Hermanamiento con Barcelona para fortalecer los vínculos y la colaboración

La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, formalizaron el hermanamiento entre las dos ciudades en un acto celebrado en el Ayuntamiento de la localidad de l'Horta Sud al cual han asistido tanto miembros de la corporación como personal técnico de la localidad catarrogina, además de la delegada del gobierno en València, Pilar Bernabé. Con este hermanamiento, el primero que Barcelona firma con una ciudad española, se estrechan más los vínculos entre los dos municipios tras la dana del pasado 29 de octubre.

El objetivo es potenciar la amistad y el entendimiento mutuo, profundizando en la colaboración técnica e institucional entre ambas ciudades en ámbitos de interés común como la lucha contra el cambio climático, la regeneración urbana, la calidad del espacio público, la sostenibilidad y la reducción de desigualdades sociales. El acuerdo también incluye el impulso de los vínculos y los intercambios en materia educativa y cultural, haciendo énfasis en el valor de la solidaridad y la cooperación entre municipios.

La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, señaló que se trata «de un hito histórico para el pueblo de Catarroja. Un gesto que va más allá de un acto formal: es el reconocimiento de un vínculo que nació en un momento de gran dificultad. Barcelona estuvo aquí, a nuestro lado, ofreciendo ayuda técnica, humana y material con más de 300 profesionales que se desplazaron para apoyar cuando más lo necesitábamos. Este hermanamiento representa un compromiso para el futuro, un avance ante los retos que nos plantea el cambio climático y para construir comunidades más seguras, sostenibles y solidarias».

Por su parte, el alcalde Collboni destacó la singularidad del acuerdo, el primero que se firma con una ciudad española y más pequeña. «Barcelona tiene vínculos de solidaridad y cooperación con muchas ciudades del mundo, pero con Catarroja compartimos una manera de ser y de vivir. La magnitud de la dana nos hizo ver que haría falta un proceso de reconstrucción a largo plazo, desde la vertiente de las infraestructuras y también la humana.