Luces y sombras de trabajar cuatro días
Cada vez son más las empresas que se plantean la jornada a 32 horas pero la inversión necesaria en innovación y contratación se complica para las pymes
Imagine trabajar cuatro días a la semana y tener un fin de semana de 72 horas. A priori, nadie pondría pegas. Pero, a medida que se profundiza en el tema y se lleva a tierra, salen a relucir algunas incógnitas que más de un experto invita a resolver antes de lanzarse en masa a este aparente paraíso laboral. Sin embargo, algunos países de Europa ya iniciaron el camino y varios constatan un mayor productividad que la registrada en España, donde se trabaja de media siete horas más a la semana.
Ante su ejemplo, el Gobierno de España anunció un programa piloto 50 millones de euros para ayudar a las empresas que se ofrezcan voluntarias para implantar este calendario de trabajo. Por su parte, el Consell, a través de Labora, ha lanzado su propio plan con el mismo objetivo y, por ello, ha celebrado este viernes y sábado en Valencia el evento 'Four Day Week International Summit' (cumbre internacional de la jornada laboral de cuatro días).
Sin embargo, ¿todas las empresas pueden incorporar este nuevo planteamiento? ¿Qué retos supone? La primera cuestión que hay que tener en cuenta es que debe mantenerse el salario, puesto que de lo contrario, se estaría hablando también de una reducción salarial. Es ahí donde las compañías pueden detectar el primer handicap. «Las empresas necesitan aumentar su productividad y su competitividad y una iniciativa como ésta implica muchos riesgos. Para empezar, supondría aumentar el coste por hora trabajada en un 20%, dado que la jornada laboral máxima que se está planteando incluye un acortamiento sin una paralela rebaja salarial», argumentan desde la patronal valenciana, CEV, que destaca que la viabilidad de dicha medida dependerá, en gran medida, del sector de la firma pero, sobre todo, de los recursos de la misma para aumentar contrataciones en caso de que sean necesarias para sostener la actividad.
El economista Adrián Todolí, autor del libro Regulación del Trabajo y Política Económica y profesor de Derecho del Trabajo en la Universitat de Valencia, también invita a estudiar con detalle todas las implicaciones de la medida. «Esto hay que hacerlo bien porque tiene también sus peligros,. Uno de ellos es que si el trabajador tiene que hacer exactamente lo mismo pero en menos tiempo, eso aumentaría estrés y ansiedad», afirma el experto, que también participó en la cumbre organizada esta semana. En ese sentido, Todolí subraya que la reducción a 32 horas debe ir acompañada de una innovación en la empresa a nivel tecnológico o metodológico. «Por ejemplo, hacer menos reuniones y así perder menos tiempo en ellas. Llevamos en los últimos 20 años insertando tecnología que mejora la velocidad de trabajo, así que se puede seguir en esa dirección también», señala.
Ahí el tamaño de la empresa y sus recursos son bastante determinantes, según explican desde la patronal valenciana. «No nos oponemos a una mayor flexibilidad, de hecho, la mayoría de empresas apuestan por aprobar medidas en ese sentido, pero tenemos que ser realistas y al menos actualmente parece difícil que la jornada laboral de 32 horas se pueda aplicar en la Comunitat Valenciana, donde la mayoría de las empresas son pyme», asegura la CEV, que insiste que, en cualquier caso, dependerá de las peculiaridades de cada sector y de cada compañía, una cuestión en la que también coincide Todolí. «Creo que hay oportunidades en algunos sectores y pueden darse acuerdos manteniendo salarios y aumentando la productividad. Al final debe nacer de un acuerdo entre sindicatos y patronal y ver cómo se hace ese reparto de horas», sostiene el economista, un mensaje en el que coincide la CEV: «Las reglas generales de organización del tiempo se pactan en los convenios sectoriales y de empresa, fruto de la negociación colectiva».
Por otro lado, reducir la jornada puede implicar que se aumente las contrataciones para poder mantener el mismo volumen de trabajo semanal. En este punto, la CEV considera que no todas las empresas pueden absorber ese sobrecoste. «Es algo especialmente complicado de lograr después de una pandemia que ha contraído enormemente los márgenes de ganancia del tejido productivo, que en nuestro caso está formado mayoritariamente por pymes. El resultado podría ser justo el contrario al que se busca. En lugar de facilitar la conciliación podría abocar al desempleo a muchos trabajadores», explican las fuentes patronales.
El valor añadido de los países nórdicos es un 25% superior con menos horas
La productividad no siempre va ligada al volumen de horas trabajadas. De hecho, los países nórdicos, como es el caso de Alemania, tienen un valor añadido un 25% superior al de España trabajando menos. En concreto, en España una persona trabajaba en 2019 una media 1.686 horas anuales produciendo un valor añadido de 52 dólares/hora, mientras que en estos países se trabajaban 1.300 horas con un nivel de productividad de 65-70 dólares/hora, según los datos de la OCDE a los que hizo referencia el conseller de Economía, Rafael Climent, durante su intervención en la cumbre internacional 'Four Day Week International Summit', que concluyó este sábado.
«Trabajamos más que el resto y somos menos productivos», indicó el conseller, una situación que ha relacionado tanto con el modelo económico como con la forma en la que organizan el trabajo las empresas.
Esta cumbre ha reunido a expertos de distintos países, así como empresas y personalidades del ámbito académico y político para debatir sobre la implementación de la semana laboral de cuatro días. El evento se ha convocado con motivo del programa piloto lanzado por el Consell para ayudar a las compañías valencianas que deseen voluntariamente reducir la jornada a 32 horas. El programa dura tres años y concede más de 9.000 euros por trabajador.
Ante esta situación Todolí resalta que la ayuda de la Administración, sobre todo para pymes, es clave. «También se puede mantener volumen de trabajo incluyendo tecnología o máquinas sin necesidad de más contrataciones. Hay que estudiar cada caso y las alternativas que ofrece cada sector», agrega. En cuanto a los sectores con más facilidades, subraya que el industrial es uno de los que más se presta a reducir la jornada a 32 horas semanales. «El industrial es uno de los más fáciles porque tiene mucha inversión tecnológica, así como los servicios de consultoría. De hecho las experiencias en la Comunitat son de consultorías. En una actividad cara al público es más complicado, porque tienes que estar un número de horas para atender a la gente», explica.
En cuanto a los servicios públicos –exceptuando Sanidad y Educación– la clave está en imponer una nueva organización que reparta el trabajo, según Gonzalo Fernández, secretario de Administración Autonómica de la Federación de Empleados Públicos de UGT-PV. «Tenemos una visión sexagenaria y tradicionalista de pensar que el trabajo debe ser presencialista. Se piensa que lo importante es trabajar mucho y muchas horas. De hecho España es el país en el que más se ha trabajado, pero no es de los más productivos», explica. Según indica, en el ámbito público hay que buscar la eficiencia y la eficacia a la hora de implementar esta jornada.
José Luis Poyatos, director de Relaciones Externas de BigBuy
«La flexibilidad se traduce en felicidad»
La empresa valenciana BigBuy se dedica a la venta al por mayor online. Lleva un año con jornada a 35 horas. José Luis Poyatos, director de Relaciones Externas de la compañía, indica que la clave está en que cada trabajador concentre las horas en los días que necesite. «La flexibilidad se traduce en felicidad y productividad. Se trata de trabajar mejor, no más», explica. En su caso, funcionan por objetivos trimestrales y asegura que hay menos absentismo con este método.
Álex Cervantes, director de Hampa Studio
«La conciliación ayuda a retener talento»
Hampa Studio es de los pocos en su sector en tener una jornada de 35 horas y ahora se plantea aplicar los cuatro días a la semana. «La gente está muy contenta porque tienen conciliación. Nos ayuda a retener talento», asegura Álex Cervantes, director de la firma. No obstante, admite que hay trabajadores que prefieren quedarse en las 35 horas. «Bajar a 32 supone hacer jornada partida, seis horas y luego dos. Aún así, el 75% está a favor a cambio de tener un día libre más», señala.
María Álvarez, cofundadora de Ephimera
«Llevamos dos años excelentes»
Ephimera es la primera empresa en España en aplicar la jornada de cuatro días en el sector de la restauración. En concreto, esta firma, afincada en Madrid, tiene a sus empleados a 35 horas semanales. «Hemos hecho mucho por introducir tecnología y cambiar procesos internos de trabajo. Llevamos dos años así, con un balance excelente. Podemos decir que la productividad crece», explica María Álvarez, cofundadora de la firma, compuesta por 70 personas.
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