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¿Derecho a la vivienda?

La reforma constitucional más urgente no es la del aborto sino la de eliminar la garantía legal de algo que el Estado no está en condiciones de cumplir

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 17 de octubre 2025, 23:28

Es posible que el PP se haya equivocado entrando en el campo de minas que le han preparado entre Vox y el PSOE. Pero de ... aceptar el marco mental que el Gobierno nos pretende imponer, nos acabarán obligando a acudir a las clínicas a vitorear a las mujeres que se decidan a interrumpir su embarazo. El aborto no es un derecho. El concepto, en sí mismo, resulta chirriante. Otra cosa es que no quede más remedio que aceptarlo y no perseguirlo penalmente, con el fin de no regresar al pasado y fomentar los viajes al extranjero de las que no quieran tener el hijo que ya llevan en su vientre. La reforma constitucional que promueve el sanchismo no es más que una nueva maniobra de distracción y el enésimo ardid para pillar a un PP atrapado entre el populismo de Vox y el populismo socialista. Malos tiempos para ser centrista. Sí que hay una reforma inaplazable de la Carta Magna del 78. Afecta al artículo 47, el que establece «el derecho a una vivienda digna y adecuada para todos los españoles», al tiempo que obliga a los poderes públicos «a promover las condiciones necesarias para hacerlo efectivo». Porque ¿para qué mantener aquello que no se puede cumplir? En el ya comentado en esta sección 'Contra Babel', Manuel Toscano cita a John Edwards: no todo lo que es deseable constituye necesariamente un derecho. Tal vez el error fuera ése, haber elevado a la categoría de derecho lo que era una aspiración, la de que todos los ciudadanos tengan una vivienda digna. Pero lo cierto es que cuarenta y siete años después de aprobada, hoy más que en ningún otro momento está lejos de cumplirse el mandato legal. Esos «poderes públicos» a los que se refiere el artículo 47 no tienen ni idea de cómo garantizar el derecho a la vivienda. O bien se limitan a aprobar sucesivas normas restrictivas del mercado (receta típica de la izquierda), que lo único que consiguen es que la oferta de casas se reduzca aún más, o se limitan a construir unas cuantas promociones, creyendo que con esas acciones más propagandísticas que efectivas van a resolver el problemón. La realidad es que, como ha escrito Jorge Galindo en su reciente libro 'Tres millones de viviendas: Cómo pasar de la escasez a la abundancia', lo que España precisa y con urgencia es sembrar el horizonte de grúas. Construir, construir y construir. Todo lo demás son distracciones de cara a la galería. Si no lo van a hacer (que no lo van a hacer porque para eso es precisa la voluntad y un pacto de Estado entre partidos y administraciones), al menos reformen la Constitución. Pero no para blindar el aborto sino para eliminar la vivienda.

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