El boom de las residencias de estudiantes en Valencia: cinco en marcha y una demanda al alza
La ciudad debe aumentar más de un 850% su oferta actual de camas para alcanzar las 41.000 que pide el mercado
La afirmación de que Valencia está de moda para turistas y extranjeros es algo que cualquier residente habrá podido comprobar en mayor o menor medida en su cotidianidad –como ya vino a recalcar la revista Forbes el pasado año al asegurar que es la mejor ciudad del mundo para vivir, algo que ya sabíamos los autóctonos–. Ese interés, como suele ocurrir, ha tenido su reflejo en el campo de las inversiones, siempre atentas a las nuevas oportunidades de negocio. Es lo que ha sucedido con el campo inmobiliario especializado en residencias de estudiantes.
Esta misma semana se han conocido dos noticias que lo confirman: una promotora ha comprado más de 8.000 metros cuadrados en Benicalap para construir una residencia de 271 habitaciones y un fondo canadiense ha adquirido los centros de Livensa, ubicados en Cabanyal y Viveros, por 1.200 millones de euros. Pero, además de ello, el Ayuntamiento de Valencia ha tramitado desde junio de 2023 licencias para más de 1.600 plazas, que corresponden a cuatro proyectos en la ciudad.
Uno de estos cuatro proyectos es un edificio de 95 plazas en la calle Juan Verdeguer número 8, junto al centro de innovación social y urbana de Las Naves. Una de las residencias más grandes se proyecta en la calle Maderas, donde se prevé la construcción de un complejo de 478 habitaciones y con 620 plazas de alojamiento. A esto hay que añadir otros expedientes que supondrán «más de 500 nuevas plazas de alojamiento», según informa el Ayuntamiento. Estos últimos proyectos se ubican en Tarongers y en la calle Ingeniero Fausto Elio, donde el fondo de inversión estadounidense Hines ha comprado a Atitlan un complejo 'flexliving' con 650 camas que se levantará dentro de los terrenos del PAI.
La idea de alojarse en uno de estos complejos siempre se ha asociado a usuarios de mayor poder adquisitivo, ya que este tipo de instalaciones suelen ofrecer servicios como restaurante, zonas de 'coworking', lavandería e incluso piscina y gimnasio, por lo que su precio ha estado habitualmente por encima de lo que costaba compartir un piso. Sin embargo, el encarecimiento de los alquileres se ha disparado de tal manera en los últimos años que cada vez más estudiantes han optado por alojarse en una residencia o colegio mayor, donde los precios van desde los 400 a los 900 euros al mes.
«Están surgiendo más residencia para captar a todos los estudiantes que vienen del extranjero con más posibilidades, además de que los precios de los pisos están tomando un cariz tan alto que ya casi sale más a cuenta estar en una residencia con todos los servicios que tiene, además de ofrecer espacios para la vida social», explica el director de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la UPV, Fernando Cos-Gayón.
Basta con hacer algunas llamadas a alguna de las residencias ubicadas en la capital del Turia para comprobar la elevada demanda. Pese a quedar todavía todo el verano por delante, algunas de estas instalaciones ya cuelgan el cartel de completo. Es el caso de la residencia AMRO, operativa en la calle Palleter desde 2023, que ya tiene sus 162 plazas reservadas para el próximo curso. Otro ejemplo es el de la residencia para mujeres María Inmaculada, ubicada en la calle del Trinquet de Cavallers, con casi 100 plazas. «El 65% de las plazas se renuevan y el resto ya están reservadas. Está todo completo», explican desde el complejo, que además tiene una lista de espera de entre 40 y 50 personas.
Ese cartel de «todo reservado», junto al incremento de la población y el hecho de Valencia sea la principal ciudad Erasmus en Europa, forman un cóctel perfecto para los inversores, que ponen sus ojos en un mercado al que le ven mucho potencial. Según indica Alejandro Bermúdez, CEO de ATLAS Real Estate, la demanda total de camas para universitarios, estudiantes de máster y de Erasmus en España alcanzó las 655.174 en 2024, mientras que en Valencia se sitúa en 41.000, una cifra ocho veces superior a la oferta actual.
«En concreto, Valencia es la tercera ciudad en demanda de camas con 41.000, pero está muy lejos de tener esa oferta de camas. De hecho, es la sexta ciudad de España en el ranking de camas disponibles para esta población», señaló en la presentación del informe de la compañía inmobiliaria sobre el estado actual y las perspectivas del mercado de residencias para estudiantes en España durante una jornada organizada por la gestora de alojamientos Moontels, del Grupo Valgime.
En concreto, la capital del Turia tiene actualmente 4.800 plazas, por lo que para satisfacer esa demanda de 41.531 debería crecer la oferta más de un 850%, según se deduce del análisis realizado por ATLAS Real Estate. Según este documento, en la Comunitat Valenciana hay un total de 152.450 estudiantes, de los que 71.726, el 47%, se concentran en la capital. Por contra, la oferta de Valencia se queda actualmente por detrás de Sevilla, Granada y Salamanca –aparte de Madrid y Barcelona, que juegan en otra liga con la que no se puede comparar la ciudad valenciana–. Otro dato que alienta las inversiones en este segmento inmobiliario es que Valencia se encuentra actualmente al 90-95% de ocupación, según indica el estudio.
La rentabilidad es otro gran factor detrás de este boom inmobiliario. Según un informe sobre perspectivas inmobiliarias elaboradas por Singular Bank, Valencia se posiciona como un mercado atractivo al ostentar un 5% de rentabilidad frente al 4,5% que presentan otras plazas como Madrid y Barcelona. «Los inversores inmobiliarios ponen sus ojos en este segmento de mercado que ofrece más rentabilidad que el mercado residencial convencional y con un margen de crecimiento potente ante la ingente demanda. El hecho de que se pueda construir en suelo terciario, sumado al incremento de la población estudiantil y nómadas digitales, hace este formato especialmente atractivo para los inversores», explica Roberto Scholtes, jefe de Estrategia de Singular Bank.
De hecho, Singular Bank resalta en su estudio que el formato «living» (residencial) atrae mayor interés inversor en toda Europa y «continúa en un complicado auge en España» por los problemas de accesibilidad a la vivienda, en especial en el alquiler en las grandes ciudades, «y por unas regulaciones cada vez más estrictas», según indica. En definitiva, el abaratamiento de la financiación, el encarecimiento de la vivienda y el descenso de las rentabilidades en los activos comerciales auguran que los segmentos alternativos, como el de las residencias de estudiantes, «seguirán creciendo y que consolide su presencia en las carteras de los grandes inversores».
Así lo ve también el director de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la UPV. «Valencia es la principal ciudad europea en estudiantes Erasmus y no para de crecer. Las viviendas que históricamente se han alquilado a estudiantes en el distrito Algirós y Benimaclet se están manteniendo, pero además en estas zonas también vemos cada vez más familias que por desgracia se ven obligadas a compartir piso», señala en alusión a la grave crisis de emergencia habitacional que sufre la ciudad.
«Luego tenemos Erasmus y alumnos de másteres de otros países que se están yendo más a Ruzafa, a El Carmen, Cabanyal...Todo depende del nivel económico con el que vengan. Hay gente que viene a estudiar un máster pero ya traen una titulación y son arquitectos e ingenieros que vienen de Hispanoamérica sobre todo. En estos casos pueden permitirse vivir en un barrio como Ruzafa, Carmen o el Cabanyal», agrega Cos-Gayón, quien indica que los estudiantes con un presupuesto menor o con estancias más largas suelen optar por Benicalap e incluso Campanar.
De 938 euros por piso a más de 1.600 de renta al mes en seis años
Alquilar un piso costaba de media 938 euros en 2019, según los datos de la Cátedra Observatorio de Vivienda de la UPV. Si hoy saliera al mercado un inmueble con este precio, probablemente no duraría ni media hora. Y es que ese mismo piso ahora puede costar más de 1.600 euros, tal y como constata la institución valenciana.
El incremento del 71% en apenas seis años evidencia la fuerte tensión del mercado del alquiler en la ciudad de Valencia. La subida ha sido progresiva, pero se ha intensificado en los últimos trimestres, coincidiendo con la recuperación económica tras la pandemia, la alta demanda de vivienda urbana y la falta de una oferta suficiente a precios accesibles.
El último informe de la Cátedra, que analiza los datos oficiales de contratos de arrendamiento registrados, sitúa el precio medio por metro cuadrado en 12,4 euros el metro cuadrado, frente a los 7,3 que se pagaban en 2019. La subida ha sido generalizada en todos los barrios, aunque con ritmos desiguales.
Los distritos más céntricos, como l'Eixample o Ciutat Vella, encabezan el ranking con rentas que superan habitualmente los 2.000 euros mensuales. Pero el encarecimiento también ha alcanzado zonas tradicionalmente más asequibles, como Jesús, Rascanya o Benicalap, donde el precio medio supera ya los 1.200 euros, según el mismo estudio.
Desde la Cátedra advierten de que este crecimiento sostenido en el precio del alquiler está dificultando seriamente el acceso a la vivienda, especialmente entre jóvenes, familias monomarentales y trabajadores con rentas medias o bajas. La proporción de ingresos que se destina al pago del alquiler no deja de aumentar, alejándose de las recomendaciones internacionales que lo sitúan en un máximo del 30%.
Liberar 360 pisos
Según el Ayyuntamiento de Valencia, la concesión de licencias para más 1.100 plazas de residencias de estudiantes libera aproximadamente 360 pisos que actualmente están en régimen de alquiler ocupadas por los estudiantes en diferentes barrios de la ciudad.
Según el cálculo realizado desde el Servicio municipal de Licencias, la ocupación media de los pisos de estudiantes es de tres personas, de ahí que se deduzca que equivaldrá a liberar 360 viviendas.
Según afirma Juan Giner, concejal de urbanismo y administración de María José Catal, «el refuerzo del servicio municipal de licencias para agilizar al máximo posible las tramitaciones está dando sus frutos». Prueba de ello, según Giner, es que «no sólo» se desbloquean suelos que estaban desde hace años paralizados, como los de los PAis de Benimaclet y el Grao, que darán lugar a la construcción de miles de viviendas –muchas de ellas VPP–, «sino que además impulsan» la construcción de alternativas como las residencias para estudiantes.
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