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El atardecer de este lunes en la Albufera desde la barca impulsada por la concejalía. Irene Marsilla

El hechizo del atardecer en la Albufera

La concejalía responsable de la devesa y el lago organiza visitas para disfutar de la espectacular postal de las últimas horas del día en la Gola de Pujol I Más de 5.000 persobnas intentan inscribirse en la propuesta que ofrece 300 plazas este mes

Laura Garcés

Valencia

Martes, 8 de julio 2025, 01:03

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Pasada la media tarde, cuando el sol empieza a caer, el lago de la Albufera luce brillante y sereno. Sobre la amplia lámina de agua que tantas historias de Valencia y de los valencianos guarda en sus profundidades se ha posado otro día. En el embarcadero esperan las barcas que van a salir en busca del atardecer. Va a ser un viaje a la última luz del día, un paseo tan cautivador como un hechizo. La barca está preparada para salir y se despliega la liturgia de la tarde, se desvela el retrato inigualable de la joya de la corona de Valencia. La ruta se convierte en un juego de espejos de agua en la que se refleja la paleta de rosas, azules y blancos que destila el sol en su despedida.

Sopla Garbí para refrescar un paseo acompañado de algún collvert, gaviotas y una garza real que se ha cruzado en un camino de agua dulce donde crece la enea y el cañizo. Es el mismo donde los pescadores trazan sus ancestrales 'redolins' y las 'llisas' saltan hasta las orillas de la barca eléctrica de un barquero que se apoya en la pértiga por si en algún momento la embarcación se queda sin energía. Es imposible no echar mano del teléfono para inmortalizar con la cámara un instante que son muchos instantes a la vez.

El pasaje ha enmudecido ante un espectáculo que serena el ánimo para encender el ambiente de tranquilidad. Es la fuerza de la naturaleza, esa fuerza de atracción irresistible que ha acercado hasta el embarcadero de la Gola de Pujol a los que se han querido inscribir en la propuesta del área de Devesa Albufera del Ayuntamiento de Valencia. Cada lunes, martes y miércoles de julio sale una barca con 22 pasajeros que han reservado su plaza. La iniciativa persigue dar a conocer el Parque Natural y, por supuesto, el lago. Todo desde los criterios más respetuosos con el parque natural y el lago que se recupera tras haber servido de esponja a las aguas de la dana. Durante la travesía el concejal José Gosálvez, que se ha sumado a la primera visita de la temporada, recuerda cómo se quedó la gola con el paso de la dana. Relata que el agua creció hasta más de un metro cubriendo de barro la zona de las barcas. Poco a poco se va recuperando.

Participantes en el paseo. Irene Marsilla

La propuesta se lanzó y en pocos días recibió 5.000 solicitudes. Lo ha contado Gosálvez. Por supuesto, los 5.000 no podrán disfrutar de la propuesta. «Hay unas 300 plazas». Son más que el año pasado, cuando se estrenaron estos paseos al atardecer. Tal fue el éxito en 2024 que se han aumentado las plazas con la intención de seguir en los próximos ejercicios. La mayor parte de los interesados son valencianos que quieren conocer un paisaje y un momento intrínsecamente unido a la cultura de esta tierra. «Hemos venido otras veces, pero nunca en la barca y siempre quisimos venir porque nos parecía interesante», cuenta Miguel Ángel, quien ha acudido a la gola junto a su esposa, Patricia, y su hijo, Martín. No son ellos la única familia que ha tomado la misma decisión. También Paula se ha enrolado en la visita junto a sus padres y su novio. «Es un viaje familiar. Queríamos juntarnos en un momento tan bonito como éste».

Una mujer toma una fotografía desde la barca. Irene Marsilla

Los interesados en el paseo se desplazan desde Valencia en autobús. Ya en el punto de encuentro, el embarcadero, inician una excursión de media hora que les permite conocer la flora y algunas de las aves de la devesa. A continuación llega el deseado paseo en la barca, una corta pero intensa travesía hacia la última hora del sol, ese momento que embruja y alimenta el silencio en una experiencia que merece la pena disfrutar.

Tanto encanto encierra que algunos, no pocos, se desplazan hacia este punto privilegiado de la naturaleza para disfrutar de la mágica hora sentados en el suelo del embarcadero por iniciativa propia. Y por qué no para inmortalizar besos sobre el espectacular fondo de la imagen que luce la Albufera al final del día. Mientras unos disfrutan desde tierra, los que se han montado en la barca surcan la Albufera hasta que ya brillan las primeras luces de la ciudad y los pueblos de la ribera del lago anunciando que cae la noche. Otro día suma en el parque natural.

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