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Una Valencia de ciencia-ficción: con murallas y subsede olímpica

Una Valencia de ciencia-ficción: con murallas y subsede olímpica

¿Te imaginas pasear junto a las murallas que no se hubieran derribado? ¿O acceder al frente marítimo como si fuera el paisaje de 'Blade Runner'? Es la fantasía de un arquitecto valenciano en un trabajo sobre la noción de ciudad

Jorge Alacid

Valencia

Miércoles, 10 de enero 2024

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Una Valencia que no hubiera derribado sus murallas. Una Valencia que contara con una especie de Diagonal al estilo barcelonés. O que imitara el modelo de Brasilia y se urbanizara mediante una monumental explanada dotada de un eje ajardinado a modo de gran bulevar. Imaginemos una Valencia que, con motivo de unos improbables Juegos Olímpicos de Madrid, sirviera de subsede para deportes náuticos y contara con un gran parque fluvial que conectara el viejo cauce del Turia con su frente marítimo. ¿Otra fantasía? La más delirante: una Valencia que en el año 2077 replicara el paisaje de la película 'Blade Runner', una ciudad futurista que mezcla jardines de orden gigante y aire amazónico con rascacielos construidos por androides.

Todas estas ucronías («reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos» según la RAE) integran el trabajo 'Valencia ucrónica', un relato de ficción urbanística sobre el potencial desarrollo de Valencia «bajo unos acontecimientos posibles, pero no ocurridos realmente y construidos sobre una premisa de verosimilitud y rigor académico». Son palabras del autor del estudio, el arquitecto valenciano Mario Valle, que inventó esa ciudad inexistente en su trabajo de fin de grado con la idea de «aunar en un proyecto personal y creativo tanto el conocimiento teórico como práctico» adquirido durante la carrera. ¿Moraleja «La planificación y el desarrollo urbanos pueden ser vehículos poderosos para lograr un futuro más sostenible y próspero», dice. La Valencia que pudo haber sido, mejor que la que es. Al menos, distinta.

Murallas: un jardín rodea el foso, al estilo del Ring vienés

El primer capítulo del trabajo de Mario Valle, que ha contado con la tutorización de sus profesores de la Politècnica Francisco Juan Martínez Pérez y María del Carmen Blasco Sánchez, se remonta en el tiempo hasta finales del siglo XIX, cuando Valencia impulsa el derribo de las murallas tardomedievales y la aprobación de los primeros primeros planes de ensanche. ¿Qué sugiere la ucronía de Valle en este momento histórico? Un relato disruptivo, con un punto provocador: al estilo del Ring vienés, esa avenida que circunvala el centro de la capital austriaca, su investigación aboga por mantener la muralla cristiana en su totalidad, pero sólo en la parte norte recayente al río, mientras apuesta por permeabilizarla «en lugares puntuales al sur». En concreto, en las zonas «más degradadas históricamente», esto es, «el barrio de pescadores y Velluters». «En estas zonas la trama del nuevo ensanche se entremezcla y las calles principales se prolongan», explica el joven arquitecto. Como resultado, en aquellos lugares donde se conserve la muralla «se opta por protegerla con una zona ajardinada, conservando el foso original».

Circunvalar Valencia

La antigua muralla se respeta íntegramente al norte y se permeabiliza hacia el sur

Intervenir zonas degradadas

La propuesta se centra en Velluters y el barrio de pescadores

Anillo interior con tranvía

La fantasía incorpora línea de tranvía y equipamientos culturales

Zona ajardinada

Un espacio verde de hasta 40 metros lindante con el foso

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Turiadam: siglo XX, una ciudad con su Metro y su propia Diagonal

Segundo capítulo de la Valencia ucrónica, dedicado a transformar aquella ciudad de finales del siglo XIX y principios del XX, que engendró, como en el resto del mundo civilizado, el serio problema que Mario Valle describe: «Las ciudades se habían convertido en focos de insalubridad y hacinamiento». En su investigación, recuerda cómo se aboga por higienizar el mundo urbano «mediante la apertura de grandes avenidas» y cita los ejemplos de París, Madrid y Barcelona para justificar los planes que dibuja su imaginación: una Valencia que ya contara con su primer sistema de metro, «conectando mediante un túnel las estaciones de trenet de Jesús y puente de Madera con cuatro estaciones intermedias en Bailén, Játiva, el barrio de Sant Francesc y el barrio de la Seu. Una ciudad que crece, como la Valencia no ucrónica, hacia el sur y dispone de dos ensanches atravesados en diagonal por una avenida que discurre «por la actual Antiguo Reino».

Hacia el sur

Un desarrollo similar al experimentado en la realidad, en forma de corona respecto al centro

Nueva avenida

La ucronía dibuja en este punto aprovechar el antiguo trazado de la vía del tren

Vía de entrada

En esta Valencia de ficción se crea una especie de península para ingresar en la ciudad

Al estilo de Amsterdam

Las antiguas acequias cumplen el papel de los canales en la ciudad neerlandesa

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Desarrollismo: el bulevar de la inexistente capital del este de España

La España del desarrollismo ocupa el tercer capítulo de la ucronía ideada por Mario Valle, quien reclama en este punto «un pacto para dotar de verosimilitud a los múltiples sucesos que se narrarán a continuación». Es entonces cuando echa a volar su fantasía e imagina que la Guerra Civil española concluyó en tablas, que España quedó dividida en dos mitades, «al igual que Berlín», donde el bando republicano ocupaba el este de la península, mientras que el bando nacional controlaba el oeste. «En esta inocente ucronía», relata, «los años 40, 50, 60 y 70 en España, al menos en su parte oriental con Valencia como capital, serían un periodo de relativa normalidad»: la ciudad amurallada no habría sufrido tan duramente las consecuencias de la riada de 1957 «y por lo tanto el plan sur nunca hubiera sido planteado». Nacería entonces esta Valencia que evita el crecimiento hacia las zonas inundables de la costa y asienta su crecimiento hacia el interior, «apoyándose en la prolongación del Gran Bulevar como eje vertebrador», según el modelo de Brasilia.

Gran bulevar

Una amplísima avenida dotaría a Valencia de un eje monumental, con zona verde y museos

Avenida de los Ministerios

Tres corredores viarios para acoger una zona residencial de baja intensidad

Nuevas dotaciones

Nacerían una ciudad sanitaria, otra universitaria y otro sector de equipamiento deportivo

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Al mar: subsede acuática de los Juegos del 92... de Madrid

El trabajo de Mario Valle avanza en el tiempo hasta llegar al segundo tercio del siglo XX, escenario de «un crecimiento acelerado, con problemas de tráfico y movilidad urbana». En paralelo, crece «la concienciación ambiental, impulsando en la ciudadanía una mayor demanda de protección medioambiental y regeneración urbana de las áreas degradadas». Una época marcada en el caso de las ciudades por una atención más detenida al diseño urbano y la búsqueda de una arquitectura sostenible, que conviven con otro fenómeno que muta su piel: «la generalización del turismo». En ese punto, Valle propone la ilusión de que en 1992 Madrid alberga sus primeros Juegos Olímpicos y Valencia se convierte «en subsede de deportes acuáticos». «Este evento permitió realizar proyectos significativos en su dársena interior», imagina. Entre la Valencia del 79 gobernada por el pacto PSOE-PC bajo el aliento de Bofill y la Valencia del PP según el modelo Calatrava, nace una ciudad donde «el antiguo cauce del Turia, abandonado y flanqueado por vías de tren y fábricas, se reconvierte en un parque lineal capaz de conectar el casco histórico con los nuevos desarrollos y el frente marítimo».

Otro parque

La propuesta incluye instalaciones deportivas y culturales conviviendo con viviendas de media y alta densidad

Hacia el oeste

Reconversión de zonas industriales obsoletas en modernos barrios de usos mixtos

Límite con la huerta

Cómo reurbanizar el borde de la ciudad con bulevares o soterrando los tramos más conflictivos

Nueva fisonomía

Los antiguos edificios administrativos se reinventan cómo oficinas y viviendas

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Valencia 2077: entre Seúl o Singapur y el Parque Natural del Turia

«Recorridos más de 150 años llegamos al final de este viaje imaginario y posamos nuestra vista hacia un horizonte desconocido y prometedor. Al borde del abismo, mirando hacia el futuro, los anhelos se entrelazan con nuestra ideas y los sueños más profundos se despiertan». Con estas palabras Mario Valle presenta el quinto y último capítulo de su ucronía, que se apoya en el caso de desarrollo urbano de Singapur y de Seúl como modelo de ciudad verde, para explorar la Valencia del año 2077. Su visión, «exenta de prejuicios y permeable a la innovación», plantea un mañana donde «la vertiginosa evolución experimentada en las últimas décadas podría conducirnos hacia la singularidad tecnológica en un plazo mucho más breve de lo anticipado». Valle, que se confiesa «optimista en lo que respecta a la tecnología», acaba por dibujar una Valencia ucrónica como «un paradigma ideal, una urbe lineal moderna, interconectada a través de un sistema de transporte eficiente y arraigada en torno al Parque Natural del Turia», cuya fortaleza reside en dos atributos: mirar siempre hacia el mar y jamás renunciar a su espíritu inconformista.

Valencia futurista

Una ciudad que alternaría edificios en altura con naturaleza y producción de alimentos

Jardín del Turia

Extender el parque hacia la zona portuaria para abrazar el conjunto de la fachada marítima

Espacios verdes productivos

Un escenario donde la nueva huerta se combina con edificaciones en altura

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