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Urgente Largas colas en la V-30 entre Mislata y Vara de Quart en la mañana de este viernes
Varios trabajadores operan en la sala de predicción y vigilancia de la sede de Aemet en Valencia, en el centro territorial de Viveros. Iván Arlandis

Del calor al riesgo de trombas cada vez más intensas en Valencia

PRONÓSTICO | Expertos temen lluvias más extremas por las altas temperaturas: «Hay más energía». Septiembre las espera por encima de la media y la región amplía su red de pluviómetros al servicio de la vigilancia y predicción. Hay casi un millar tras la dana

Domingo, 31 de agosto 2025, 01:01

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Han pasado 10 meses desde el horror del 29 de octubre y la Comunitat, se asoma, con más vértigo que nunca, al balcón de los meses críticos de lluvias torrenciales: septiembre y octubre. Las miradas están en el cielo, en el mar, en los termómetros o en una reforzada red de pluviómetros más nutrida que nunca. Y, sobre todo ello, las preguntas: ¿Volverá a pasar? ¿Será igual o parecido? ¿Qué lluvias que nos esperan este otoño?

Jorge Olcina es doctor en Geografía y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA). Tiene claro que en el litoral mediterráneo las lluvias de otoño «se van a presentar cada vez más de forma intensa, como vivimos en la dana de octubre». Es, define, «una nueva forma de llover con precipitaciones muy concentradas en el tiempo, con alta intensidad y que causan más daño que beneficio». Desde 2010 el calentamiento planetario y en especial del Mediterráneo es «evidente».

El mar transfiere «mucha energía ante la inestabilidad atmosférica de los otoños». Este año «hemos vuelto a batir récords en la temperatura del agua del mar en boyas de Baleares y Valencia y eso nos sitúa ante un otoño de vigilancia atmosférica». Si llega otra dana, «el mar cálido puede alimentar procesos de lluvia torrencial». Según Samuel Bieber, climatólogo de Meteored, las boyas del Mediterráneo español registran entre 27 y 29 grados. Esto genera al experto «preocupación por la posible llegada de lluvias torrenciales o una dana».

En su pronóstico, la primera quincena podría registrar lluvias por encima de la media en el norte del golfo de Valencia. Para la segunda mitad de septiembre «no hay una tendencia clara».

Segunda cuestión: ¿Hay cada vez más danas (las antes llamadas gotas frías) en nuestra zona geográfica? «Hay estudios que apuntan a un aumento de estos fenómenos. Más frecuencia y una posibilidad mayor de que se produzcan en nuestra zona geográfica», detalla el geógrafo de la UA.

La formación de una dana «se puede saber hasta con dos días de antelación de forma muy precisa». En el 29-O «se había señalado días antes y la localización más exacta de lluvias se supo a las siete. Hubo tiempo de avisar a la población, pero esto falló», opina el catedrático alicantino.

Acuña una lección tras el desastre que, posiblemente, anticipa lo que veremos este otoño en planes de reacción: «Hay tiempo de sobra si se hacen las cosas con el rigor necesario. Hay que convocar todo el sistema de alerta media hora o una hora después. No retrasarlo más».

Récords de intensidad

En general, el cambio climático «nos obliga a ser más cautos porque siempre puede producirse un evento aún más extremo». La atmosfera «sigue calentándose y la energía va a ser mayor». Tanto en cuantía de lluvia como en intensidad en el tiempo. «Ahora se baten récords de intensidades cada cinco o seis años y no podemos bajar la guardia», advierte.

Pero no hay que olvidar que el pronóstico meterológico «no es exacto al 100%». El mar y nuestro relieve «lo complica». Se ha avanzado mucho en la localización aproximada comarcal de las lluvias «y eso ya es suficiente para reaccionar». La dana de octubre trajo las mayores trombas en el interior de la región. El cielo se desplomó en cabeceras de ríos y barrancos. Es lo más catastrófico y peligroso, pero no lo habitual. «Las mayores intensidades de lluvias se concentran en el litoral», anota Olcina.

«Las lluvias de otoño se van a presentar de forma cada vez más intensa. Hay estudios que apuntan a una mayor frecuencia de las danas»

Jorge Olcina

Doctor en Geografía de la Universidad de Alicante

José Ángel Núñez, jefe de Climatología de Aemet, considera que un pronóstico sobre lo que nos lloverá este otoño «no es fiable más allá de una semana o diez días antes». No obstante, coincide con Olcina en que si se diese la configuración atmosférica de gota fría ahora «hay más energía disponible en la baja atmósfera y los fenómenos pueden ser potencialmente más violentos». Más destructivos. Núñez acota el periodo crítico «entre mitad de septiembre y mitad de noviembre», con octubre como mes más favorable para las lluvias torrenciales. Pero no siempre es así. En 2019, la dana de la Vega Baja descargó entre los días 11 y 13 de septiembre. La principal adversidad llega «cuando la gota fría descarga en zonas de montaña». Cuando las lluvias se producen en litoral, «se pueden generar inundaciones in situ, pero la peligrosidad de avenidas es menor».

Hoy por hoy, desgrana Núñez, «cualquier zona del Mediterráneo en general está expuesta a estas lluvias torrenciales otoñales». Cita la tormenta Daniel de principios de septiembre de 2023. Azotó Grecia y luego Libia, y causó miles de víctimas.

«Ante gotas frías, hay más energía disponible. Cualquier fenómeno pasado se volverá a repetir. La recurrencia de los desastres no es fija»

José Ángel Núñez

Jefe de Climatología de Aemet en la Comunitat

¿Volveremos a vivir una destructiva torrencialidad como la de 2024? Sí, pero no sabemos cuándo. «La probabilidad de que se repita algo así en dos años consecutivos es muy baja», pero existe: «Cualquier fenómeno que se ha producido en el pasado se volverá a repetir en el futuro, pero con periodos de recurrencia de varias décadas».

Núñez hace memoria. Hubo una barrancada del Poyo en 1983. Después llegó la desgracia del Turia en 1957. «Son varias décadas para afectar a una misma zona, pero no quiere decir que necesariamente vaya a pasar ese tiempo. La recurrencia no es fija y a veces transcurren pocos años», como pasó entre las trombas de 1949 y 1957.

Adrià Revert es meteorólogo y presidente de la Asociación Valenciana de Meteorología (Avamet). También apunta al factor de la temperatura del mar: «En los últimos años la anomalía térmica ha sido mayor y este año está más caliente». Supone «un aporte extra de energía en caso de lluvias torrenciales», pero se tiene que dar un cóctel de factores, «principalmente inestabilidad atmosférica con vientos húmedos de procedencia marítima». «Seguro que tendremos algunas danas», avanza, «pero a día de hoy no podemos saber su impacto».

«Tendremos algunas danas, pero aún no sabemos su impacto. Las lluvias torrenciales han incrementado las últimas décadas en septiembre»

Adrià Revert

Meteorólogo y presidente de Avamet

Según Revert, «algunos estudios indican que las lluvias torrenciales se han incrementado las últimas décadas en septiembre en comarcas valencianas». Recuerda las inundaciones de Alicante en 1997 o las de septiembre de 2019 en Ontinyent y la Vega Baja.

Su conclusión es similar a la de Núñez. Alerta y memoria: «Si ha pasado puede volver a pasar. Quizá no en la misma zona, pero el riesgo está ahí, en cualquier punto de la Comunitat». Y con un nuevo peligro: «Con temperaturas más altas, las masas de aire pueden albergar más humedad y propiciar lluvias aún más intensas». Conclusión: «Hay que estar preparados».

En el plano meteorológico, Aemet se ha reforzado con mejoras en los radares de reflectividad, los que sitúan en tiempo real las zonas donde más llueve por la estimación de densidad de gotas . Posiblemente, este otoño haya un plus de cautela y veamos más alertas rojas meteorológico ante datos que apunten a lluvias fuertes. Curarse en salud. Pasarse por exceso antes que errrar por defecto en aras de la prevención. Mientras, la red de pluviometros automáticos que aportan datos en tiempo real ha aumentado. Los expertos consultados en Aemet y Avamet estiman en casi un millar los sensores de lluvia repartido por la Comunitat e integrados en la red de vigilancia.

La mayoría son de socios de Avamet, con un aumento de miembros que aportan estaciones propias y un acuerdo con la Diputación para revivir muchas de ayuntamientos mal mantenidas.

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