El precio medio de la tierra agraria en España es de 10.248 euros la hectárea, según el Ministerio de Agricultura referidos a 2024, lo ... que representa un 2,8% más que el ejercicio anterior, resaltándose desde instancia oficial que sigue la tendencia al alza.
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Sin embargo conviene tener en cuenta que las estadísticas tienen un valor de aproximación, a menudo limitado, porque no terminan de ofrecer una panorámica completa, real y detallada de la situación, por más que en este caso se pormenorice cada año la evolución en distintos tipos de tierras de cultivo (secano, regadío, cereal, frutales, cítricos, huerta, vid, olivar...) y en cada comunidad autónoma. Recordemos aquel dicho antiguo de los dos pollos para dos personas: según la estadística salían a pollo por comensal, aunque la verdad es que uno se zampaba los dos y el otro se quedaba sin ninguno.
El estudio se basa en el análisis de un total de 70.727 transacciones de compraventas de campos o fincas, y entre 2022 y 2024 se analizaron 218.745 operaciones, lo que representa una información muy amplia para poder basar comparativas. Entre ellas, por ejemplo, las llamativas bajadas en huertas, cereal y viñedos, mientras que sube casi todo lo demás.
También cabe tener en cuenta el protagonismo en el aumento de precios derivado de la creciente demanda de suelo rústico por parte de fondos de inversión y también para usos energéticos (huertos solares, eólicos e instalaciones de almacenamiento en baterías).
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Lo que no se refleja es la caída general de la demanda para pequeñas parcelas, salvo en proximidades de núcleos urbanos para huertos de ocio. El minifundismo está quedando fuera del mercado agrario general y es donde crece sin parar el abandono. Las hectáreas de una finca grande tienen demanda y un precio, que se refleja bien porque hay transacciones. Pero ese mismo precio no representa el de otra hectárea o porción de hectárea aislada, ahí cambia radicalmente el panorama.
Casi nadie quiere comprar un campo pequeño, si no es un vecino que casualmente sea profesional y vea que así aumenta su explotación. De tal manera que los precios por hectárea que se señalan para cada cultivo dejan de servir para pequeñas superficies, que son mayoría. Y junto a esto no se está teniendo en cuenta aún a efectos estadísticos (tampoco en el plano urbanístico o de ordenación del territorio) un fenómeno preocupante que crece a marcha acelerada y generalizada: la proliferación de iniciativas de pseudourbanización irregular en zonas próximas a ciudades y con agua de riego más o menos segura, de río, acequia o pozo. Por ejemplo, en l'Horta, y en otras comarcas valencianas. Cuando quieran frenarlo habrán hecho tarde.
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