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Viaje a la Valencia visigoda

Viaje a la Valencia visigoda

Tras la caída del imperio romano, la primera comunidad cristiana se asienta en Valentia. La ciudad entra en un periodo de transformación donde la religión emergente marca las nuevas edificaciones

María Gardó

Valencia

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Jueves, 5 de diciembre 2019

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Parecía imposible que un imperio como el romano cayera, pero lo hizo, y con su decadencia, el mundo entró en una nueva era. Desaparecida la antigua sociedad civil, el cristianismo pasó a ser el elemento rector y dinamizador de la vida urbana. La antigua Valentia se vio arrastrada por los tiempos y entró en un periodo de transformación desde el siglo V al VII que no puede comprender sin un hecho fundamental: el martirio y muerte de San Vicente Mártir en el año 304 durante las persecuciones romanas. En memoria de este episodio se construyeron algunos de los edificios más importantes que marcaron esta etapa.

La urbe pasa de los emperadores romanos a estar regida por obispos. El más notorio fue Justiniano, entre los años 530 y 550, que monumentalizó el grupo episcopal surgido a finales del siglo V sobre la actual zona de La Almoina.

La presencia visigoda (pueblo bárbaro que ocupó la Península Ibérica tras la caída del Imperio Romano) sólo fue efectiva en Valencia a partir del rey godo Leovigildo, en el siglo VI. Durante su mandato se construyen los edificios cristianos más emblemáticos, superpuestos al centro político y religioso romano previo. De esta fase se conoce la catedral, el baptisterio, un mausoleo, un cementerio de tradición romana alrededor del lugar del martirio y, al norte, toda una serie de edificios romanos que perduraron.

A todo este complejo en el centro se suma, en el sigo VII, una pequeña memoria sobre el lugar del martirio y la ampliación del cementerio, «donde sí que hubo un cambio radical en la morfología funeraria», explica Albert Ribera, exarqueólogo municipal y exdirector del museo de La Almoina. El centro arqueólogico alberga la mayoría de restos de aquella Valencia que se pueden visitar en la actualidad.

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    Catedral visigoda

Los hallazgos arqueológicos han permitido conocer cómo era la catedral visigoda de Valencia, antes de que la invasión musulmana la transformara en mezquita. «Estaba orientada hacia el este, como la mayoría de iglesias medievales», comenta el experto.

El antiguo templo cristiano fue construido por orden del obispo Justiniano en torno al año 540 junto al cementerio donde se conservaba la memoria del martirio de San Vicente. Se levantaba por debajo de lo que hoy es la plaza de la Almoina y la Basílica de la Virgen y, según las investigaciones realizadas, tenía unas dimensiones de 40 metros de largo por 50 metros de ancho repartidos en tres naves, y un ábside de unos 12 metros de diámetro. La cabecera era poligonal al exterior y circular al interior. De su alzado se conservan unas pocas hiladas de mampostería regular que se asientan sobre potentes cimientos, de dos metros de anchura, de grandes sillares de edificios romanos. Al exterior presentaba dos contrafuertes, indicio de que fue una construcción muy sólida y de una altura considerable.

De la seo sólo se tiene constancia arqueológica de un tramo del ábside (observable y visitable en la actual cripta de San Vicente) y otro del muro de cierre septentrional, en La Almoina. Ambos tienen en común su monumentalidad.

La catedral contaba con varios edificios anexos destinados a la necrópolis, la curia y la casa del obispo. Pero hay dos que destacan sobre el resto: el baptisterio y el mausoleo. Ambos se construyeron sobre la antigua Vía Augusta marcando una ruptura con la trama romana anterior de Valentia.

Ábside de la antigua catedral visigótica en la actual cripta de San Vicente.
Ábside de la antigua catedral visigótica en la actual cripta de San Vicente. M. Gardó

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    Mausoleo

Al sur del ábside de la catedral se construyó el mausoleo tradicionalmente conocido como la 'Cárcel de San Vicente'. La función de este edificio cruciforme no fue otra que la funeraria. Aquí se encontró una tumba donde pudo ser enterrado el famoso obispo Justiniano que, al mismo tiempo, también sería el promotor de la obra. «No obstante, la interpretación que suponemos más lógica y ajustada con las costumbres de la época sería vincular la construcción de este importante sepulcro con San Vicente», cuenta Ribera. Su cuerpo y reliquias fueron trasladadas desde la Roqueta (su lugar de entierro original) hasta este punto del centro de la ciudad de Valencia.

Todo el edificio contaba con un pavimento de 'opus signinum', un material de construcción utilizado en la antigua Roma. Se conserva toda su planta de cruz, aunque en un estado bastante irregular. «Mientras el ala de la cruz septentrional está casi intacta, incluyendo la bóveda, de la meridional solo quedaban los cimientos, y la oriental y la occidental aun han mantenido buena parte de sus paredes», explica Ribera.

En la actualidad existen dos espacios sobre esta zona que pueden visitarse. Una de ellas es la cripta arqueológica de la Cárcel de San Vicente (plaza del Arzobispo, 1), que alberga la tumba del prelado y el ábside de la antigua catedral visigótica.

A pocos metros, la Capilla-Cárcel de San Vicente Mártir (calle cárcel de San Vicente, 1) alberga como reliquia una columna donde según la tradición dice que el santo fue torturado.

Cripta de San Vicente que alberga la tumba del obispo y donde posiblemente fue trasladado el cuerpo del santo.
Cripta de San Vicente que alberga la tumba del obispo y donde posiblemente fue trasladado el cuerpo del santo. M. Gardó

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    Baptisterio

Aunque no existían reglas fijas de la ubicación de los baptisterios de la época, la más normal era a los pies de la basílica. Sin embargo, el de Valencia se encuentra a un lado del ábside de la catedral. Otra rareza es su forma: «Los de planta cruciforme, como el de nuestra ciudad, no son muy normales, aunque existen con forma y medidas muy semejantes», explica Ribera.

El estado de conservación exterior del baptisterio es bastante bueno pese a ser totalmente vaciado en la época islámica.

Restos arqueológicos del baptisterio en La Almoina.
Restos arqueológicos del baptisterio en La Almoina.

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    Memoria martirial

El culto a la memoria de San Vicente y a su martirio fue el motivo de la construcción de un pequeño edificio con forma de herradura anexo a la catedral visigoda. Las investigaciones apuntan a que podría tratarse de una iglesia levantada en este lugar sagrado, donde la tradicion cuenta que el diácono fue torturado.

En la actualidad, sólo se ha conservado el trazado de la planta, perfectamente apreciable en el museo de La Almoina.

Ábside de la memoria martirial visigoda sobre la supuesta cárcel romana.
Ábside de la memoria martirial visigoda sobre la supuesta cárcel romana.

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    Necrópolis

La tradición romana prohibía los cementerios en el interior de las ciudades. Pero en el siglo V, sobre el lugar donde tiene lugar el martirio de San Vicente, al norte de la catedral, se construye el primer cementerio, ya cristiano, dentro de los muros de la urbe.

A finales del siglo VI o inicios del VII, surgió una nueva necrópolis que ocupaba el mismo espacio que la anterior y se extendía más al norte. Lo curioso es que aquí hay un cambio radical en la tipología de las tumbas, que pasan a ser de carácter familiar con grandes bloques de piedra y una cubierta con motivos cristianos, como el crismón.

Estos enterramientos grupales son propios de Valencia, ya que en el resto de necrópolis hispánicas seguían predominando las tumbas individuales. Algunas de ellas aparecieron en las excavaciones de La Almoina, museo en el que puede visitarse una tumba familiar visigoda y el acceso a otra.

Acceso a una tumba familiar en el museo de La Almoina.
Acceso a una tumba familiar en el museo de La Almoina.

  1. Otras edificaciones para destacar

Existen al menos otros dos puntos que cabría señalar en la Valencia visigoda. Uno es el al antiguo convento de San Vicente de la Roqueta, donde la tradición sitúa el lugar de enterramiento de San Vicente Mártir en el siglo IV tras el martirio, lo que lo convirtió en lugar de peregrinación de la cristiandad (más tarde el cuerpo fue llevado al complejo episcopal, posiblemente al mausoleo).

El otro lugar es el el yacimiento arqueológico de Valencia la Vella, ubicado en el término de Riba-roja de Túria. Se fundó en el año 550 por parte del rey Leovigildo por su ubicación estratégica

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