El proyecto valenciano contra el cáncer premiado por la ONU
Celeste Arilla y Alejandro Vilar, estudiantes de cuarto Grado de Física, desarrollan un enfoque pionero para hacer frente a esta enfermedad
Celeste Arilla Timofte y Alejandro Vilar Alfonso son estudiantes de cuarto curso del Grado de Física. La primera es de Moraira y su compañero de Castellón de la Plana y ambos han sido galardonados en la IV edición de los Premios STEAM de la Universidad Europea de Valencia por su proyecto «Mutación genética y Markov» Premio ONU que destaca por su enfoque innovador en radioterapia adaptativa, combinando análisis genético y modelos matemáticos para personalizar el tratamiento oncológico.
En España, 60.000 personas fallecen anualmente por causas relacionadas con el cáncer, y 30.000 de ellas directamente por proliferación celular descontrolada, en este contexto, y gracias al impulso de un profesor de ambos, Héctor Gisbert, decidieron poner en marcha un novedoso programa. «La idea era como encontrar un archivo donde existiesen un montón de datos de este tipo y ver qué conclusiones podíamos sacar para ver cuáles eran las mutaciones que podían predominar en el tiempo durante un tratamiento de cáncer», explican.
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Comentan que el aprendizaje automático y el análisis de datos genéticos que existen en las bases de datos pueden utilizarse para identificar patrones de mutaciones en personas con cáncer escamosos «como de tejido pulmonar o colorrectal». «Básicamente sería desarrollar algún tipo de software en el que se ingresan los datos del paciente y el software directamente pueda relacionar cuáles son las mutaciones genéticas», añaden. Estos estudios se han hecho en pacientes que están recibiendo tratamiento.
Algunas de las conclusiones más curiosas del estudio está relacionado con los tiempos de aplicación de los tratamientos. «Nosotros nos dimos cuenta que por ejemplo existen festividades locales. donde los pacientes no reciben dosis y es perjudicial. Hemos demostrado que es más eficiente una dosis progresiva antes que una dosis grande en grandes cantidades en un tiempo prolongado», añaden.
También desgranan algunos de los retos a los que tuvieron que hacer frente en el estudio y que se extienden a la práctica actual. «Lo más complicado de todo fue encontrar un buen dataset donde estuvieran todos los datos de los genes para poder estudiarlos y extraer conclusiones adecuadas», reconocen.
¿Y ahora qué?, Celeste y Alejandro esperan encontrar esa «financiación» que les permita seguir desarrollando el proyecto y, por qué no, llegarlo a implementarlo para aportar soluciones a uno de los tipos de cánceres que más personas padecen en nuestro país.
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