El líder toca la élite
Antonio Montiel dirige Podemos, antes trabajó con el PSPV, coqueteó con Compromís y su objetivo, echar al PP
Francisco Ricós
Domingo, 22 de febrero 2015, 20:31
Es el elegido por los militantes y el señalado por la cúpula de Podemos para ser la extensión de Pablo Iglesias en el territorio valenciano, aunque el perfil físico de Antonio Montiel recuerda más al del histórico Julio César, por su peinado, que al de su líder político y su coleta. Profesor asociado de Derecho Constitucional, de Ciencia Política y Administración desde hace nueve años, es socio y director de un gabinete de abogados en Valencia y, además, secretario del Ayuntamiento de Albal. Y dese anoche, secretario general de Podemos en la Comunitat.
A caballo entre los cincuenta y los sesenta años de edad, Montiel vive una segunda juventud tanto por la actividad política a la que se ha lanzado en plancha con Claro que Podemos, como por la familia, tiene dos hijos pequeños con su actual pareja y otros dos ya adultos con su primera mujer.
A principios de los 60 sus padres cambiaron el paisaje del olivar andaluz por el de la huerta valenciana. Y Antoñito se convirtió en Tonet.
Antes de ponerse a estudiar en serio empezó a trabajar. Con 17 años entró de botones en la Ford que empezaba a dar sus primeros pasos. Allí descubrió su vocación de servicio como representante sindical. Pronto dejó la factoría. Puede que ese despido en 1977 fuera un drama para Antonio. Pero como suele decirse cuando se busca consuelo, todo sucede para bien. Se centró en estudiar Derecho, trabajó para pagarse la carrera y preparó oposiciones.
Cuando Alaska y los Pegamoides arrasaban en la FM, la selección española de fútbol se estrellaba en el mundial de Naranjito, Felipe González arrasaba en las urnas prometiendo «el cambio» y 800.000 puestos de trabajo, la pantanada de Tous se llevaba por delante la Ribera mientras crecía el paro y la inflación, Montiel sacaba adelante las oposiciones a secretario de ayuntamiento. Lograba el sueño de cualquiera en aquella época de crisis: una vida resuelta y relativamente holgada.
Pero lejos de conformarse, completó su licenciatura en Derecho, estudió otra carrera, Ciencias Políticas y ganó otras oposiciones a la administración autonómica.
Montiel se situaba en la vida. En 1993 le llegó una oportunidad que ahora le han hecho estallar en la cara. Eugenio Burriel, entonces conseller de Obras Públicas del Consell de Joan Lerma, lo nombró gerente del Plan Riva para la rehabilitación del centro histórico de Valencia. Un cargo de libre designación. Coloquialmente se diría que lo colocaron a dedo.
Lleva a gala ser el primer impulsor de una iniciativa legislativa popular para proteger la huerta y hace poco se convirtió en portavoz y uno de los responsables de la redacción de otra para crear una nueva RTVV.
Desde que se situó en la administración ha estado vinculado a diferentes movimientos vecinales y de protección del medio ambiente. Fue el portavoz de la plataforma Per lHorta, que defendió los campos de cultivo de la Punta frente a la creación de la Zona de Actividades Logísticas del puerto de Valencia. Los que lo conocen no dudan en afirmar que en un tipo que se lo cree. Se fue moldeando el líder.
Su salto a la política llegó desde el departamento de Derecho Constitucional de la Universitat de València, el lugar donde nació la Fundación CEPS, el Centro de Estudios Políticos y Sociales, germen del núcleo duro e impulsor de Podemos, aunque hay quien le achaca que coqueteara con Compromís mientras levantaba la bandera del nuevo Canal 9.
Lo bien cierto es que cuando en la campaña para la secretaría general de la Comunitat ha nombrado a Compromís ha sido para infravalorar sus primarias por ser dirigidas.
El hecho de recibir la bendición de Iglesias y el respaldo físico de Errejón lo ungió como candidato a las autonómicas le ha valido las críticas de otras candidaturas que aspiran al cargo, como Som Poble, Podem. Incluso lo incluyen en «la casta» porque el PSPV de Lerma lo colocó como gerente del Plan Riva y le acusan de ocultarlo. Aunque Montiel prefiere hablar de élite en lugar de casta. Le echan en cara también que deslizara que si él fuera Monedero hubiera dimitido. Y afean que la cúpula de Podemos use una máxima del despotismo ilustrado del absolutismo europeos: todo por el pueblo pero sin el pueblo, que aplicado al universo podemita sería algo así como «todos para los círculos pero sin los círculos».
Montiel tiene claro que «los que están (el PP) no se pueden quedar» pro no se define ni de izquierdas ni de derechas («prefiero usar las dos manos», dice), aunque por su trayectoria vital más parece de lo primero.
Su jefe en Albal, donde trabaja desde hace nueve años como secretario municipal, es Ramón Marí. Diputado provincial además de alcalde. Y del PSPV: casta/élite («de pueblo y a mucha honra»). Se deshace en halagos hacia su funcionario. «Dialogante, trabajador, expone sus argumentos con claridad, aportará cordura a la política valenciana». Marí no lo duda: «Le compraría un coche de segunda mano». Ya toca la élite