Deja que te lo explique, Morant
Los socialistas valencianos llevan medio siglo cayendo en la trampa del nacionalismo fusteriano, el que divide entre valencianos de primera y de segunda
O mejor aún, deja que te lo explique Manuel Toscano, profesor de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Málaga. Autor de un breve ... pero deslumbrante libro, 'Contra Babel. Ensayo sobre el valor de las lenguas', editado por Athenaica. En el que desmonta mitos e ideas preconcebidas sobre el pluralismo lingüístico como un valor en sí mismo que conviene proteger a cualquier precio. Dejo para otro día una reflexión general sobre la obra y me centro en el apartado referido a la manipulación del lenguaje por parte de los nacionalismos periféricos. Cita Toscano el uso del concepto «lengua propia» que se emplea por parte de las fuerzas separatistas y que, por desgracia, ha sido recogido en algunos estatutos de autonomía. Entre ellos, el de la Comunitat Valenciana (artículo sexto). Según el autor de la obra comentada, «si una de las lenguas oficiales es la propia, se sugiere que la otra es ajena o venida de fuera». Bingo. El valenciano/catalán, por usar el término que la ministra de Ciencia y Universidades -y líder del PSPV- asegura que debemos normalizar, sería nuestra lengua «propia», mientras el castellano, lengua cooficial por serlo en todo el Estado español, sería «ajena». ¿Y por qué? Vuelvo a Toscano, que lo explica con claridad: «Es una adscripción decididamente esencialista, pues se asigna la lengua al territorio o al pueblo en abstracto, con independencia de cuál sea la lengua real que usan los ciudadanos en sus intercambios cotidianos». Aquel axioma del mal periodismo, «que la realidad no te estropee un buen titular», se podría reformular aquí, para el nacionalismo, de la siguiente manera: «Que lo que hablen los ciudadanos de tu comunidad no te impide consumar tu proyecto de construcción nacional». En el caso valenciano, se trata de aplicar la fórmula Joan Fuster. Es decir, valencianos buenos y malos, valencianos de primera y de segunda (que vendrían a ser los 'maketos' con que Sabino Arana se refería a los emigrantes españoles, a los que culpaba de la «degeneración» del País Vasco) . Estos, los malos, los de segunda, son los que no hablan eso que la ministra llama valenciano/catalán, que serían los inmigrantes y los habitantes de comarcas castellanas que no deberían formar parte del País Valencià, territorio indiscutible de los països catalans. Toda esta aberrante y disparatada teoría tiene ya más de sesenta años. El socialismo y la izquierda valenciana compraron esta falacia y más de medio siglo después pretenden seguir aplicándola a una población que se resiste a su ingeniería social vía BOE o vía Diario Oficial de la Generalitat cuando gobiernan.
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