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El grupo de personalidades de la sociedad valenciana, retratado en las instalaciones del Nou Racó. Iván Arlandis

Las 30 voces que son un clamor

Una representación a escala de la sociedad valencia se reúne por iniciativa de LAS PROVINCIAS al pie de la laguna en defensa de la mejora de su protección

Jorge Alacid

Valencia

Sábado, 14 de junio 2025

Paco Borao acaba de aterrizar en Valencia, procedente de Katmandú, el lejano país adonde le ha llevado su responsabilidad como alma máter de la fiebre valenciana por el atletismo popular. Y mientras comparte un cafelito con el resto de personalidades de la Comunitat convocados por esta casa a orillas de la laguna, en las instalaciones del restaurante Nou Racó, exclama: «¡¡¡Enhorabuena a LAS PROVINCIAS!!! Es una inicitiva excelente». El resto de asistentes que van llegando al pie de la laguna asienten sus palabras.

Todos alaban la idea de reunir a una escogida representación de la sociedad valenciana para formar con sus voces un mensaje común en defensa del parque, amenazado históricamente por mil contigencias, muy dañado ahora como consecuencia de la dana y en medio de un proceso para ser declarado Reserva de la Biosfera que reclama, en efecto, un consenso superior al actual entre la opinión pública y sus representantes. Lo que sigue es el resumen de una mañana de junio charlando a orillas de la Albufera con cocineros, deportistas, arquitectos... Con quienes expresan a continuación su parecer en favor del parque: la necesidad de protegerlo en esta hora crítica, que merecerá un concienzudo debate en el simposio que nuestro diario organiza los días 18 y 19 en el Oceanogràfic.

Una mirada sobre el territorio

Los riesgos de un ecosistema frágil y de la masificación

«Valencia sin la Albufera no sería Valencia», arrancaba Juan Valero de Palma, presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España, y al mismo tiempo recordaba cómo gracias a los regantes el lago es de agua dulce y, por tanto, se puede cultivar. Pero los productores de arroz, la principal economía agrícola del parque natural, se sienten ninguneados, y así lo expresaba Nando Durà, que cree que las decisiones que se toman en los despachos no tienen en cuenta la realidad de un parque que, como decía José Carbonell, secretario técnico del Colegio de Ingenieros Agrónomos, es una frágil confluencia de ecosistemas donde ahora no hay equilibrio. Pepa Ferrando, responsable de Educación Ambiental de l'Oceanogràfic, puso en valor el papel de la entidad en recuperar especies en peligro de extinción, pero también en la educación y divulgación de un espacio que necesita visibilizarse más allá de un lugar donde ir a pasar el día, comer una paella y recorrer el lago en barca.

«Uno de los problemas más grandes es la gran afluencia al parque»

Voro Lara

Colegio Arquitectos

«La inversión es el único vehículo para atender las necesidades»

Carlos Orts

Colegio Registradores

Precisamente es esta mirada de la Albufera la que preocupaba a Voro Lara, decano del Colegio de Arquitectos, quien cree que el turismo masivo es una de las grandes amenazas para el parque. Sonia Rayos, arquitecta, coincidió en cómo la masificación debido al déficit de planeamiento de los municipios ribereños al parque durante décadas ha causado daños muy graves en un espacio donde confluyen muchas realidades e incluso poco conocidas tradiciones como la vela latina. Encarna Doménech, presidenta de la Associació de Vela Llatina de Silla, quiso poner el foco en toda esta riqueza natural, pero también cultural, de una Albufera en la que hay entre los presentes un consenso de recuerdos emotivos que remiten a la infancia o a momentos como el que vivió Carlos Orts, decano del Colegio de Registradores, que se declaró a una mujer junto al lago. Ya poniéndose más serio, el registrador mercantil pone el foco en la gestión, y en cómo una sociedad de bien de interés común sería para Orts el instrumento idóneo para aunar todos los intereses que existen en el parque natural. También desde el Colegio de Arquitectos su decano proponía diseñar un planeamiento junto a los Ayuntamientos para hacer frente a los desafíos actuales y futuros, como la gran afluencia turística que tiene el parque natural.

«Es el modo de vida de muchos agricultores, y sin ellos no existiría el lago»

Nando Durá

Agricultor

«La Albufera es la confluencia de ecosistemas donde ahora no hay equilibrio»

Jose Carbonell

Colegio Ingenieros Agrónomos

«Hay que despertar desde la educación la mirada crítica, y concienciar»

Sonia Rayos

Arquitecta

Para Valero de Palma, uno de los problemas más graves del lago es la calidad del agua, y en este sentido aboga por una necesaria mayor financiación. Todos estuvieron de acuerdo en este punto, que la inversión es el punto de partida para desarrollar todos los proyectos que permitirían mejorar no sólo la calidad del agua, sino también defender, por ejemplo, las reivindicaciones de los agricultores, que están luchando, como explicó Durà, con la competencia desleal de otros productores de arroz que, «por poner una barraca, ya venden como valenciano un producto foráneo». Doménech habló también de hacer un dragado selectivo para recuperar 'ullals' (fuentes subterráneas de agua dulce) que hoy están cegados, lo que permitiría ese aporte de caudal de calidad que tanto necesita el lago.

«La financiación es fundamental para proyectos de investigación y divulgación»

Pepa Ferrando

Oceanogràfic

«El problema es la calidad del agua y para resolverlo hace falta dinero»

Juan Valero de Palma

Federación de Regantes

«El lago cuenta con tradiciones como la vela latina, una gran desconocida»

Encarna Doménech

Vela latina

Sonia Rayos hizo autocrítica al incidir en que tenemos que ser los valencianos los primeros en valorar lo que tenemos, y puso como ejemplo comercios históricos, tradicionales, que han ido desapareciendo. La Albufera es un patrimonio valiosísimo que todos estuvieron de acuerdo en que hay que defender con acciones como la que ha puesto en marcha LAS PROVINCIAS.

La mirada de la cultura

Cumplir la ley y unificar todas las actuaciones

Sentarse, escuchar y aprender de su sabiduría. Las siete voces de diferentes áreas del mundo de la cultura son críticas con la situación de la Albufera y coinciden en un aspecto: ha de cumplirse la ley. Y ha de impulsarse la creación de un organismo fuerte y con peso que unifique todas las actuaciones. Todos ellos hablan desde el amor y los recuerdos. Más recientes o menos. Aunque cada uno de ellos hable de arte, fotografía, gastronomía o arquitectura, hay un factor común en sus palabras. «Hay que cumplir lo que marca la ley. Hay unas obligaciones», señala Pablo González, director del Museo de Bellas Artes de Valencia. Apuesta porque, al igual que ocurre con otros aspectos culturales o patrimoniales, se dote a la Albufera de la máxima protección posible para que tenga el músculo suficiente para sobrevivir: «Es algo que hay que defender». Sergio Terol, presidente de la Academia de Gastronomía de la Comunitat Valenciana, lo resume y aboga por que haya un órgano único y coordinador que consiga una triple sostenibilidad: la económica, la medioambiental y la social.

«Desde pequeño he ido saltando acequias y lo que veo ahora es muy triste»

José Antonio Torrent

Restaurante Mornell

«Cuando la gente viene al restaurante les digo que han de ir a la Albufera»

Bernd Knöller

Restaurante Riff

El Tribunal de las Aguas, «a quien nadie puede enmendar», puede ser un buen espejo en el que mirarse. Eso sí, siempre sin olvidar a la hora de legislar «al lugareño», a quien conoce mejor el paraje y a quien no se debe maltratar. Si este maltrato se produce, la consecuencia puede ser que mucha gente emigre y deje abandonada a su suerte a la Albufera. No hay una palabra más alta que otra, pero las críticas a la clase política y la falta de coordinación entre las diferentes administraciones son coincidentes también: «No puede ser que el tema de la Albufera sea la eterna carpeta que está en la mesa de las administraciones años y años sin que haya una respuesta», se lamenta Andrés Goerlich, presidente de la Fundación Goerlich.

«Es más digno vivir en la miseria a que sea un parque temático»

Daniel Benito

Historia del Arte

«Me encerraba aquí para preparar mis exámenes de la Universidad»

Andrés Goerlich

Fundación Goerlich

Quien vive desde casi siempre en este espacio sabe de lo que habla: José Antonio Torrent, propietario del restaurante Mornell, en el Palmar, lamenta que no exista una limpieza más continuada: «Puede caer un plástico al agua y estar ahí 15 días. Eso me duele en el corazón». Y quien, como el fotógrafo Juan Solbes, se mueve por la Albufera como por su casa y lanza una advertencia: «Toda esta vida que hay aquí se puede acabar como continuemos haciendo esto. La naturaleza nos lo ha dado todo. No sé en qué momento le dimos la espalda». Esta escuela de valores, como la define este fotógrafo, invita a sentir la paz que transmite cuando uno se sitúa en su interior y escucha el silencio.

«La propia Albufera me enamoró y me ganó desde el corazón»

Juan Solbes

Fotógrafo

«Un magret de pato azulón de la Albufera no tiene parangón en el mundo»

Sergio Terol

Academia de gastronomía

«Todo este gran sistema ha de estar protegido lo mejor posible»

Pablo González

Museo de Bellas Artes

Las propuestas para la promoción del espacio son variadas. Desde quien, como el cocinero Bernd Knöller apuesta por la creación de una ruta circular para poder recorrerla, hasta quien advierte, como Daniel Benito, profesor de Historia del Arte, de que no hay que caer en el extremo contrario: «Casi es más digno sobrevivir en la pobreza, en la miseria.. que la Albufera pueda ser promovida hasta que se convierta en un parque temático». Todos ellos comparten confidencias junto al lago con un mensaje común: «Hay que trabajar para que no desaparezca».

La joya que vertebra Valencia y necesita atajar la crispación

A los representantes de sectores muy diferentes de la sociedad valenciana reunidos el miércoles les une el amor por el parque natural. Se desprende de las palabras de cada uno de ellos, ya sea de la forma más próxima como el caso de Julián Tío, de AVACU, que vive en su entorno, o desde la del visitante como el pilotari de Murla Marc Giner que también siente la Albufera como propia. «Es un tesoro que hay que conservar», son las palabras que más se repiten y es que todos coinciden en la necesidad de actuar en su protección y concienciar a las nuevas generaciones para no perder uno de los pulmones verdes de la ciudad de Valencia.

«La Albufera es como un amigo que hace tiempo que no ves pero al que adoras»

José Manuel Manglano

Mercado de Colón

«Mi cultura es la pilota, algo tan valenciano como la Albufera»

Marc Giner

Pilotari

«La asociación está muy vinculada con las mujeres del Palmar»

Beatriz Rodríguez

Tyrius

«Es necesario un proyecto específico de revitalización de la Albufera», señala Paco Borao, presidente de la Asociación Internacional de Maratones y de Correcaminos. Todos asienten. «Cada vez está peor y me cuesta reconocerla. La Albufera se está muriendo», Julián Tío es más tajante en sus afirmaciones y considera que hace falta una acción colectiva «no sólo de las administraciones, no se debe politizar este tema». Los representantes de la sociedad civil remarcan que la importancia del asunto precisa de una gran unión. «Los políticos se deben concienciar de que todos queremos lo mismo y que trabajen coordinados para dar con una solución», añade el pelotari Marc Giner.

«El turista corredor respeta mucho el medio ambiente»

Paco Borao

Correcaminos

«Es un icono que se debe dar a conocer, sobre todo, a los jóvenes»

Ángela Valero

Directora comunicación

«El club es un altavoz de todas las iniciativas para preservar la Albufera»

Víctor Luengo

Valencia Basket

Un camino que parece complicado dado el nivel de crispación que existe actualmente entre las diferentes formaciones políticas. «Si la Albufera consigue que se pongan todos de acuerdo sería un gran milagro», comenta Ángela Valero, directora de comunicación. La sociedad reclama un cambio respecto a la Albufera y también propone iniciativas que surgen de la propia sociedad cicvil. «Todos tenemos que poner nuestro grano de arena para que se tomen medidas», apunta Beatriz Rodríguez, de Tyrius.

«La Albufera y el Mercado Central son la unión entre producto y gastronomía»

Isabel García

Mercado Central

«Me duele que la gente tenga una visión negativa por la salida del agua al mar»

Julián Tío

AVACU

Un punto de partida al que apuntan este grupo de personas es la promoción del parque natural entre la propia ciudadanía valenciana. «El primer paso para cuidar algo es conocerlo y amarlo», añade Ángela Valero. Para ello remarcan la necesidad de acercarse a la Albufera. «No tenemos la suficiente relación con la Albufera, debemos hacer un ejercicio propio y venir más», subraya en la misma línea el exdeportista Víctor Luengo, responsable de marketing de Valencia Basket. La Albufera es el lugar en el que todo el mundo piensa cuando recibe la visita de un amigo o familiar de fuera. Un entorno privilegiado que mostrar y donde disfrutar de un buen arroz pero también debe ser un espacio que mimar y sentir propio. «Traje a un productor de ahumados y mientras conducía lo escuchaba contar por teléfono la visita como si fuera el lugar más maravilloso del mundo», relata José Manuel Manglano, presidente de los comerciantes del Mercado de Colón, sobre la importancia de valorar esta joya de Valencia. Un tesoro que «vertebra la provincia», subraya Cristina Oliete, gerente del Mercado Central. Su ubicación y los recursos que del lago y el parque se obtienen hacen de la Albufera eje de la cultura y tradición valencianas. Por todo ello, la sociedad civil concluye que ahora más que nunca es necesaria la colaboración de todos para proteger y difundir su valor a futuras generaciones.

Entre el simbolismo y la necesidad de un plan común

«La Albufera es rica y genera riqueza», es la frase con la que Amparo Matíes, presidenta del Club de Encuentro Manuel Broseta, cierra un debate entre siete actores sociales y empresariales que sienten tanto cariño como preocupación por «el alma madre de una ciudad y de un pueblo», como la define Jaume Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.

«La Albufera es el alma madre y el pulmón de una ciudad y de un pueblo»

Jaume Serra

Banco de Alimentos

«Al igual que con los hornos tradicionales, se nos llena la boca y poco más»

Juanjo Rausell

Gremio de Panaderos

«La Albufera es rica y genera riqueza. Eso es un elemento fundamental»

Amparo Matíes

Club de Encuentro Manuel Broseta

El dulce recuerdo del pasado convive con el temor a un incierto futuro. Entre los dos mundos empiecen a florecer ideas de mentes para las que la Albufera es ese tesoro que se debe cuidar para no perderlo. «A la Albufera nunca se le ha dado la importancia ni el carácter que tiene. Aquí pasa como en las panaderías artesanas, se nos llena la boca y como mucho lloraremos diez minutos cuando la perdamos, como cuando vemos nuestra panadería de barrio cerrada», argumenta Juanjo Rausell, presidente del gremio de panaderos.

Propuestas que, según Pedro Coca, presidente de la Fundación Étnor, deben tener un plano más local en el que se ponga en valor el paraje natural como seña de identidad de los valencianos y otro más global en el que la Albufera debe entenderse como un recurso necesario para hacer frente al cambio climático. Respecto al simbolismo del enclave, todos coinciden en algo: siempre ha existido, pero nunca se ha reivindicado su importancia. Jaume Serra lo tiene claro: «La Albufera es el pulmón y habría que haberla cuidado mucho. Si estuviera en Cataluña sería algo espectacular».

«La historia y el valor hay que transmitirlo y darle importancia»

Manuel Espinar

Conhostur

«Hay elementos de sobra para que el paraje natural sea visto como un tesoro»

Vicente Gracia

Diseñador de joyas

No obstante, Pedro Coca va más allá. «Está claro que es una seña de identidad pero hay que elevar el discurso. La motivación a nivel más amplio es que estamos hablando a nivel natural que es fundamental», explica el presidente de la Fundación Étnor.

¿Cómo hacer trascender ese mensaje? Todos coinciden en que iniciativas como la de LAS PROVINCIAS son un paso importante para conseguirlo. Pero se puede ir a más, ya que según el diseñador de joyas Vicente Gracia «hay elementos de sobra para presentarle este escenario a la UNESCO». Ahora es necesario dar pasos conjuntos para definir «qué quieren los valencianos para la Albufera», como se pregunta Juanjo Rausell. Desde la hostelería se propone hacer una radiografía concreta para definir necesidades de cara al futuro sin por supuesto dejar de potenciar el producto entre los valencianos. La fórmula del éxito pasa por recuperar y transmitir todo ese pasado en común para convertirlo en una herramienta de futuro, según Manuel Espinar. Desde Feria Valencia, la directora de relaciones institucionales y sostenibilidad, Begoña Puigmoltó, plantea la posibilidad de aunar fuerzas entre los distintos agentes sociales en foros de debate o en mesas de diálogo para empezar a diseñar esa hoja de ruta. «Tenemos diferentes escenarios que podemos abrir para que se conviertan en un laboratorio de ideas para que esta propuesta se pueda reflexionar más con mesas de trabajo productivas, por ejemplo», indica Puigmoltó.

«No nos damos cuenta de lo que tenemos. Es clave ponerlo en valor»

Begoña Puigmoltó

Feria Valencia

«Podemos sentirnos muy implicado, pero hay que sacarlo más allá»

Pedro Coca

Fundación Étnor

Con ella coincide Amparo Matíes, que piensa que es fundamental definir «qué proyectos necesitan de un apoyo económico y qué proyectos necesitan de un apoyo social». Sin olvidar el necesario apoyo de la administración, en el que todos los agentes sociales coinciden.

Ese es el primer paso. Una vez conseguido, la clave para Vicente Gracia pasa por la comunicación. «Muchas veces no conseguimos las cosas, porque no sabemos cómo presentarlas», explica el joyero. Las ideas empiezan a estar clara y el compromiso es total como indica, por poner un ejemplo, Manuel Espinar: «Desde la hostelería tenemos el firme compromiso de intentar poner en valor la despensa del Mediterráneo a través de la Albufera». Que sea la madre del recetario de todos nosotros. Nadie se esconde a la hora de «cuidar nuestra tierra», como bien resume Begoña Puigmoltó.

Su parecer condensa la opinión unánime con que la treintena de asistentes saldó su encuentro, presidido por una enorme cordialidad y un elogiable espíritu de compromiso en favor del parque. Fortalecer el discurso único, divulgar mejor entre la ciudadanía valenciana los encantos de un paraje de singular belleza, evitando los riesgos de la masificación, o exigir de las administraciones un esfuerzo financiero superior al actual para preservar la laguna no sólo en este delicado presente que atraviesa sino para las generaciones futuras integran el mensaje dominante. Un mensaje optimista... aunque precavido. Como recordaba Ángela Valero, apelar hoy al consenso de la clase dirigente «es un milagro». El milagro que la Albufera necesita.

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