Cómo pasar un día en la piscina municipal de Nazaret
El polideportivo de este barrio valenciano ofrece opciones para refrescarse en verano
Laura Carrasco
Lunes, 4 de agosto 2025, 01:20
Un miércoles cualquiera de julio, con el termómetro marcando más de 30 grados, no hay opciones mucho mejores en Valencia que acudir a la piscina más cercana para refrescarse. En mi caso la de Nazaret, recinto construido en 1959 y remodelado en 2006. Era evidente que la gente se había cansado de estar encerrada en casa con el aire acondicionado y había optado por ponerse el bañador y tirarse a la piscina (literalmente). Niños chapoteando, padres buscando la mejor sombra y grupos de adolescentes en su propio ritual veraniego de altavoces con música de reggateon a todo volumen (hasta que el personal de seguridad les llamó la atención, claro); todos parecían tener claro su papel en este día soleado de verano.
El hecho de que no estuviese masificada, no quería decir que fuera fácil encontrar un buen sitio de sombra. A juzgar por lo que vi el otro día en Nazaret la gente no parecía muy interesada en broncearse, preferían buscar el mejor sitio a la sombra en las grandes butacas que había debajo de las sombrillas, cosa que me extrañó, debido a la obsesión actual por ponerse excesivamente moreno con tal de verse bien. Yo creo que fui la nota discordante porque era la única tomando el sol, ¡habría que aprovechar los pocos días de disfrute y descanso al año para coger color!
El Polideportivo de Nazaret tiene la piscina descubierta con una ubicación muy bien pensada, en lo más alto de las instalaciones, aprovechando así todos los rayos de sol y con vistas a todo el barrio; abarca en total una superficie de 43.147 metros cuadrados. Cuenta con dos piscinas, una más pequeña, a todas horas repleta de niños, los cuales no se animaban a nadar, pero si se les escuchaba jugar al típico juego de 'Marco Polo', y otra más grande, llena de adolescentes, llenos de competitividad, animados a hacer carreras de nado. Curiosamente, solo había familias, lo cual me pareció extraño, al ser un barrio de toda la vida, iba con la expectativa de encontrarme alguna persona mayor residente en la zona desde siempre, seguramente sería por la hora a la que fui, a las 16:00 horas de la tarde, no hay sitio más seguro para alguien mayor de 60 años que estar en casa con el aire acondicionado.
Una vez instalada, intenté relajarme en la hamaca, pero al estar al lado de la pisicina pequeña, fue más difícil por los gritos de los niños. Había ido para disfrutar, y esa distracción no lo iba a impedir, asi que no había mejor excusa que esa para meterse al agua y practicar el ejercicio más completo para la salud, entonces comencé a hacer largos. Una vez en la piscina me pregunté por qué había dos trampolines (de 4,5 y 8 metros), pero nadie los estaba utilizando. El personal de seguridad me aclaró que no estaban operativos. Tenía su explicación: cuando la piscina tenía un uso profesional y competitivo, esta tenía una profundidad de 8 metros, pero actualmente la profundidad de la piscina se ha dejado en 1,5 metros.
Más allá de eso, no estaría mal que pusieran alguna que otra atracción como dos o tres toboganes para los niños o algún monitor de aquagym para amenizar a los más mayores. Los vecinos y niños de Nazaret seguro que agradecerían algún toque de diversión que les anime aún más el hecho de pasar el día allí. Por otra parte, una mujer comentaba -con toda la razón- que sería más refrescante para el ambiente un terreno de césped en vez de baldosas. Atraer el calor en estos días de verano es lo peor que se puede hacer. Pero la carencia más notoria era la falta de accesibilidad para las personas con discapacidad, al estar la piscina en lo alto del polideportivo, solo se puede subir por unas escaleras. Habilitar algo tan básico como una rampa para ellos, sumaría puntos positivos para el recinto y seguro que aumentarían la llegada de nuevos visitantes.
Otro asunto por solucionar es el de los refrigerios y los tentempies, porque la piscina no cuenta con cafetería. No queda más remedio que llevarse el bocadillo de casa e irse a la zona de picnic. Pregunté por algún puesto de helados, pero me dijeron que solo tenían una máquina de refrescos, asi que me valió con una botella de agua y una sombra en la zona de picnic. ¡Hay veces que toca conformarase con poco! A esta piscina hay que ir preparado si se pretende comer ahí o pasar porque los puestos o cafeterías escasean.
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Aunque se vaya por la tarde, lo más aconsejable es comprar el ticket por la mañana y así asegurarse la entrada, ya que no conviene precipitarse por lo que pudiera pasar, y que ese día en concreto el aforo esté completo, incluso si se va entre semana. Sin embargo, al no ser un barrio muy grande, piscinas públicas de zonas más grandes y de la misma fundación deportiva como son las de Benicalap o Benimaclet tienen mayor probabilidad de estar masificadas y de quedarse sin poder entrar. En cuanto al horario, se puede acceder por 3,35 € al baño libre del 21 de junio al 7 de septiembre, todos los días de 11.00 a 19.00 horas, y está situada en el Carrer de Fernando Morais de la Horra, 2-70, Poblats Marítims.
Algo que me sorprendió fue que me dejaron pasar al recinto de la piscina descubierta vistiendo ropa de calle, lo cual no suele ser muy habitual. Normalmente en todas las piscinas públicas que he visitado era obligatorio ir en bañador una vez se entra ahí, pero en este caso no me pusieron ninguna pega.
Acceso cómodo y sin coche
El transporte público siempre es una buena opción para llegar a cualquier sitio, y la mejor alternativa para acudir a este polideportivo, con la línea 10 del metro a 5 minutos del recinto, al igual que las líneas 4, 15, 23, 30, 95 y N8 de buses. En un instante se puede disfrutar de múltiples actividades a parte de la piscina e instalaciones deportivas. Además, lo mejor es no ir en coche, no porque sea un barrio con mucho tráfico o muy concurrido, el inconveniente es la falta de parking público. Si es verdad que incluir un parking sería un punto fuerte para los visitantes y seguro que también lo agradecerían, pero también una preocupación menos.
Un referente deportivo para el barrio
El motivo de la construcción y remodelación de estas instalaciones responde a la necesidad de ofrecer espacios para la práctica deportiva y el ocio, especialmente en un barrio donde son más urgentes ciertas necesidades específicas para los vecinos. No solo es un lugar de recreación, sino que también ha jugado un papel importante en la promoción de la actividad física y el deporte en el barrio de Nazaret, especialmente durante períodos donde el acceso a este tipo de instalaciones era limitado. Es indudable que, la piscina, junto con otras instalaciones deportivas en la zona, ha contribuido a la integración social y al desarrollo de hábitos saludables en la comunidad.
Sostenibilidad y servicio
A la entrada de la piscina hay un contenedor de reciclaje, a simple vista supuse que era una mera máquina de reutilizar de la marca Ecoembes, pero lo curiososo de ella es que está diseñada para que los ciudadanos puedan reciclar latas y botellas de plástico de bebidas y, a cambio, obtener recompensas como puntos canjeables por sorteos, donaciones a proyectos sociales o mejoras para el barrio. Bastaría con registrarse en la aplicación RECICLOS y escanear el código de barras del envase a través de la aplicación. De esta manera, se facilita el reciclaje con la recompensa a los ciudadanos.
Minutos antes de que cerraran el recinto, me dirigí a los vestuarios. Al ser un espacio de la piscina menos visto, parece que haya que concederle menos importancia, pero también es un sitio concurrido y necesario, por lo que los visitantes agradecerían un recinto más renovado.
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