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Corredores en el Maratón de Valencia, en imagen de archivo. Juan Carlos Cárdenas
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KM 93: «Sentido común»

Domingo, 12 de octubre 2025, 18:31

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El maratón es una de las pruebas deportivas más exigentes tanto a nivel físico como mental. Completar una carrera de 42.195 kilómetros no es solo una hazaña física, sino también un desafío de resistencia, planificación, disciplina y sobre todo, de manera muy importante, aplicar el sentido común. Este elemento, aparentemente simple, puede marcar la diferencia entre una experiencia positiva y enriquecedora. Mi bagaje como entrenador me ha enseñado que no ser coherente, equilibrado y por tanto aplicar el mejor de los sentidos, puede llevar la planificación a la frustración e incluso puede ser dañina para la salud. Es útil detenernos un momento a reflexionar qué entendemos por «sentido común». En términos generales se refiere a la capacidad de actuar y decidir de manera razonable y prudente en situaciones cotidianas. No se trata de conocimientos técnicos ni de inteligencia académica, sino de aplicar principios básicos de lógica, precaución y experiencia acumulada. En el ámbito deportivo, y en particular en la preparación para un maratón, el sentido común se manifiesta como la habilidad para escuchar al cuerpo, respetar los límites, tomar decisiones coherentes con los objetivos, y evitar conductas impulsivas o poco realistas.

Muchos corredores, especialmente los principiantes o aquellos con metas ambiciosas, caen en el error de querer avanzar demasiado rápido. Quieren correr más kilómetros en menos tiempo, saltarse etapas de adaptación, o seguir planes de entrenamiento que no se ajustan a su nivel. Aquí es donde el sentido común debe actuar como una brújula. Un entrenamiento inteligente y eficaz debe ser progresivo, equilibrado y personalizado. Es decir, debe ir aumentando la carga de forma gradual, permitir suficiente tiempo para la recuperación y adaptarse a las circunstancias personales del corredor (edad, nivel físico, experiencia previa, disponibilidad horaria, entre otros factores). Saltarse estos principios por querer acelerar resultados es una receta segura para el fracaso o la lesión. El sentido común nos recuerda que «más no siempre es mejor» y que el cuerpo necesita tiempo para asimilar el trabajo. El entrenamiento ha de ser útil y ha de generar impactos positivos en el organismo. Estar por encima de las posibilidades reales y querer acortar los plazos de mejora se convierte en tu peor enemigo.

Otra dimensión clave del sentido común en la preparación del maratón es la capacidad de escuchar al cuerpo. A menudo, los corredores ignoran señales importantes de fatiga, dolor o sobrecarga, en nombre del compromiso o la disciplina. Pero hay una línea muy delgada entre la constancia y la obstinación peligrosa. El dolor persistente, la falta de energía continua o la desmotivación prolongada son alertas que deben tomarse en serio. El sentido común, en este contexto, no es sinónimo de pereza o de buscar excusas, sino de actuar con inteligencia para prevenir lesiones y asegurar la continuidad del entrenamiento. Correr con una lesión leve puede llevar a una lesión grave. Entrenar con fiebre o agotamiento puede desembocar en problemas más complejos. Saber cuándo descansar, cuándo bajar la intensidad o cuándo consultar a un especialista, es tan importante como el entrenamiento en sí.

La preparación para un maratón no solo implica correr. La alimentación y la hidratación cumplen un rol vital en el rendimiento y la recuperación. En este sentido, también es común ver decisiones poco sensatas: dietas extremas, consumo de suplementos sin supervisión, ayunos innecesarios o hidratación deficiente. El sentido común nos invita a seguir pautas simples pero efectivas: comer de forma equilibrada, mantenerse bien hidratado, evitar experimentos nutricionales cerca de la carrera y consultar a profesionales cuando sea necesario. Un corredor que se deja llevar por modas nutricionales sin considerar su impacto real puede comprometer su salud y su rendimiento. Aquí, nuevamente, la lógica nutricional debe prevalecer: el cuerpo necesita energía para entrenar y recuperarse, y esa energía debe provenir de fuentes saludables y fiables.

Muchas veces se admira el «entrenamiento duro», como si más horas y más esfuerzo fueran siempre mejores. Sin embargo, el descanso es una parte esencial del proceso de mejora. Dormir bien, tomar días de recuperación, realizar estiramientos o incluso prácticas como el yoga o la meditación, forman parte del entrenamiento inteligente. El sentido común nos recuerda que los beneficios del entrenamiento no ocurren mientras se corre, sino durante la recuperación. Sin descanso, no hay progreso, solo desgaste. Saltarse descansos por miedo a «perder forma» o por ansiedad es una decisión contraproducente. La preparación para un maratón no es una carrera en sí misma, sino un camino largo que requiere equilibrio, paciencia y perspectiva. El cuerpo se fortalece cuando tiene tiempo para asimilar el esfuerzo.

Correr un maratón también es un reto mental. Y aquí el sentido común vuelve a jugar un papel fundamental. No todos los días serán perfectos. Habrá sesiones difíciles, momentos de duda, fatiga mental. Pensar que todo el proceso será lineal o que se debe rendir al máximo todos los días es irreal. Aceptar la imperfección, adaptarse a las circunstancias (clima, trabajo, familia, etc.), y mantener una actitud flexible y positiva son claves para sostener la motivación. El sentido común ayuda a evitar comparaciones innecesarias con otros corredores o con planes ideales. Cada corredor tiene su propio camino, y lo importante es construir constancia, no perfección. Dejarse llevar por el ego, por redes sociales o por expectativas externas solo genera frustración y aleja del objetivo real.

Finalmente, el día del maratón en sí mismo es el momento donde el sentido común debe estar más presente que nunca. Después de meses de preparación, puede surgir la tentación de salir demasiado rápido, dejarse llevar por la emoción del ambiente o querer seguir a corredores con ritmos distintos. Aquí, actuar con prudencia y seguir una estrategia realista es fundamental. El maratón es largo y exige gestión de energía. Quienes no respetan su ritmo, su hidratación o sus señales internas, pueden sufrir «el muro». El sentido común ayuda a prevenirlo, recordando que la carrera no se gana en los primeros kilómetros, sino que se completa con inteligencia y moderación.

La preparación para un maratón es una experiencia transformadora, tanto en lo físico como en lo personal. Pero, lejos de depender únicamente de la fuerza de voluntad o del rendimiento deportivo, el éxito en esta aventura depende en gran medida del sentido común. Este elemento, a menudo subestimado, es el que guía las decisiones acertadas: cuándo entrenar y cuándo parar, cómo alimentarse, cómo descansar, cómo adaptarse, cómo escuchar al cuerpo, y cómo afrontar los imprevistos. El sentido común es la brújula que permite recorrer el camino del maratón con seguridad, inteligencia y disfrute. Aplicarlo con coherencia y humildad no solo mejora el rendimiento, sino que protege la salud y asegura que la experiencia sea positiva. Porque al final, más allá del reloj y del resultado, correr un maratón es una celebración del cuerpo y de la mente, y solo con sentido común se puede disfrutar de verdad.

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