Berlanga: el valenciano que hizo grande el cine

Luis García Berlanga (Valencia, 1921-Madrid, 2010) supo atrapar el espíritu de una nación. Radiografió a España con la cámara, plano a plano. Lo hizo en todas sus películas. En 'Bienvenido, Míster Marshall' reflejó la grisura de la posguerra y una población a la espera de la salvación norteamericana, que luego se tornó en falsa esperanza. En 'Plácido' y 'El verdugo' muestra solidarios personajes en el paisanaje de la década de los 60. De la España democrática, Berlanga inmortalizó un país donde conviven las ansias de libertad con los herederos de épocas totalitarias, como destila la trilogía de la familia Leguineche ('La escopeta nacional', 'Patrimonio Nacional' y 'Nacional III').

En sus películas Berlanga tomó las costuras de la sociedad española, nos hizo un traje audiovisual. Revisitó España desde el esperpento, el humor, la ironía, el absurdo y la ternura. Y el retrato es fiel a lo que es el país. Los fotogramas de Berlanga, que se acompañó de Juan Antonio Bardem y Rafael Azcona, siguen vigentes. En 2021 su filmografía será reinvindicada dentro del Año Berlanga, declaración que todos los partidos de les Corts votaron a favor.

El Año 2021 iba a dar el pistoletazo de salida en la Gala de los Premios Goya de 2021 en Málaga, que incluía un homenaje en conexion con Les Arts, y concluiría en 2022 con la celebración en Valencia de la ceremonia de los cabezones. Así constaba en el guión inicial de la Academia de Cine Española, pero el homenaje austrohúngaro aún está pendiente del avance de las tropas coronavíricas. El tiempo y la pandemia dirán.

El siglo XXI continúa siendo berlanguiano, desde la alerta sanitaria por Covid-19 hasta las informaciones vinculadas con el rey emérito. Berlanga hubiera sabido aprovechar la materia prima de la actualidad.

¿Aprovecharía la pandemia para su filmografía? Responde José Sacristán: «Que a nadie le quepa duda, la tamizaría bajo su singular mirada». «En realidad, Luis ha ido siempre de pandemia en pandemia y tiro porque me toca. Todo lo que miró Berlanga era una situación de crisis aunque aparentemente no lo pareciese. Me refiero a crisis de toda índole: moral, económica, política... La mirada de Luis siempre ha venido a señalar la crisis permanente del ser humano», argumenta Sacristán, actor que trabajó con el cineasta valenciano en 'Todos a la cárcel' (1983), que se rodó en la antigua cárcel modelo de Valencia y 'La vaquilla' (1985). Sacristán tampoco duda de que Berlanga no dejaría títere con cabeza. «Criticó la aristocracia y se metería con el copón bendidito, incluida la actual Familia Real», asegura.

La actividad en el Congreso de los Diputados, añade el guionista Javier Olivares ('El Ministerio del Tiempo', 'Isabel', 'Víctor Ros') sería bien aprovechada por el valenciano. «Cada semana hay una sesión histriónica en el Parlamento. Hay gente interpretando un papel que no sabes si se lo han preparado o se lo creen, porque los seres humanos hablan, dialogan y se escuchan y en el Congreso no», apunta Olivares, quien ofreció un taller en la Mutant en el marco de VLC Pitch Forum a principios de noviebre.

Berlanga no está entre nosotros para poder escrutar el siglo XXI pero nadie le quita ser el autor del testimonio de la España del siglo XX. La aparición de Berlanga en el panorama cinematográfico nacional supuso la renovación del cine español. Mediante su obra, como hicieron otros grandes del arte (desde Goya a Valle Inclán), muestra el tiempo que le ha tocado vivir, los abismos del alma española y los males de nuestras sociedades, que transcienden de sistemas políticos. Ahí reside la vigencia de su filmografía.

El pasado viernes 13 de noviembre se cumplió una década de la muerte del director de 'Moros y cristianos'. El siglo XXI es también de Berlanga, aunque él no esté. Su obra es eterna. Su huella cinematográfica, imborrable. La Filmoteca Nacional trabaja ya en la organización de una serie de actos conmemorativos del centenario. El MuVIM está preparando una exposición para 2021 con la que descubrir al Berlanga más íntimo y en la que participará la familia del genio valenciano. Asimismo, tanto la viuda como los hijos de Berlanga participaron en la filmación del documental 'Berlanga!!', un proyecto dirigido por Rafael Maluenda. La cinta, que avanzó LAS PROVINCIAS, presentará material inédito del genio. «Se ha filmado en la casa de Berlanga, con su mujer María Jesús y sus hijos», contó la productora Eva Vizcarra. Asimismo, desde la Cátedra Luis García Berlanga de la Universidad CEU-Cardenal Herrera llevan tiempo trabajando en esta celebración. Se realizará un congreso internacional. También, la elaboración del documental 'Indestructibles. Mujeres Berlanguianas', dirigido por los estudiantes del CEU y se impulsará una publicación sobre el cineasta.

La universalidad del cine de Berlanga lleva el ADN mediterráneo. La influencia del Mare Nostrum se podía notar en todas sus películas. Pero en ocasiones fue más allá y puso al propio Mediterráneo frente a su objetivo. Fue el caso de Calabuch, cinta que se sitúa en un pequeño pueblo de la costa al que se desplaza el profesor George Hamilton, un científico que decide que sus investigaciones dejen de servir intereses exclusivamente militares. Los habitantes de la localidad le animan a idear un artilugio que permita que los fuegos artificiales de las fiestas del pueblo sean los más espectaculares de la comarca. Para recrear este lugar eligió Peñíscola. En la cinta, rodada en 1956, se pueden reconocer rincones castellonenses. Gran parte de los habitantes de la ciudad actuaron como extras y se volcaron en ayudar en un filme que les otorgaría después una enorme popularidad.

Peñíscola nunca olvida este rodaje y los guiños hacia Berlanga, que apoyó la creación de los estudios de la Ciudad de la Luz (hoy inexistentes), se repiten en toda la localidad e incluso el restaurante Casa Jaume se inventó el arroz Calabuch.

Años después el realizador volvió a Peñíscola a rodar algunas escenas de 'ParísTombuctú', la que fue su última película. Y no una de sus mejores. Pasaron 43 años entre una y otra y el humor de la primera no pudo reproducirse en la segunda a la hora de contar la historia de un solitario ciclista. Michel Piccoli, que falleció el pasado mayo, fue el protagonista, junto a Concha Velasco, de este filme que también buscó localizaciones en L'Hemisfèric de Valencia.