Borrar
Crónica negra

La misteriosa muerte de Alejandro Mencía

Los restos óseos del joven cántabro hallados en el monte no revelaron si sufrió un accidente o fue víctima de un crimen, y la jueza archivó el caso

Abel Verano

Santander

Domingo, 26 de octubre 2025, 00:06

Comenta

Hay un misterioso caso en Cantabria que durante tres años tuvo en vilo a toda una familia y a los habitantes de la Hermandad de Campoo de Suso. La desaparición de Alejandro Mencía (30 años) mientras celebraba un cumpleaños con unos amigos puso en el mapa a un municipio de apenas 1.600 vecinos al tratarse de un suceso cargado de incógnitas, que los investigadores abordaron como una marcha voluntaria, mientras los familiares sospechaban que detrás pudo haber una muerte violenta o accidental que se ocultó.

El rastro de este joven se perdió entrada la noche del 23 de mayo de 2020. Según señalaron los amigos el día de su desaparición, Alejandro se dirigió al río con un compañero para limpiar unas prendas de ropa y la niebla los sorprendió. Su compañero logró regresar a la cabaña pero él se desorientó. Los amigos anduvieron buscándolo un tiempo pero, al ver que no regresaba, decidieron llamar al servicio de emergencias horas más tarde.

Lo único que se encontró de Alejandro en el monte fueron sus botas, que estaban reventadas por el talón «como si lo hubieran arrastrado», especuló en su momento su entorno más cercano, que discrepaba con la tesis de la Guardia Civil de una posible marcha voluntaria. «¿A dónde iba a ir sin camiseta, descalzo, sin documentación ni el móvil y sin haber sacado dinero de su cuenta bancaria?», cuestionaba, un año después de su desaparición, una familiar que lo definía como un chaval «introvertido, muy familiar, cariñoso y trabajador, que nunca había dejado de volver a casa».

Vecinos, familia y voluntarios salieron a buscar a Alejandro Mencía con la ayuda de la Asociación Sosdesaparecidos. DM

Los familiares de Alejandro siempre sospecharon que los once amigos que se encontraban con él ocultaban algo. «¿Por qué los amigos no volvieron a buscarle como hicimos nosotros?», plantearon meses después de la desaparición. «Ellos dicen que Alejandro tenía comportamientos extraños cuando salía de fiesta y que solía irse. Si estaban acostumbrados a que se fuera cuando iba de fiesta, ¿por qué ese día fueron a buscarle tres horas después de su desaparición, si otras veces no lo hicieron?», cuestionaba la familia del joven, sin entender «por qué los amigos manipularon el móvil del desaparecido antes de dárselo a la Guardia Civil y por qué entregaron su camiseta para el rastreo, por un lado, y el resto de su ropa al día siguiente, con cosas que no eran de él, por otro lado».

«¿Por qué los amigos no volvieron a buscarlo como hicimos nosotros?»

Familia del desaparecido

Aunque los amigos de Alejandro nunca quisieron pronunciarse sobre el caso, más allá de lo que declararon ante la Guardia Civil (la familia pidió un interrogatorio que el Juzgado rechazó), este periódico pudo recabar la versión de uno de ellos. «En nuestro grupo de amigos no hay ningún asesino ni ningún psicópata. Si aquel día hubiese visto algo raro se lo habría contado a la Guardia Civil», apuntó Pedro Landeras, vecino y amigo de Alejandro «desde pequeño», lamentando los comentarios que la familia del desaparecido realizó y «que ponen a la gente en nuestra contra». «Lo más fácil es sospechar de los que estábamos con él aquel día, pero la gente habla por hablar», aseguró, al tiempo que descartaba la tesis de que Alejandro se hubiese ido por ahí, «al extranjero, o cualquier sitio».

«En nuestro grupo de amigos no hay ningún asesino ni psicópata. Si aquel día hubiese visto algo raro se lo habría contado a la Guardia Civil»

Pedro Landeras

Amigo

Su hipótesis es que su amigo, «que no se orientaba bien por el monte», pudo despistarse y «resguardarse del frío en algún refugio del que ya no salió». Landeras aseguró que el día de la desaparición de Alejandro «en ningún momento hubo una pelea ni nada como se ha dicho». Es más, dice que había «un rollo muy bueno». Entonces, uno de los amigos y Mencía se fueron a lavar al río porque habían estado «jugando y enredando fuera de la cabaña y se mancharon de boñiga». «Alejandro siempre era más vago y le costaba subir. Y el otro amigo le dijo que subía a la cabaña y le esperaba arriba. Alejandro le contestó que ya subiría». Pero no lo hizo. Landeras relató que ese día había «mucha niebla» y hacía «mucho frío». «Tiene que estar ahí, en el monte», auguró.

Su hipótesis se cumplió. Casi tres años después de la desaparición, un grupo de vecinos halló unos restos óseos, a cuatro kilómetros de la cabaña donde se celebró el citado cumpleaños, y un mes después se confirmó que pertenecían a Alejandro. En ese momento, su familia quiso pasar página, dando las gracias a las fuerzas de seguridad encargadas de la búsqueda y a los medios de comunicación por la cobertura mediática. «Se ha cerrado un ciclo muy doloroso. Ahora queremos descansar y pasar nuestro duelo en familia. Ojalá nunca nadie tuviera que pasar por esta situación».

Tras este mensaje no se supo más del caso. Pero quedaba por conocer qué fue lo que le pasó a Alejandro y cómo acabaron sus restos en el monte, junto a alguna de las prendas que llevaba el día que desapareció.

Según ha podido saber este periódico, una vez que se confirmó, gracias a una pieza dental, que los restos pertenecían al joven desaparecido, los forenses analizaron los pocos huesos que aparecieron para poder determinar la causa de la muerte.

El hecho de que no existieran ya partes blandas en el cadáver, ni restos de sangre, impidió a los investigadores determinar la presencia de drogas o psicofármacos y, por tanto, realizar una valoración toxicológica. Del mismo modo, al hallarse un esqueleto parcial y sin conexión, los forenses no pudieron establecer la causa de la muerte ni la etiología. Y al encontrarse los restos a la intemperie (no estaban enterrados) por un tiempo indeterminado, tampoco se pudo determinar la data de la muerte.

Estas conclusiones y la falta de indicios tras tomar declaración a todos los amigos que participaron en el cumpleaños, llevaron a la jueza de Reinosa a archivar el caso en octubre de 2023. «Nos resulta muy extraño que después de tanto tiempo apareciese el cráneo y unos huesos de Alejandro a la vista, en una zona por la que se le buscó y no se vio nada. Además, era imposible ir andando desde donde aparecieron sus botas hasta ahí. Al final, nos queda el pesar de no saber qué fue lo que realmente le pasó», apuntan desde el entorno más cercano de la víctima.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La misteriosa muerte de Alejandro Mencía

La misteriosa muerte de Alejandro Mencía