Montse Ribas, psicóloga: «En otoño se va a deteriorar todavía más la salud mental de las personas»
El trabajo de los psicólogos es todavía hoy fundamental porque las estadísticas hablan de que casi la mitad de los jóvenes de la zona tienen afectada su salud mental / Vecina de Aldaia, a su consulta llegan pacientes con problemas graves por no haber acudido tras la dana a tratar el estrés postraumático
A Montse Ribas la encontramos en su trabajo en Paiporta, en la sede de la empresa de congelados Abordo, donde es técnico de selección y ... prevención por las mañanas. Por las tardes, Montse ejerce como psicóloga clínica y tiene consulta propia en Aldaia, donde vive, así que sabe bien de qué habla cuando aparece en la conversación la palabra dana. Primero, por sus compañeros. «Una trabajadora de la tienda de Alaquàs se vino a mi casa» porque no podía volver a la suya. Recuerda aquellas horas de angustia en las que el agua inundó Aldaia, también la falta de información, con un hermano sin poder salir de casa en Paiporta y otra que se salvó tras subirse al techo de un autobús en la Torre. Se acuerda de la ola de solidaridad, de tanta gente dispuesta a ayudar, y ahí se emociona... «Diez meses después, no puedo evitarlo».
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Montse Ribas se ofreció inmediatamente para lo que pudiera hacer falta, coordinó ayuda, sacó las escobas y escuchó. Escuchó sin parar a todas aquellas personas que necesitaban contar lo que les había pasado. «Validar sus emociones, que sintieran que no estaban solos, era muy importante. Porque los vínculos sanan».
Diez meses después, su consulta arde, como las de la mayoría de especialistas en salud mental. «El otro día atendí a una mujer que había sufrido un brote psicótico. Sabía que había venido demasiado tarde y necesitará medicación psiquiátrica». Montse habla del estrés postraumático que sufre todavía hoy mucha gente, de los niños que lloran cada vez que llueve, de las pesadillas nocturnas, de tantas personas que no pueden dormir por las noches porque su cuerpo está siempre en modo alerta. Reconoce que los servicios públicos de salud mental están colapsados y la necesidad de ayuda psicológica que todavía existe. Teme además lo que pueda suceder cuando llegue septiembre y octubre. «Son meses en los que el estado de ánimo se ve alterado, y si se suma cualquier alerta... Es muy probable que se deteriore todavía más la salud mental de las personas afectadas». Montse Ribas habla de esa ansiedad de quien ha perdido la sensación de seguridad tras la dana. «Yo les digo a mis pacientes que hay muchas cosas que escapan a nuestro control, y que no vale de nada intentar anticiparse al futuro; la ansiedad viene de querer hacerlo». Según algunos estudios, el 40% de los jóvenes de las zonas afectadas tienen algún problema de salud mental.
A nivel personal, todavía recuerda cómo su hijo se bloqueó cuando los desalojaron. «Quería jugar al Fortnite con el resto de amigos de su colegio». Al estar el centro en Godella, Miguel era de los pocos afectados por la dana, pero Montse cuenta cómo ayudar le cambió por completo y «hoy en día está orgulloso de lo que hizo». Porque estas experiencias le han hecho más fuerte. «Al principio no lo entendía pero ahora lo tiene muy claro».
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Habla además de la impotencia de quien no sabe qué hacer. «Hay algo muy importante en la psicología, y es que siempre se puede hacer algo. Sólo por el hecho de estar al lado de alguien ya se es útil. Es la fuerza de la comunidad».
Recuerda la avalancha de solidaridad, pero también de la desorganización, de cómo había que coordinarse para no crear duplicidades y llegar a todo el mundo. También de hasta qué punto cada uno vive el duelo de la pérdida de una manera, aunque sea de un coche o un trastero. «Porque lo que se pierde es la sensación de seguridad, algo más importante que las cosas materiales».
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Montse Ribas se ha tenido que proteger. Cuidarse, para seguir cuidando a quienes acompañaba. «Es muy importante hacerlo y yo he contado con ayuda. Recuerdo que en el grupo de compañeros de profesión con los que había estudiado una profesora me recalcaba lo importante de cuidarse. Me decía, yo sé que puedes con todo, pero no olvides que hay una parte de vulnerabilidad en ti». Y Montse recurrió a su pasión, se puso las zapatillas y salió a correr. «Era el tercer día, y lo hice llorando, mientras sorteaba coches destrozados y montones de basura». Esta psicóloga lo hizo porque necesitaba esos momentos de respiro que le daban fuerzas para continuar ayudando a los demás.
Y en ese cuidado tuvo además que poner límites, por ejemplo cuando le llamaban amigos de Madrid. «Yo no cogía el teléfono, les mandaba mensajes diciéndoles que estaba bien pero no podía contar una y otra vez la historia».
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Diez meses después, Montse Ribas reconoce que la dana la ha cambiado, a ella y a muchísimas otras personas que han estado dentro. Que han visto el terror en los ojos de quienes luchaban por no perder la vida. Y en esta dura experiencia, esta psicóloga ha encontrado la motivación para continuar con su profesión. «Cada día tengo más claro que me quiero dedicar a la psicología, que esto es una oportunidad que me ha dado la vida para tener más experiencia y mejorar mis habilidades y mis recursos como psicóloga».
Montse vuelve a su trabajo en Abordo, la sede de la empresa ubicada en la carretera de entrada a Paiporta desde Benetússer, una vía que ahora parece un lugar distinto, una zona que las primeras semanas tras la dana era testigo del horror.
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