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Ilustración de Pilar Bernabé y Diana Morant. Jesús Signes

La 'Sánchezdependencia' atrapa a Morant y Bernabé

Análisis. El futuro del ticket electoral del socialismo valenciano, pendiente de las decisiones del presidente del Gobierno por la ola de corrupción que le afecta

JC. Ferriol Moya

Valencia

Domingo, 15 de junio 2025, 00:25

El procesamiento del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por el Supremo por el delito de revelación de secretos. El registro de casi diez horas de la vivienda en Valencia del exministro José Luis Ábalos en busca de pruebas del cobro de comisiones. El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que revela presuntas mordidas y reparto de comisiones que afectan en primera persona al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Y todo eso, en una semana trágica para Pedro Sánchez por lo que supone de situar a todos los vértices que rodean al líder del PSOE bajo sospecha de corrupción. La dimisión de la mano derecha del líder socialista, el mismo día que se extendían las sospechas de que se hayan cometido delitos de cohecho, tráfico de influencias, malversación y pertenencia a organización criminal, parece el último cortafuegos, si es que puede cumplir esa función, para Sánchez. El PP acelera con la petición de adelanto electoral que, sin embargo, los socios de Gobierno del PSOE no parecen estar dispuestos a contemplar.

La renuncia de Cerdán a la vista de la gravedad del informe elaborado por la UCO puede o no taponar la herida. El mismo jueves, horas antes de conocerse su dimisión, la delegada del Gobierno Pilar Bernabé aún mantenía su convencimiento de que el a esa hora aún diputado socialista podría demostrar su inocencia. «El PSOE ha sido claro y ha explicado que el secretario de Organización no tiene nada que ver con estas cuestiones», proclamaba. Sólo unas horas después, a modo de síntoma, la ministra de Ciencia y líder del PSPV, Diana Morant, cancelaba un acto en Valencia previsto para este mismo viernes. A continuación se produjo la dimisión de Cerdán.

La posición en la que queda el líder del PSOE como consecuencia de esta salida y de los casos de corrupción que afectan a su entorno más cercano es una incógnita, porque Sánchez ha hecho de ese 'Manual de Resistencia' toda una guía de comportamiento. Que dirigentes y excargos de su propio partido se hayan pronunciado públicamente a favor de un adelanto de las elecciones generales choca de plano con la percepción de que el líder del PSOE sólo adoptaría una decisión así en el caso de sentirse convencido de poder repetir en la Moncloa. Cualquier otra posibilidad, salvo que alguno de sus socios independentistas dejara de prestarle apoyo parlamentario, parece no encajar con la personalidad que Sánchez ha mostrado hasta la fecha.

La 'ayuda' del CIS

De modo que es posible, y quizá lo más probable, que Sánchez siga tratando de resistir. Así lo verbalizó él mismo en una comparecencia el mismo jueves ante los medios de comunicación, en la que insistió en que las elecciones generales se celebrarán en 2027. En realidad, cualquier otro escenario, y en particular el de convocar comicios en un momento como el actual, complicaría muy mucho las opciones del PSOE de repetir un acuerdo como el alcanzado tras las generales de julio de 2023. Porque las encuestas del CIS, que ya elevan a 7 puntos la diferencia en intención de voto a favor del PSOE respecto al PP, no parecen creíbles ni para los propios cargos socialistas.

Pero ¿y si lo acaba haciendo? El futuro de Sánchez y de las decisiones que adopte afectan en primera persona al socialismo valenciano, porque pocas federaciones como la del PSPV han sido más seguidistas a la hora de atender las órdenes de Ferraz. Tanto en su devenir orgánico como en cuanto a sus planteamientos políticos. Si Diana Morant ocupa un sillón en el consejo de ministros es, obviamente, porque así lo decidió Sánchez. Y si fue elegida secretaria general del PSPV fue porque Sánchez, a través de Santos Cerdán, maniobró para que Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa le despejaran el camino. Para la historia, aquel «Alejandro esto lo vamos a arreglar ¿verdad?» que Sánchez le dijo, mano en el hombro, al entonces barón alicantino.

En pocas federaciones socialistas ha influido de forma más directa y autoritaria Sánchez que en la valenciana

Ocurre algo similar con Pilar Bernabé, nombrada por el Ejecutivo central como titular de la delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana. Y elevada también a la dirección federal como número cuatro del PSOE y a la secretaría general del PSPV de la ciudad de Valencia gracias al respaldo inequívoco de Sánchez, que públicamente ha elogiado la labor realizada desde el 29 de octubre por la dirigente valenciana.

Morant y Bernabé han sido apuestas de Sánchez o que el líder del PSOE ha querido avalar como referencias de su partido en la Comunitat. La hoja de ruta diseñada para una y otra apunta al cartel electoral autonómico, para la primera, y de la ciudad de Valencia para la segunda, aunque en el seno del PSPV se abrió paso hace tiempo la teoría de que Bernabé sería mejor apuesta para asumir la candidatura a la Generalitat. En todo caso, una y otra tienen una responsabilidad pública que depende de Sánchez. Y un horizonte electoral marcado también por el líder del PSOE.

Ese es el escenario actual. El que se podría abrir en un futuro es pura especulación. Morant no es diputada en el Congreso y Bernabé tampoco es concejal en el Ayuntamiento de Valencia. De modo que las decisiones que pudiera tomar Sánchez podrían afectar al modo en el que afrontaran su horizonte político en la Comunitat. Porque en el caso de una cita electoral que pudiera derivar en la pérdida de poder para el PSOE, la situación en la que pasarían a estar la ministra y la delegada del Gobierno sería más delicada, incluso en el caso de que alguna de las dos o ambas pudieran formar parte de una eventual candidatura del PSOE a las generales.

Posición política

Si en términos orgánicos la dependencia del PSPV hacia Sánchez admite poca discusión, en el ámbito de las posiciones políticas ha ocurrido algo muy parecido. El PSPV abandonó hace tiempo cualquier recurso a posiciones críticas con lo que se decidiera en Ferraz o en la Moncloa. De hecho, las últimas posiciones críticas que se recuerdan tienen que ver con la primera etapa de Ximo Puig al frente de la Generalitat, enfrentado a Sánchez como líder del PSOE. Una contestación que duró hasta que el dirigente federal forzó una moción de censura contra Mariano Rajoy –defendida en el Congreso por José Luis Ábalos– que salió adelante. Desde que Sánchez llegó a la Moncloa, el socialismo valenciano ha abandonado cualquier sombra de posición crítica

Uno de esos debates, quizá el más llamativo, es el de la reforma del sistema de financiación autonómica y el conjunto de instrumentos relacionados con la situación financiera de la Comunitat. El PSPV rompió la unanimidad existente en la Plataforma per un Finançament Just en septiembre de 2024 al exigir que se añadiera un apoyo explícito a la senda de déficit, la corresponsabilidad fiscal y un compromiso a revertir las rebajas fiscales a los ricos aprobadas por el Consell de Mazón. Como consecuencia de esa posición, la CEV, los sindicatos y los partidos mayoritarios se declaraban incapaces de pactar una posición común sobre las principales reivindicaciones financieras de la Comunitat Valenciana.

El PSPV se ha plegado a las posiciones del PSOE en debates tan significados como los relativos a la financiacíón o la deuda

Esta misma semana, el PSPV también ha asumido el posicionamiento del PSOE al rechazar la reivindicación del extra FLA, el instrumento con el que el Gobierno central venía asumiendo hasta la fecha el exceso de déficit de las CCAA.

El posicionamiento de los socialistas valencianos también ha calcado el del PSOE en lo relacionado con la dana. Obviamente, la posición de exigencia de responsabilidades al president de la Generalitat Carlos Mazón ha sido unánime. Pero a ningún dirigente del PSPV se le ha escuchado, ya no reproche alguno por el retraso en la llegada de ayudas a los damnificados, sino siquiera alguna reivindicación de que esos fondos puedan llegar con más agilidad.

Mientras la sensación de final de etapa se extiende en el seno del PSOE –'game over', en gráfica expresión de un dirigente del PSPV–, las consecuencias que puede acarrear en la Comunitat el horizonte político más inmediato no son menores. Y las que se pueden dejar sentir en el PSPV demuestran, como ocurrió el 29 de octubre, que las hojas de ruta y las previsiones políticas no pueden darse por sentadas.

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