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Otra joya ha ingresado en los fondos del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí. Son cuatro piezas de gran valor, cuatro albarelos de cerámica de Manises del siglo XV. Y si esto no bastara para discernir la estimación que merecen los tarros de cerámica dorada, hay que saber que uno de ellos coincide con el modelo de hojas de hiedra que aparece pintado por Van der Goes en la Anunciación del portinario que se conserva en la Galería Uffizi de Florencia; es la tabla central del tríptico, la que recoge la escena de la Anunciación.
La cerámica de Manises, en la mejor pintura del arte flamenco. Si todavía alguien se planteaba la trascendencia del trabajo valenciano, sepa que dispone de un documento pictórico que no deja espacio a la duda. La adquisición del Ministerio de Cultura, titular de las salas de la calle Poeta Querol, la ha confirmado a LAS PROVINCIAS el director del Museo de Cerámica, Jaume Coll, quien recalca el valor del albarelo de hoja de hiedra cuando insiste en que «en España puede haber unas seis piezas y en todo el mundo unas veinte». Son cuatro ejemplos de una «obra cumbre de la cerámica dorada de Manises».
Los albarelos, procedentes de una colección privada en cuyas manos se han conservado durante muchos años, «se encuentran en muy buen estado». Además, el hecho de que la pintura renacentista de Hugo van der Gooes recoja el modelo de las hojas de hiedra demuestra el valor que se le concedía al trabajo que salía de los hornos de Manises.
Coll hace hincapié en esta circunstancia que acompaña a la obra manisera en el siglo XV cuando advierte de la relación de la pintura que recoge el modelo con el universo social más distinguido del momento. Reyes y papas eran los grandes mecenas del arte. Y el hecho de que el albarelo de hoja de hiedra esté presente en la pintura relaciona a la cerámica de reflejo dorado con los mismos, con quienes apostaban por lo mejor.
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La técnica del reflejo dorado empezó a salir de los talleres de Manises en el siglo XIV. Recuerda el director del museo que tuvo amplia aceptación. Como prueba cita a Francesc Eiximenis, quien en la segunda mitad del siglo XIV incluyó entre las grandes riquezas de Valencia «sobre todo» la belleza «de la obra de Manises, dorada y pintada de forma magistral que ya ha enamorado a todo el mundo, de modo que el papa, los cardenales, y los príncipes del mundo por su especial gracia la solicitan y se maravillan de que de tierra pueda hacerse obra tan excelente y noble».
La fecha en la que ya Eiximenis habla de la cerámica de reflejo dorado y la de la gran pintura que la recoge en una obra de Van der Goes, datada en la segunda mitad del siglo XV, refuerza la prueba del prestigio que fueron alcanzando las piezas cerámicas que acaban de ingresar en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí.
La colección del museo crece y lo hace a pesar de las limitaciones de espacio con las que tiene que bregar a diario. Desde hace más de veinte años espera una ampliación que le permita mostrar mucho más de lo que muestra porque es mucho lo que guarda en sus almacenes, más de lo que se puede ver. Conserva 31.708 piezas, de las que sólo se exponen 1.451. A éstas, pronto habrá que sumar otras cuatro. Los albarelos estarán a la vista del público en brillantes vitrinas de sala. Lo merecen.
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