesial en Londres debe florecer y crecer; todos deberían poder encontrar un rol espiritual», dijo cuando se convirtió en obispa de Londres.
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