El campo y la alimentación se rebelan contra un acuerdo comercial que el Gobierno respalda «sin ningún entusiasmo»

Los sectores del aceite de oliva y del vino son los más afectados, ya que España exporta 1.300 millones de euros al año solo en estos dos productos, una tercera parte de todas las ventas del sector agroalimentario. El sector vinícola calcula que este gravamen del 15% supondrá una contracción de las ventas de hasta el 10%, cuando EE UU es el primer destino de los vinos envasados españoles. El sector del aceite también mostró este lunes su preocupación, al considerar que supondrá una «distorsión del mercado internacional» en favor de competidores no europeos. Desde Asoliva recuerdan que de las 430.000 toneladas de aceite de oliva que se consumen al año en EE UU, 300.000 son de origen español. «La imposición de estos aranceles a los aceites españoles hará subir los precios en los lineales que deberán ser asumidos por el consumidor americano», lamentan.

La sensación del presidente del Gobierno tras el acuerdo es agridulce. Pedro Sánchez admitió que respalda el acuerdo comercial firmado por la UE, pero que lo hace «sin ningún entusiasmo». «Valoro el esfuerzo de la Comisión Europea y respaldo este acuerdo comercial, pero lo hago sin ningún entusiasmo», aseguró el presidente este lunes en una comparecencia desde La Moncloa. Y desde el Gobierno también reaccionó a primera hora el ministro de Transportes, Óscar Puente, que en una entrevista en TVE reconoció que lo bueno del acuerdo es «no tener que estar al albur de que cada día se diga un arancel distinto, hoy 50% y mañana 60%», lo que en su opinión significa conseguir «un horizonte de estabilidad».

Puente reiteró que el Ejecutivo «protegerá a las empresas» que salgan afectadas por la subida de los aranceles. Porque aunque el horizonte era pesimista -con posibles tarifas del 30% si la UE no cedía ante Trump-, la imposición de un 15% supone multiplicar por cinco la tasa del 2,8% que pagaban en promedio las exportaciones españolas que entraban en Estados Unidos antes de la llegada de Trump, según datos de la Cámara de Comercio.

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, valoró en un foro organizado por El Norte de Castilla que los aranceles del 15% tendrán un impacto «moderado» en España por el bajo volumen de exportaciones (18.200 millones de euros al año, el 4,7% del total de las ventas al exterior), aunque teme que las cláusulas que acompañan al acuerdo -y que aún no se han detallado- sean negativas. Además, en un documento publicado este lunes por el organismo, se concreta que España sufrirá un impacto menor que el conjunto de la eurozona porque el peso del comercio representa el 4,4% del PIB nacional, menos de la mitad del 10,1% que alcanza de media en la eurozona.

Pero los cálculos de la Cámara de Comercio apuntan a un impacto de 2.375 millones sobre las ventas de las empresas españolas debido a una caída prevista de entre el 7,2% y el 13,1% de las exportaciones. El impacto será diferente por sectores, tanto por la exposición de sus ventas al mercado americano como por el arancel, ya que no será el mismo para todos. Aunque los automóviles se han salvado de ser excepción como hasta ahora y se incluyen en el 15%, el acero y el aluminio seguirán gravándose al 50% al menos por ahora.

Además, los sectores que más venden a EE UU es el de los bienes de equipo (maquinaria pesada, tractores, turbinas, robots industriales...), semimanufacturas y el agroalimentario (sobre todo por el aceite de oliva y el vino). Desde el Club de Exportadores consideran que el acuerdo es «positivo» porque aunque supondrá un sobrecoste para las exportaciones, «evita un escenario mucho más perjudicial vinculado a la amenaza de un arancel del 30%». Antonio Bonet, presidente de la patronal, recuerda que las exportaciones a EE UU representan casi el 5% del total y el 1,13% del PIB nacional.

Los sindicatos criticaron el acuerdo por no ser recíproco y no trae ningún beneficio para la UE. Desde CC OO rechazaron el pacto por «humillante y empobrecedor» y aseguraron que se ha perdido una oportunidad para una Europa «más fuerte y cohesionada».

Pese a las críticas, la UE defiende el acuerdo y el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, asume que el gravamen pactado es «aceptable», genera «una estabilidad renovada» en las relaciones y, sobre todo, evita una guerra comercial con Washington de «graves consecuencias».