Los tanques de tormenta de la Albufera sufren un nuevo retraso y no estarán acabadas hasta el año que viene
Los daños de la dana obligan a reconfigurar el proyecto eléctrico para preservar las instalaciones
Las lluvias han vuelto a enviar vertidos a la Albufera. Toda el agua caída en los parques industriales colindantes con la Pista de Silla ... ha vuelto a ir de cabeza a la laguna. Los depósitos de tormenta, que se están construyendo a lo largo de la V-21, están concebidos para acoger estos primeros residuos y evitar que acaben en el parque. Estos son los que acumulan más suciedad, sobre todo en una zona como es el oeste del parque natural donde se concentran numerosas áreas industriales y sus desechos van a terminar a la laguna. La capacidad de estos tanques es de unos 100.000 metros cúbicos.
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El problema es que estos siete depósitos tendrían que haber estado terminados hace una década. Pero los retrasos se acumulan y ahora, casi con la actuación finalizada, se pospone de nuevo la fecha de apertura. La razón estriba en que se ha tenido que modificar el proyecto eléctrico, según resaltan fuentes de Acuamed, para proteger las instalaciones de futuros eventos meteorológicos adversos.
La dana de 2024, que se saldó con el fallecimiento de 229 personas, ha enseñado muchas lecciones, también para ingenieros y arquitectos. Ahora se quiere aplicar estas enseñanzas a los depósitos de tormenta lo que ha obligado a rehacer los proyectos protegiendo estas instalaciones.
Además, las mismas fuentes señalan que en noviembre finalizará la parte de las actuaciones que no han sido afectadas por la dana. Pero las obras en los tanques proseguirán porque las zonas que han sido dañadas por la dana requerirán de nuevos trabajos. Aunque en este caso, la demora no es atribuible a la empresa sino a las inclemencias del tiempo, supone un nuevo retraso en unas obras que llevan acumulados una década de demoras. Y lo peor es que no existe todavía una fecha concreta de finalización porque las actuaciones se prolongarán durante algunos meses.
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En estos momentos los proyectos eléctricos cuentan ya con la conformidad de la compañía distribuidora y se están tramitando las preceptivas aprobaciones de la Generalitat Valenciana para su ejecución, con un plazo de ejecución aproximado de dos meses. A partir de ese momento se podrá disponer de suministro eléctrico para las pruebas de funcionamiento de las instalaciones.
Parece que una mano negra esté moviendo los hilos para que este proyecto tan importante para la Albufera sufra nuevos retrasos. Las obras comenzaron en 2010 con plazo de finalización en 2015. Pero en 2012 los trabajos se interrumpieron por un defecto del proyecto al interferir con varias arterias de comunicación. Fue la primera demora que obligó a una nueva redacción. Lo que parecía un breve tropiezo se convirtió en un parón que se prolongó durante nueve años.
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A los errores en el proyecto se sumaron los problemas con la empresa concesionaria de las obras. La mercantil pidió una actualización de precios para reiniciar los trabajos, ya que los costes se habían incrementado mientras la actuación había estado paralizada. No se llegó a un acuerdo con Acuamed lo que implicó un nuevo retraso. Hubo que buscar a una empresa que se hiciera cargo de las obras con la actuación ya iniciada.
La elegida fue Tragsa, la empresa pública dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, que asumió las actuaciones pendientes. Las obras se reiniciaron en septiembre de 2021 y la previsión era terminarlas a mediados de 2023. Una vez más el plazo no se cumplió y la fecha de finalización se retrasó hasta mayo de 2024. Esta tampoco fue el momento esperado y hubo una nueva demora.
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La fecha siguiente fue que se finalizarían a fines de 2024. Pero entonces intervinieron las inclemencias del tiempo. Llegó la dana del mes de octubre y las actuaciones que tenía que realizar Tragsa en la reconstrucción se multiplicaron. Así, las obras han estado paralizadas durante cerca de cuatro meses con el consiguiente retraso en su finalización.
La construcción de estos tanques de tormenta supone la adecuación de casi 8,8 kilómetros de un entramado de ramales de la acequia de Favara y 9,6 kilómetros de tuberías diversas. Los depósitos son en total siete: Silla norte, Silla sur, Beniparrell, Albal, Catarroja, Alfafar y Sedaví. La inversión supera los 30 millones de euros. Cuando se paralizaron en 2012 se había gastado un total de 27,42 millones, lo cual representaba el equivalente al 70% de lo presupuestado.
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Uno de los principales problemas de la Albufera es la falta de agua. Muy ligado a este se encuentra la continua entrada de vertidos en el parque. Los depósitos de tormenta han sido concebidos con esta misión, la de evitar la llegada de más residuos a la laguna. Un estudio de la Universitat Politècnica de València calcula que la conclusión de estos tanques permitirá frenar hasta el 60% de estos restos que acaban en el parque natural.
Las obras de los tanques adquieren todavía mayor importancia con el colapso del colector oeste que está provocando la llegada de vertidos al parque natural cada vez que llueve y se colapsa tal y como ha ocurrido con los recientes temporales.
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El colector oeste fue diseñado a fines del siglo pasado con el objetivo de atender un número determinado de población que ahora se ha multiplicado lo que hace necesario una nueva conducción. Se está a la espera de que la Conselleria de Medio Ambiente presente alguna solución a este problema.
Otra de las virtualidades de las obras de los depósitos es que permitirán descongestionar este colector cuando se encuentre trabajando a plena presión evitando su colapso y los desbordamientos que también acaban en el paraje protegido.
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