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Pilar Bernabé ya es la líder del PSPV de la ciudad de Valencia. La delegada del Gobierno, encumbrada por Pedro Sánchez a la dirección federal del PSOE, se ha convertido en el gran ariete electoral del socialismo valenciano. La hoja de ruta la sitúa como aspirante a la alcaldía de Valencia, y también como mecanismo de arrastre de voto PSPV en la Diputación y Generalitat. El Consell de Carlos Mazón así lo ha entendido también, y por eso ha puesto proa contra ella.
Bernabé coge las riendas de un partido, el PSPV de la ciudad de Valencia, que está en la UCI. Y no es nuevo. Los resultados electorales del partido en el cap i casal son objetivamente malos, siempre por debajo de los porcentajes de voto autonómicos o de la media de la provincia de Valencia. No es una situación nueva. Ha ocurrido con el liderazgo de Sandra Gómez, pero ocurrió antes con el de Joan Calabuig.
El PSPV de Valencia compite con la fortaleza de Compromís en el cap i casal, pero antes de que la formación nacionalista cogiera músculo, competía con el PP de Rita Barberá. Y ni con los unos ni con los otros el socialismo valenciano ha encontrado la fórmula de referenciarse como primera formación política de la ciudad. Con Bernabé, señalan la mayoría de cargos del partido, las posibilidades son mayores.
No hay comicios hasta mayo de 2027 –porque en el caso de las elecciones municipales no cabe el adelanto electoral-. Bernabé no tiene prisa por dar forma a una candidatura con la que presentar batalla por la alcaldía. Pero la realidad es que a la líder del PSPV local si que le urge adoptar decisiones que comiencen a retratar el nuevo socialismo en la ciudad de Valencia. Un partido más amable, con más voluntad de escuchar a los ciudadanos, que estará mucho más atendido por Pedro Sánchez y que se alineará con Diana Morant.
¿Es suficiente? Está por ver que la mera presencia de un cartel electoral que pueda resultar atractivo sea bastante como para invertir una tendencia electoral –el PSPV de la ciudad de Valencia lleva varias legislaturas «atrapado entre el 5 y el 7·, en afortunada expresión de un exdirigente del partido. El 7 es el actual número de concejales socialistas en el Ayuntamiento de Valencia… ¡sobre un total de 33! A cinco ediles llegó a bajar bajo la batuta de Calabuig.
El entorno de Bernabé es consciente de que va a necesitar bastante más que un mero cambio de aspirante a la alcaldía para mejorar sus resultados. La delegada del Gobierno acumula seis meses de protagonismo político, con una defensa firme de la gestión del Ejecutivo de Sánchez y la puesta en evidencia de los cambios de relato, cuando no de la inacción, del Consell de Carlos Mazón.
Y entre las fórmulas para conseguir un PSPV que aspire en la ciudad de Valencia a no desentonar con los resultados del partido a nivel autonómico (diez puntos por encima en 2023), figura la de componer un equipo en el que todo el partido se sienta representado. La reflexión no es una más del argumentario de cualquier dirigente político que llega de nuevas a un cargo. En el caso del PSPV de la ciudad de Valencia, el protagonismo de lo que se conoce como los 'pelayos' el grupo encabezado por Sandra Gómez, José Muñoz y Borja Sanjuan, ha superado con mucho el de su representatividad en el propio partido. «De los siete concejales actuales, cuatro, si no son cinco, son pelayos», señala una fuente conocedora de los entresijos del partido.
El grupo socialista en el Ayuntamiento de Valencia responde a la candidatura encabezada en 2023 por Gómez. Un grupo de jóvenes concejales en el que viene destacando su actual portavoz, Sanjuan, tras la marcha de Gómez al Parlamento Europeo. Sanjuan es el portavoz municipal que ya ha asumido que tendrá que ceder protagonismo ante Bernabé. Ni la pasarela que le puso Muñoz en Les Corts con varias comparecencias conjuntas le ha servido para poder responder al empuje de Bernabé.
Los 'pelayos' disponen de un peso en el grupo municipal que trasciende con mucho el de su peso real en la organización. Y esa circunstancia no ha sido ajena al progresivo alejamiento del día a día del partido de quienes no se sienten identificados con ese sector, aún cuando su presencia en el partido sea notable. Las fuentes del PSPV local consultadas por este diario admiten que el actual grupo municipal es «muy de parte, porque representa mayoritariamente a un grupo de la ciudad». Elisa Valía y Maite Ibáñez son las excepciones más claras a esa hegemonía del grupo afín a Gómez.
De modo que en el capítulo de frentes por abordar de Bernabé figura el de componer un partido que represente mejor al conjunto de sensibilidades del PSPV de la ciudad de Valencia. Nadie en el partido entendería que la nueva líder del PSPV local no aborde ese frente. Y todo parece indicar que Bernabé es plenamente consciente de esa circunstancia. «Todo el partido se tiene que sentir representado», añade otro cargo del partido. Y eso hace ya demasiado tiempo que no ocurre en el socialismo de la ciudad de Valencia.
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