El fondo estadounidense Apollo adquiere la mayoría accionarial del Atlético
Gil Marín y Enrique Cerezo seguirán por ahora como consejero delegado y presidente de un club valorado en casi 2.500 millones
Movimiento histórico y clave para el futuro del Atlético de Madrid, habrá que ver si en clave positiva o negativa, tras el anuncio del acuerdo ... con Apollo Sports Capital (ASC) para que la compañía global de inversión estadounidense se convierta en accionista mayoritaria del club. En la práctica, esta operación significa la venta del club, aunque Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo seguirán al frente como consejero delegado y presidente, respectivamente, liderando este proceso de transición.
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Según el Atlético, ambos dirigentes «garantizarán la continuidad y visión del proyecto y su liderazgo». El comunicado añade que «la inversión de ASC refrozará la posición del Atlético en la élite del fútbol y apoyará la ambición de ofrecer éxitos a largo plazo a los millones de aficionados en todo el mundo». Y asegura que «como inversores a largo plazo, Apollo y los actuales accionistas colaborarán con la dirección del Atlético para reforzar la solidez financiera del club, su competitividad deportiva y su contribución a la comunidad».
No se han facilitado las cifras económicas de la operación, pero algunas fuentes aseguran que el gigante estadounidense, fundado en 1990 por el controvertido Leon Black, el multimillonario que fue acusado de violación ligado a Jeffrey Epstein y con cerca de mil millones de dólares bajo gestión, se hace con cerca de dos tercios del capital del Atlético.
Hasta hoy, el club estaba controlado en un 70% por la sociedad Atlético Holdco S.L., a su vez participada en algo más del 50% por Holding de Inversiones Atléticas, cuyo 100% pertenece a Gil Marín); Video Mercury Film posee el 15% y cuya cadena de control conduce a Enrique Cerezo; el resto está en manos de Quantum Pacific Management, otro fondo de inversión, en este caso en manos del millonario israelí Idan Ofer. Según aseguran estas fuentes, la tasación de la participación mayoritaria de Gil Marín se sitúa entre los 600 y 700 millones, lo que fijaría la valoración de la compañía en el entorno de los casi 2.500 millones de euros.
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Con esta inversión, Apollo avanza en la profesionalización absoluta de un club que ha hado pasos firmes en esa dirección en los últimos años. En enero de 2024 fichó a Óscar Mayo para disparar los ingresos de patrocinio y anunció en cuestión de meses acuerdos con Red Bull, Riyadh Air o el Rwanda Development Board, sponsors bastante codiciados en el fútbol continental. Hace unos días, el Atlético se convertía en colaborador del Gran Premio de España de Fórmula 1 que se celebrará en Madrid entre el 11 y el 13 de septiembre de 2026, con el estadio Metropolitano como corazón del 'hospitality' y del concierto de la semana. En el terreno más deportivo, la reciente incorporación de Mateu Alemany garantiza la presencia de un profesional de primer nivel, respetado en todo el sector, con gestiones bien valoradas, y en ocasiones con pocos recursos, en en equipos como el Barcelona, Valencia o Mallorca.
Inquietud entre los aficionados
Como todo grupo inversor, Apollo confía en obtener un importante retorno económico basado en el crecimiento institucional y en los ingresos recurrentes alejados de los vaivenes futbolísticos y de si la pelotita entra. Y como también ocurre, los actuales gestores del Atlético han decidido vender el club sin tener en cuenta la opinión de sus aficionados, ni la idiosincrasia social de la entidad colchonera. «Los aficionados esperamos esperanzados una importante inyección económica que redunde no solo en beneficio de los accionistas y del negocio, sino en beneficio de todo lo relativo al área social del club», subraya al respecto Eduardo Fernández, presidente de la Unión Internacional de Peñas del Atlético.
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Punto clave para el negocio es la Ciudad del Deporte que ya está en marcha y que Apollo quiere explotar. El proyecto implica una inversión por parte del club de 350 millones en más de 265.000 metros cuadrados destinados al ocio y el deporte. Incluye cinco áreas bien diferenciadas, unas para uso del propio club de fútbol, entre ellas un centro de alto rendimiento y una academia, y otras zonas de gestión municipal y que se entregarán al distrito. En el madrileño barrio de San Blas, al noreste de la capital y a tiro de piedra del aeropuerto de Barajas, se prevén construir centros comerciales, hoteles, una playa de olas para la práctica del surf y un gran pabellón junto al Metropolitano para la celebración de conciertos todo el año.
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