Dos personas observan el barranco de Chiva a su paso por Paiporta, este lunes. EFE/BIEL ALIÑO

Las danas cambian el otoño valenciano: más sucesión de alertas rojas por lluvias torrenciales

La advertencia de los expertos se va cumpliendo: el calentamiento del mar dispara la energía del Mediterráneo y la persistencia de anticiclones en Europa aumentarán los episodios tormentosos en los próximos años

Martes, 14 de octubre 2025, 01:03

Bienvenidos al primer nuevo otoño del resto de nuestras vidas. Más vale que nos acostumbremos, porque esto va a ser así todos los años. Habrá ... más alertas rojas, habrá más trombas, creeremos más veces que se nos va a caer el mundo encima. Una vez cada mucho tiempo, de hecho, así ocurrirá, como el 29 de octubre. Porque el cambio climático ha venido, por supuesto, para quedarse, y traerá aparejado un cambio en las estaciones que cada vez es más evidente. Así lo reconocen los meteorólogos consultados, que advierten de que el calentamiento global ha producido unas modificaciones atmosféricas que se traducirán en episodios de lluvias más torrenciales. No necesariamente van a ser otoños más húmedos, pero a las alertas rojas sí tocará acostumbrarse.

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El motivo es que el Mediterráneo acumula temperaturas muy elevadas para esta época del año y, sobre todo, mucha energía provocada por lo caliente que ha estado todo el verano. «Las tormentas y las borrascas se encuentran con mucha energía», explican desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Además, se da la circunstancia de que «algunos estudios», siempre según las mismas fuentes, advierten de un aumento de los anticiclones, que es lo que ha provocado este último episodio.

Sobre las islas británicas, un potente anticiclón estacionario ha enviado durante días las perturbaciones atmosféricas hacia el sur. Empujadas por el flanco sur del mismo, se han encontrado con un aire muy cálido que provenía del Mediterráneo, lo que ha dado lugar a la dana Alice, a la vaguada y al temporal de este lunes, tres fenómenos, por cierto, distintos pero similares, que han dejado intensidades torrenciales en muy poco tiempo.

Por suerte, han pasado tan rápido como han llegado, dado que el viento de levante las ha dispersado. Claro que eso también ha tenido un efecto negativo porque, alimentadas por el gregal, las tormentas se regeneran con rapidez y vuelven a descargar, que es l que ocurrió el domingo por la tarde en el sur de Cataluña. «La tendencia aún está por ver, pero las condiciones meteorológicas para que tengamos más episodios torrenciales de lluvia se cumplen», explican desde Aemet.

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¿Por qué esta dana ha sido menos grave que la del año pasado?

Hay varios motivos que explican por qué esta dana Alice ha sido menos grave que la del pasado año, que se llevó por delante la vida de 229 personas y arrasó el corazón de l'Horta Sud y la Hoya de Buñol. El principal motivo es la localización de las tormentas. Si el 29 de octubre de 2024 las precipitaciones se concentraron durante mucho tiempo en determinadas ubicaciones muy concretas, como Chiva, Turís o Utiel, este año las tormentas se han localizado, por ahora, en la costa, lejos de las cabeceras de los barrancos. Se han dado inundaciones, claro, que se lo digan si no a Cullera, Carcaixent, Gandia o Pilar de la Horadada, pero no barrancadas, porque el agua no caía rambla abajo.

Otro motivo tiene que ver con la velocidad de movimiento de estos núcleos de precipitación. Dos vientos contrarios, poniente y levante, empujaban las tormentas en direcciones opuestas, por lo que se mantuvieron durante horas sobre zonas donde en muy poco tiempo llovió lo equivalente a todo un año. No ha llovido tanto en esta ocasión, pero si las tormentas se hubieran quedado estáticas sobre determinadas ubicaciones del interior, la situación podría haberse complicado mucho.

Finalmente, los meteorólogos apuntan que el episodio ha durado casi cuatro días, del 9 al 12 de octubre, por lo que no ha podido llover sobre mojado con la misma virulencia que el pasado año, cuando toda el agua que cayó lo hizo entre las 7 y las 12 y entre las 16 y las 18 horas del mismo día.

«Al haber más temperatura en el mar hay condiciones para más lluvias torrenciales», indica por su parte Adrián Revert, presidente de la Asociación Valenciana de Meteorología (Aemet), que dispone de casi 700 puntos de control por toda la Comunitat para ver cuánto y dónde llueve. Revert es cauto: «Si el otoño es anticiclónico, sin danas ni vaguadas, será seco, pero si tenemos mucha inestabilidad habrá más episodios de lluvia. Octubre siempre ha sido el mes con más lluvias. Las grandes riadas son en octubre o noviembre».

Y es que otoño siempre ha sido una estación lluviosa en la Comunitat Valenciana. Gotas frías, lo recordarán, las ha habido siempre, sobre todo tras el verano, así como tormentas estivales que descargan en apenas unos minutos. La principal diferencia ahora estriba en la frecuencia de estos fenómenos. Todos los meteorólogos consultados insisten en asegurar que las condiciones meteorológicas para un aumento de la frecuencia de este tipo de sucesos se dan en la cuenca mediterránea y muy especialmente en las comunidades de Cataluña, Murcia y, claro, la Comunitat Valenciana.

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Revert sí apunta que en las últimas décadas se ha detectado «una tendencia muy clara» de que los meses de septiembre son más lluviosos de lo que deberían o de lo que lo han sido en la serie histórica, pero no se atreve a pronosticar que el resto de meses de otoño también lo serán. Por ahora, este mes de octubre ya es el más lluvioso en la ciudad de Valencia desde 2018, según datos facilitados por Aemet tras la tormenta que descargó sobre el Cap i Casal el sábado. Esa sensación de que el cielo se abre durante unos instantes para anegarlo todo y luego calmarse se repetirá en próximos años debido al efecto del cambio climático, que ha alterado la atmósfera y que ahora provoca mucho más episodios extremos que antes de este punto de no retorno.

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