Sánchez salva con los socios el pleno de la corrupción y cobra aliento en un momento crítico
La sesión se salda con casi más criticas de los aliados parlamentarios del Gobierno al PP que al presidente, pese a las advertencias de que no podrán seguir aguantando si el caso «escala»
No era previsible que los aliados del Gobierno decretaran hoy el fin de la legislatura por el caso de corrupción que ha llevado a la ... cárcel al, hasta hace un mes, secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y que mantiene a su predecesor en el cargo, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, imputado por pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación, pero en la propia Moncloa daban por hecho que la de hoy en el Congreso sería una sesión dura y difícil. Y ni siquiera llegó a tanto. El PP habla de socios «mansos y dóciles». El Ejecutivo de 'match ball' «salvado y muy bien salvado». «Quisieron vender al piel del oso antes de cazarlo y se equivocaron», se vanaglorian en el entorno del presidente.
Publicidad
No es ya que algunos, en la bancada socialista, celebraran con discreción y "con humildad" lo que entienden como una "segunda oportunidad" de las fuerzas que respaldaron la investidura después de semanas de zozobra y la moral baja. Es que el ánimo entre buena parte de los miembros del Gobierno rozaba casi la euforia tras ver cómo, ya en su última intervención, Alberto Núñez Feijóo se revolvía para sacar la munición más pesada contra Sánchez. "¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted? Si es partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución", le espetó en alusión a las saunas gays que poseía su suegro, fallecido el pasado año. "Es la viva imagen de la impotencia", ironiza un ministro.
En política el juego de las expectativas siempre resulta determinante y en este caso todos los actores, empezando por Sumar, socio de coalición del PSOE, había apuntado a un nivel de exigencia muy elevado. El mero anuncio de que sería la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien ejerciera como portavoz de su grupo, después de haber criticado la semana pasada a los socialistas por su poca conciencia de la "gravedad" de la situación, ya apuntaba a un debate tenso. Pero Díaz, que decidió mantener su intervención pese a la muerte, anoche, de su padre, empezó por cerrar filas. "Sé que es usted honrado, pero la ciudadanía progresista está angustiada", le dijo por todo aviso. Terminado el debate, el ministro de Cultura, Ernest Utasun, fue incluso optimista. "El Gobierno -diagnosticó- sale mejor de lo que entró".
En realidad, el Gobierno siempre ha contado con un as en la manga que lo condiciona todo y es que, ninguno de quienes ayudaron a investir a Sánchez –salvo quizá Podemos, que en todo caso no se atreve a formularlo abiertamente– quiere ir a elecciones en este contexto y mucho menos retratarse junto al PP y Vox en una eventual cuestión de confianza o, menos aún, una moción de censura. Y, aunque no se dieran por satisfechos con las someras explicaciones de Sánchez sobre cómo pudo permanecer ajeno a los tejemanejes de sus hombres de confianza en el PSOE o miren con cierto escepticismo las quince medidas del ‘Plan estatal de lucha contra la corrupción’ bajo arbitraje de la OCDE – sobre todo, después del ‘Plan de Acción por la Democracia’, aun pendiente de implementar –, de momento, creen que es mejor aguantar.
Publicidad
Agenda social e identitaria
Sin perder esto de vista, el jefe del Ejecutivo tuvo la cautela de incluir entre sus propuestas muchas de las ya sugeridas por los grupos en las últimas semanas – desde la Agencia de Integridad Pública independiente a las listas negras para impedir que las empresas condenadas por corrupción puedan seguir contratando con la Administración– para facilitarles el discurso. A lo más que llegaron grupos como ERC o el PNV, este último el más crítico con el presidente, fue así a advertir lo que, en realidad, llevan diciendo un mes, que si el caso «escala», es decir, si se descubre que el PSOE se ha financiado ilegalmente, ya no podrán contar con su apoyo.
Es cierto que hubo coincidencia en que si el Gobierno quiere que la legislatura dure tiene que darle contenido y cumplir los compromisos adquiridos -que en unos casos tiene que ver con la agenda social y en otros con la identitaria- pero lo verdaderamente revelador y satisfactorio para el jefe del Ejecutivo, envalentonado ya contra Feijóo en su turno de réplica, con duros ataques por los casos «más de 30 casos» de corrupción popular aún abiertos o su relación con el narco Marcial Dorado, es que fueron muchos los portavoces que dedicaron casi más parte de su turno a cargar contra el PP que al marcaje al PSOE. «Nosotros estamos cómodos. Nos reafirma en que solo hay dos opciones, Sánchez o Feijóo», replican fuentes del primer partido de la oposición, tras verse en la diana incluso de Vox.
Publicidad
De lo que ya a nadie le cabe duda es de que, quede lo que quede para unas elecciones que los socialistas insisten situar –más en público que en privado– «cuando toca», en 2027, la guerra sin cuartel entre socialistas y populares ha subido ya un nuevo escalón.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión