Estamos, es verdad, en la era de la empatía y la sonrisita floja. Pero ¿han visto los sueldos de los bomberos de la Diputación? A ... veces pienso que el chasquido de un látigo, incluso solamente el gesto de dejar ver la herramienta y amagar que está engrasada y lista, es capaz de obrar milagros. Estoy pensando, por ejemplo, en esa limpieza del nuevo cauce del Turia que comenzó el miércoles: la alcaldesa, hace un par de semanas, anunció que iba a hacerla, gustase o no a la Santa Confederación, porque para Valencia era una operación prioritaria dado que el otoño está más cerca de lo que parece. María José Catalá habló con tal firmeza, con tal convicción de lo que deber ser el trabajo de un Ayuntamiento ante un otoño a la valenciana, que hasta en lo más hondo del bunker de Blasco Ibáñez entendieron el mensaje. Los confederados, el miércoles, en À Punt, ya aparecieron como colaboradores leales de un proyecto imprescindible. Santa palabra.
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En estos tiempos de constante hazmerreír, de mensajitos y chorradas, no es fácil para un político hacer entender que un asunto va en serio. El secreto, básicamente, consiste en decir lo mismo siempre y mostrar firmeza en las convicciones y argumentos. Decir, por ejemplo, que se precisa que el nuevo cauce del Turia sea más seguro aumentando su capacidad, liberándolo de obstáculos y aumentando la altura de sus motas es algo que se entiende. Y cuando se dice eso, es muy probable que lo comprendan todos: los que andan en la Conselleria diseñando que la huerta y los jardines urbanos se usen como «esponjitas» de absorción de los Danubios de otoño, y los que quieren conjurar la migraña que les provoca su barranco a base de transferir a otros el problema.
No, no ha hecho falta llevar a un notario para que levante acta de que bajo los puentes había árboles de veinte metros. Era evidente. Como lo es, a todas luces, que Aldaia no va a resolver sus problemas con el barranco de La Saleta gastando pólvora en salvas. Desde mi experiencia, y tras haber escrito que la inundación de octubre de 2024 no debería cohibir ninguna fiesta tradicional valenciana, creo que se puede anotar que Aldaia y su ayuntamiento han cometido un grave error de imagen al quemar 1.300 kilos de pólvora. Una cosa son las fiestas y otra los excesos de nuevo rico.
¿Es un problema grave ese barranco de la Saleta que en octubre se empeñó en hacer pasar un caudal como el del Ebro bajo un puente de seis metros? ¿Inquieta en la población que el barranco muera en el pueblo sin desembocar en parte alguna? Hablemos. Hablemos todos y tomemos soluciones razonables para todos. Después de tanto ruido, empecemos a meditar sobre el urbanismo que hemos hecho en los últimos cuarenta años y qué soluciones se han dejado de tomar a su debido tiempo. Y leamos. Por ejemplo, el «Estudio de inundabilidad del sector PP4. Anejo 04. Inundaciones históricas», del plan general de ordenación de Aldaia. Está todo tan bien descrito... desde 1776.
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