Luces, piezas... y acción: el primer sábado fallero resiste a la amenaza de lluvia

El sábado previo a las fallas siempre es uno de esos marcados en rojo en cualquier calendario fallero. El amenazante tono grisáceo del cielo no fue suficiente para evitar que las expectativas se cumpliesen un año más. Desde primera hora de la mañana, el ambiente y las ganas de fiesta eran más que perceptibles.

La llegada de las primeras piezas de fallas de Especial, como fue el caso de L'Antiga, que empezó a depositar en el cruce de la calle Monasteri de Poblet con Aparicio Albiñana el esqueleto de lo que será su falla, invitaba a salir a la calle para disfrutar de la fiesta. De cara al mediodía, cuando Nuria Martí ya había hecho vibrar a la plaza del Ayuntamiento, el olor a paella hacía rugir el estómago de todos aquellos que participaban en alguno de los muchos concursos gastronómicos que las distintas comisiones habían programado.

Antes si quiera de abrir el apetito, a la fallera mayor de Valencia y a su corte de honor les tocaba cumplir con la agenda. Este sábado los actos de la festividad del patrón de los bomberos marcaban la jornada por la mañana. La tarde para Berta y Lucía pasaba por Mestalla, donde se encargaron de hacer el saque de honor, y por la Entrada de Moros y Cristianos de Els Alforins, en la zona de Patraix.

A pocos kilómetros de allí, a medida que el sol iba dejando paso a la noche, el barrio de Ruzafa se convertía en un continuo ir y venir de gente. El espectáculo luminoso de la falla Cuba-Puerto Rico, que volvió a ganar por séptimo año consecutivo el primer premio, era uno de los momentos más esperados de la jornada. En la fachada de la Estación del Norte, otro espectáculo visual, el proyectado por el Roig Arena, sorprendía cada media hora a los valencianos que disfrutaban en la calle del sábado previo a la gran semana. Y todo ello antes de que la noche, repleta de discomóviles y verbenas, arrancase.