Los tesoros perdidos de Campanar
Los afectados inician la presentación de inventarios para reclamar al seguro mientras continúa la batalla judicial entre propietarios e inquilinos para entrar en los pisos
Echar la vista atrás para tratar de recuperar parte del valor de toda una vida. Rememorar los trágicos momentos que vivieron aquel 22 de febrero, cuando su hogar perteneciente a la urbanización de la calle Rafael Alberti número 2, en el barrio de Campanar, quedó envuelto en llamas. Una tragedia que en Valencia será recordada para siempre. Tras meses de incógnita con la reconstrucción del edificio, los afectados van presentando ahora ante el Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia los inventarios de todo aquello que tenían en sus hogares y que las llamas les arrebataron. Joyería, discos duros con las investigaciones de toda una vida profesional, o dinero en efectivo han sido algunos de los bienes reclamados por las víctimas.
Algunos afectados han incluido en sus listas aquello que consideran que tiene un mayor valor, mientras otros han tratado de realizar una recreación mental de lo que un día fue su casa para poder incluir cada bien que formaba parte del conjunto de sus hogares. Una de las afectadas, inquilina, incluye en su listado que conservaba en su vivienda un total de 8.000 dólares americanos en efectivo. Del mismo modo, denuncia la pérdida de un anillo de compromiso.
Además, la víctima declara también que poseía un televisor Xiaomi, un Ipad, dos NoteBook de la marca Apple, así como una bicicleta, relojes, gran diversidad de ropa y un secador. Resulta inevitable pensar en que todos esos objetos se habrían adquirido con el esfuerzo de cada uno, y tras la tragedia tan sólo quedaron sus cenizas. Algunos objetos sin mayor simbolismo, otros probablemente cargados de recuerdos.
Otro de los afectados realiza un inventario en el que parece no haber olvidado ni por un instante lo que un día fue su hogar. Entre las cosas de su listado declara haber perdido los discos duros donde guardaba todo su trabajo de investigación. Tal vez por fortuna algún colega de trabajo tuviese copias. Si no, esta persona además de haber perdido su hogar, también habría lamentado la pérdida de todo su esfuerzo profesional.
Además, la víctima también reclama su anillo de boda. Destaca, por otro lado, el 'listado del bebé'. Un andador infantil, cinco peluches, la bolsa del carro, libros de lectura o un cambiador. Otra inversión probablemente hecha con todo el amor del mundo hacia un hijo y que quedó arrasada por las llamas.
LAS PROVINCIAS ha tenido acceso a estos listados en un contexto en el que inquilinos y propietarios se encuentran inmersos en una batalla en los juzgados. Los inquilinos denuncian que los propietarios no les permiten acceder a sus viviendas para tratar de recuperar cualquier cosa que se salvase de las llamas.
Dentro del grupo de inquilinos se encuentran familiares de víctimas mortales aquel 22 de febrero, que quieren recuperar alguna pertenencia de su pariente fallecido. Tesoros de incalculable valor de las vidas que perdieron para siempre. Sin embargo, los propietarios recurrieron el favor del juez a la solicitud de los inquilinos, porque aseguran que para acceder a las viviendas se deben de implantar unas medidas de seguridad que requieren un coste de más de 120.000 euros.
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Por todo ello, los propietarios, que además defienden que los bomberos ya sacaron todo objeto material con valor durante la semana posterior al incendio, proponen a los inquilinos que si son ellos quienes se hacen cargo de los pagos, puedan acceder a las viviendas tal y como solicitan. Los inquilinos denuncian que los propietarios y terceras personas ajenas al edificio han entrado en numerosas ocasiones y no se han cumplido las medidas de seguridad. Además, éstos defienden que si los operarios ya trabajan en la finca será con las medidas de seguridad establecidas. Ahora el juzgado número 9 de Valencia deberá poner solución a las discrepancias entre propietarios e inquilinos de la urbanización Rafael Alberti número 2.
Algunos inquilinos representados en la asociación Ardic denuncian no haber visto nada del crowfunding que se creó la misma semana que sucedió la tragedia, que tal y como publicaba el portal web de donaciones GoFundMe, estaba destinado a «brindar apoyo a las personas afectadas que han perdido sus hogares y pertenencias».
Una vez cerrado el portal de donaciones, los casi 115.000 euros recaudados fueron a parar a Aproicam, la asociación que representa a los propietarios de la comunidad de vecinos. Según explicó la asociación de propietarios, ese presupuesto se destinaría a las tareas de rehabilitación del edificio. Por ello, los inquilinos denuncian haberse quedado fuera de las donaciones directas, cuando éstas «no discriminaban entre propietarios ni inquilinos, sino que siempre hablaban de afectados».
Mientras, el conjunto de afectados deberá esperar la respuesta de sus seguros en cuanto a la cantidad reembolsada de todo lo perdido durante el incendio, la tensión entre inquilinos y propietarios parece evidente. Mientras tanto, el desescombro para poder comenzar con la rehabilitación del complejo continúa su curso para cumplir la previsión de finalizar la limpieza en cuatro meses. Se confía que, en 2027, el edificio visible desde la avenida Maestro Rodrigo pueda volver a lucir como una urbanización más del barrio de Campanar.
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