Mazinho, el mediocentro que levantó una Copa del Mundo con Brasil y que dejó su nombre tatuado en España

En 2001, el legendario centrocampista brasileño, Iomar do Nascimento, más conocido como Mazinho, decidió colgar las botas mientras jugaba para el Vitoria de Bahía un equipo de su país. A partir de entonces, no ha dudado en dedicarle su vida profesional a la carrera de sus hijos: Thiago y Rafinha. Rafinha, tras haber pasado por la cantera del Barcelona, se encuentra todavía jugando con los colores azulgranas. Su hermano, también canterano del equipo catalán, viste el uniforme del Bayern de Múnich en Alemania.

Más allá de la fama y del juego de sus hijos, Mazinho es una leyenda del fútbol ya que logró conquistar la Copa del Mundo junto a Brasil en 1994 en Estados Unidos y jugó en la época dorada del Celta en España. Asimismo, su paso por el Valencia no fue menos que estos logros. Junto al equipo blanquinegro, el mediocentro brasileño consiguió llegar hasta la final de la Copa del Rey frente al Deportivo de La Coruña a pesar de no haber podido levantar el trofeo. El principio de su carrera profesional se sitúa en el país que lo vió nacer: Brasil. Allí jugó en varios equipos antes de cruzar el charco para entrar en la liga italiana, donde jugó para el Lecce y el ACF Fiorentina.

Después de su paso por Italia, regresó al país carioca fichando por el Palmeiras. No obstante, su vuelta a Europa no tardó en llegar. Era 1994 y acababa de ganar el mayor triunfo de todos: la Copa del Mundo. Tenía 28 años y el club de Mestalla no dudó en introducirlo en sus filas junto al que hasta entonces, había sido el seleccionador de Brasil, Carlos Alberto Parreira. Su llegada a la capital del Turia fue como la de un huracán, controlaba todo desde arriba y desde abajo y sus saques eran de fuera de serie. Era sin lugar a dudas el conductor de los partidos. Estuvo más de 90 partidos vistiendo los colores del Valencia hasta que un día, Luís Aragonés lo entregó al Celta de Vigo de un día para otro sin explicación. Sin él saberlo, se había convertido en el mayor regalo que le habían hecho en mucho tiempo al equipo gallego. Durante cuatro años, el equipo celeste se mantuvo en lo más alto de las clasificatorias y Mazinho se convirtió en una estrella para la afición del club. Tras las gloriosas temporadas el brasileño tuvo una serie de lesiones que le impedían jugar a pleno rendimiento, además tenía idas y venidas con el que era el técnico del Celta, Victor Fernández. Esto causó que fuese cedido al Elche en el año 2000. Finalmente, después de jugar un año en tierra ilicitana, volvió a su país, donde se retiraría definitivamente del fútbol en el Vitoria de Bahía. Ahora le toca trasladar toda su experiencia y potencial a sus hijos.