Bianca Fuentes, estilista valenciana en Amsterdam: «La moda era mi vida, y me decepcionó»
Desde pequeña sabía que su futuro estaba destinado a un mundo que le fascinaba, pero cuando conoció a fondo cómo era la industria tuvo una crisis que ha superado con mucha conciencia
Cuando Bianca Fuentes no levantaba dos palmos del suelo ya decía que de mayor se iba a dedicar a hacer vestidos, que a ella lo ... que le gustaba era la moda. Le apasionaba ese mundo que salía en las revistas y transformaba sus muñecas a través de la ropa, así que en la familia a nadie le sorprendió que con catorce años ya quisiera apuntarse a clases de costura. Tres años después estaba en patronaje y en sastrería. «Era lo natural, porque para mí fue siempre una obsesión», explica Bianca Fuentes, esta valenciana que en aquel momento no sabía que dedicarse a la moda tenía tantas salidas distintas.
Publicidad
Empezó cuando la crisis de 2008 estaba todavía muy reciente, y sobre todo fue difícil porque en aquel momento era una profesión muy desconocida. «Aún así, fui encontrando trabajo de forma regular y me encontré poco a poco con una buena cartera de clientes, en una época en la que todavía no existían las redes sociales y se trabajaba mucho a través de recomendaciones».
Noticia relacionada
Las pequeñas tiendas que eligen en Valencia las expertas en moda
Si después de tantos años en el mundo de la moda, si tuviera que definirse, ahora lo tiene claro: «soy estilista focalizada en moda sostenible», afirma. Ha diversificado su trabajo, entre su labor de asesoramiento con marcas -«hago desde campañas hasta consultorías»-, su trabajo para e-commerce y la asesoría personal. Pero no ha sido fácil encontrar su camino, sobre todo porque en esta trayectoria vital se encontró con una realidad que le costó mucho enfrentar: el impacto ambiental de la industria de la moda.
«Nunca me había puesto a pensar en cómo impactaba mi profesión. Siempre había tenido ciertos valores relacionados con el cuidado del planeta, con los animales, con las personas, y no sabía lo cruel que podía ser la industria, o quizás minimizaba la información que llegaba, que era muy residual», explica Bianca Fuentes, que ahora vive en Amsterdam, una ciudad que ha avanzado mucho en este sentido.
Publicidad
Fue al conocer el proyecto Upcycling cuando comenzó a tomar conciencia de lo que estaba pasando en ese sector de la moda que tanto había amado. «Me estalló la cabeza; tuve una crisis profesional porque nunca elegí la moda para dañar a nadie», recuerda esta valenciana. Unos años antes ya se había cuestionado cómo estaban enfocados los estudios sobre asesoría de imagen, siempre con la intención de corregir visualmente a través de la ropa las siluetas para conseguir un ideal que no se corresponde con la realidad.
Aquella crisis fue como una especie de catarsis, en la que sin empezar de cero fue paulatinamente virando su trabajo hacia una metodología con mucha más conciencia de qué marcas elegía en sus asesoramientos. «No podría haber dormido en paz después de saber que con mi trabajo estaba contribuyendo a hacer daño a personas. Y rehice todo porque no vi forma de salvar nada».
Publicidad
¿Cree que la industria de la moda llegará a ser sostenible?
Creo que la moda es un lobby, y cualquier iniciativa que tenga que ver con la sostenibilidad se hace solamente como un lavado de cara para continuar con las mismas prácticas. Pero creo que hay una parte colectiva de la sociedad que, igual que yo, se ha dado cuenta de lo que hay detrás, que no se siente a gusto con esa realidad, que sabe que hay alternativas, y eso a mí me reconforta mucho. Va a mejorar, porque ya están en ello, y lo más importante es que ya están empezando a legislar, pero estamos lejos de tener una industria medianamente justa.
Publicidad
¿Por qué elegiste Amsterdam para vivir?
Mi pareja y yo siempre hemos querido vivir en otros países. Además, había en los Países Bajos una realidad que se ajustaba más a nuestra forma de ver la vida, además de las buenas conexiones para volver a España. Vinimos para un año, ya llevamos cuatro y nos acabamos de comprar una casa, así que creo que todavía estaremos un tiempo más por aquí.
¿Qué aporta a tu trabajo la realidad que vives en otro país más concienciado a nivel ambiental?
Aquí hay una conciencia diferente en cuanto al consumo y creo que ayudo más a las marcas con esta perspectiva. Eso sí, vivimos en un mundo insostenible y da igual dónde vayas. Por ejemplo, aquí en los Países Bajos hay un turismo muy agresivo y van a eliminar los cruceros, por ejemplo, para mitigar sus efectos. En el tema de la moda, la segunda mano está muy normalizada, sin importar el poder adquisitivo, y todavía tengo conversaciones absurdas en España sobre este tema. Además, hay mucho apoyo institucional para las pequeñas marcas, y eso ayuda a que haya mucho negocio pequeño. En España todavía se está lejos de este modelo.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión