Un artista británico «crucifica» a Trump en Basilea
La escultura «Santo o pecador» es obra del artista británico Mason Storm
Beatriz Juez
Berlín
Martes, 4 de noviembre 2025, 19:31
Una escultura del presidente de los Estados Unidos Donald Trump crucificado, obra del artista británico Mason Storm, está creando controversia en el centro de Basilea, la capital cultural de Suiza, y dando mucho que hablar fuera.
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La obra representa con gran realismo a Donald Trump. El presidente está despeinado y vestido con un uniforme naranja de preso y con sandalias Crocs naranjas.
Trump aparece tumbado en una camilla en forma de cruz blanca, con los brazos, las piernas y el cuerpo atados con correas para inmovilizarlo. La camilla recuerda a las utilizadas en las ejecuciones judiciales en Estados Unidos.
El inquilino de la Casa Blanca aparece retratado con la cabeza inclinada hacia un lado y los ojos cerrados como si estuviera muerto tras haber recibido una inyección letal o como si le hubieran crucificado como a Jesucristo.
La escultura, que se titula «Saint or Sinner» (Santo o pecador), representa, con iconografía cristiana, a Trump como un santo moderno o un criminal condenado, oscilando entre la veneración y la condenación, según cada uno interprete.
¿Es Trump un santo o un pecador? ¿Puede ser las dos cosas al mismo tiempo? El espectador se convierte en juez y jurado de un hipotético juicio al presidente. De momento, Trump no ha reaccionado a la controvertida escultura.
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El artista, que desde 2010 va enmascarado para ocultar su identidad y crear misterio en torno a su figura, no da una respuesta al dilema que plantea y deja al espectador decidir si condena o santifica a Trump.
Mason Storm, nacido en 1981 en Londres, nunca asistió a una escuela de arte tradicional. Antes de dedicarse al arte, fue abogado y proveedor de servicios de seguridad, con especialización en espionaje y terrorismo, según su galerista.
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Storm comenzó a llevar máscara cuando anunció en 2010 que revelaría el rostro del artista Banksy en un óleo. Esta campaña no fue más que una gran estrategia de marketing y funcionó.
En un principio, estaba previsto que la escultura «Santo o pecador» se exhibiera en la estación de tren SBB de Basilea en septiembre, pero se suspendió por motivos de seguridad.
La galería suiza desveló finalmente la escultura el pasado 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, en pasaje comercial de la llamada Basler Kunstmeile, la Milla del Arte de Basilea. Ese día los católicos homenajean a todos los santos, conocidos y anónimos, y muchas familias acuden a los cementerios para visitar las tumbas de sus seres queridos. La controvertida escultura estará expuesta en Basilea durante dos semanas.
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El galerista suizo ha colgado la obra de Trump de forma deliberada en diagonal. «Si estuviera horizontal, recordaría demasiado a una condena o ejecución, y si estuviera vertical, demasiado a la crucifixión. Para no influir en la opinión pública, nos decidimos por esta posición neutral de 45 grados», explicó Konrad Breznik, copropietario la galería Gleis 4, a la cadena de televisión suiza SRF.
¿Es blasfemia o arte? ¿Se trata de una simple provocación como estrategia publicitaria o hay algo más profundo detrás de esta obra? ¿Es de mal gusto o una idea genial? El debate está abierto.
«La obra de Mason se considera controvertida y provocadora, pero él nunca quiere provocar por provocar: siempre hay una razón detrás de cada obra», explica el galerista en su página web.
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La galería suiza considera que esta obra de Storm es «un punto de partida ideal para una conversación sobre el arte, la política y la cuestión de cómo interpretamos las imágenes hoy en día».
«Storm combina el lenguaje visual de la pintura iconográfica tradicional con la franqueza de la cultura pop contemporánea. El resultado es una obra que plantea preguntas sobre la moralidad, la religión, el poder y la doble moral social en igual medida», explica la Galería Gleis 4 en un podcast.
La escultura, que ya ha sido vendida a un comprador anónimo, está protegida contra robos y vandalismo. Según la galería, está equipada con un chip GPS integrado y sensores.
Trump está a favor de la pena de muerte. El presidente reanudó la ejecución de presos del corredor de la muerte por delitos federales después de una moratoria de 17 años. Trece personas fueron ejecutadas a nivel federal durante su primer mandato.
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En 1989, Trump compró un anuncio de página completa en el diario The New York Times pidiendo la pena de muerte para los «Cinco de Central Park». Estos cinco jóvenes, cuatro menores negros y un latino, fueron injustamente condenados por violar y casi matar a una joven blanca que corría por el parque de Nueva York. Años después, se demostró que eran inocentes y fueron exonerados de ese crimen.
En Estados Unidos la pena de muerte es legal en 27 de los 50 Estados y a nivel federal en los sistemas legales civiles y militares, mientras que está abolida en otros 23 Estados, según datos de la organización sin ánimo de lucro Death Penalty Information Center (DPI).
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El presidente firmó el pasado septiembre un memorándum para permitir que la pena capital vuelva a aplicarse en Washington DC, la capital, en casos de asesinatos. El Distrito de Columbia, que tiene un estado legal único y no es considerado un estado, abolió la pena de muerte en 1981.
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