Bruselas retrasa un año sus exigencias burocráticas digitales
La obligación de registro informático para los tratamientos contra plagas se posterga al 1 de enero de 2027 y se mantiene en papel
La Comisión Europea ha retrasado un año la obligación de registrar digitalmente los tratamientos fitosanitarios en explotaciones agrícolas, que iba a entrar en vigor el próximo 1 de enero. De momento se posterga al 1 de enero de 2027. Sigue en plena vigencia la obligación de registro en formato papel, como el resto de tareas de cultivo a reseñar en el Cuaderno de Campo.
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A tres meses y medio del cambio, para comenzar a aplicarse el registro electrónico de aplicaciones fitosanitarias, la decisión de echar el freno, momentáneamente, obedece sin duda a la fuerte presión por parte de las organizaciones agrarias y varios Estados miembros de la UE, que vienen advirtiendo de la inoportunidad de la medida, por la falta de la formación necesaria y de medios técnicos apropiados en el campo, e incluso por la deficiente cobertura de internet en innumerables zonas rurales.
El Ejecutivo comunitario ha acabado reconociendo que existen «dificultades prácticas significativas» para llevar a buen puerto lo que se pretendía e incluso que no hay en estos momentos garantías suficientes para facilitar una «transición justa y realista» hacia la digitalización del campo europeo, que, no obstante, sigue siendo la meta fervorosa que se pretende alcanzar a toda costa, ahora o después.
Por todo ello se decide retrasar un año la cuestión, lo que lleva a reflexionar inevitablemente qué circunstancias de las que ahora se ven deficientes habrán podido cambiar en tan poco tiempo, para que dentro de doce meses ya sea posible lo que ahora se pospone.
Es evidente que no bastará un año para que florezca una digitalización total donde ahora mismo no es posible, porque, para empezar, no se puede obligar a nadie a que utilice herramientas que no conoce, no domina, o no le gustaan o simplemente no quiere. Se le podrá obligar a que cumpla determinados trámites o requisitos, por sí mismo o a través de terceros, pero antes tendrá que contarse con técnicos de la Administración y profesionales adiestrados para atender esta necesidad, y la realidad es que no hay gestores dispuestos y preparados para ello. Esa es la gran cuestión de fondo. No que un agricultor tenga tal edad u otra, que domine la informática o sea reacio, sino que tenga cerca a un experto que se lo resuelva, como el médico, el mecánico, el fontanero, el que le hace la declaración de renta...
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Y en la misma línea, el Cuaderno de Campo, cuya digitalización también se retrasó en España varias veces, sin que se vislumbren cambios en el horizonte .
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