El campo apuesta por la trituración como alternativa a las quemas agrícolas

Durante los meses de invierno es especialmente frecuente que en regiones agrícolas como El Comtat el horizonte se pueble de columnas de humo negro. La costumbre ha hecho que la gente de esta y otras comarcas valencianas asocie esa estampa a la quema de restos agrícolas, y no a la de un incendio forestal. A pesar del carácter ancestral de esta práctica, cada vez son más las voces que aconsejan alternativas cuyo impacto en el medio ambiente sea menor, fundamentalmente la trituración agrícola.

A nivel legislativo se está trabajando por incentivar este tipo de acciones sostenibles, por ejemplo en la nueva Política Agrícola Común de la Unión Europea (para el periodo 2023-2027) y en la que se introduce la figura del ecoesquema. Se trata de pagos que se abonarían a los agricultores por cumplir ciertas condiciones medioambientales adicionales.

Desde la Unió de llauradors i ramaders del País Valencià, su Secretario General, Carles Peris, resalta la idoneidad de esas nuevas prácticas agroeconómicas, aunque también se muestra partidario de moratorias en su aplicación, o directamente de la exclusión, en aquellas zonas cuya idiosincrasia no permita el acceso de este tipo de maquinaria. En esos casos, Peris alude al esfuerzo que deberían hacer las administraciones públicas para facilitar la tarea a los agricultores. Tal y como especifica la versión inicial del plan en uno de sus tres ejes, se combinarán “medidas de carácter regulatorio con pagos que remuneren los esfuerzos de los agricultores que vayan más allá de la línea de base”.

En ese sentido, la Generalitat ha iniciado experiencias piloto de trituración agrícola in situ en algunos puntos de la geografía valenciana. Uno de estos servicios estará a disposición de los propietarios de terrenos en el ámbito de protección de los parques naturales de la Font Roja y Mariola entre el 15 de febrero y el 15 de junio de este año.

Desde la administración local también se trabaja en esa línea, como es el caso de Cocentaina, donde se quiere implantar un servicio municipal de biotrituración. Para ello están a la espera de la resolución de unas ayudas autonómicas, y es que como reconoce la concejala de Medio Ambiente, Eugenia Miguel, «se necesita personal para operar esas máquinas ya que el consistorio no dispone de medios para realizar las contrataciones».

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