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Patricia Matíes, superviviente de cáncer de mama. Iván Arlandis
El año que cambió sus vidas

De hacer el Camino de Santiago a superar un cáncer

La valenciana Patricia Matíes luchó en este 2023 contra la enfermedad y tras la operación del pecho ha conseguido curarse

José Molins

Valencia

Sábado, 30 de diciembre 2023, 01:17

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Tenía 51 años y acababa de volver del Camino de Santiago. Hacía mucho deporte y cuando iba a nadar en la piscina, se dio cuenta de que le había salido un bulto en su pecho. Aquella mañana en el hospital La Fe le cambió la vida a Patricia Matíes. Tenía cáncer de mama con metástasis en los ganglios. «Fue un shock. Primero tuve una actitud de negación, incluso le dije al médico que se había equivocado de paciente», dice. Hasta que empezó a asumirlo. «Lo primero que pensé fue en que iba a perder mi pelo, porque tenía una melena rizada larga, afecta mucho psicológicamente, te miras al espejo y no eres tú», asegura. Pero 'Paty' empezó a hacerse fuerte mentalmente. «Me dije que eso tampoco era tan importante, quise centrarme en ponerme sana, curarme y lo demás ya vendría. Pensaba que por qué a mí, que corría, nadaba, tenía una dieta equilibrada. Pero acepté que me había tocado y me tenía que curar», destaca.

A partir de ahí comenzó una lucha diaria con duras sesiones de quimioterapia, pero contó con la ayuda de sus hijos Marina y Alberto y de su familia. «Tienes que estar muy fuerte mentalmente. He llorado mucho por las noches, pero las palabras sanan y en mi mente siempre me decía que lo iba a superar». Fueron cuatro ciclos durante casi medio año, ya que un problema en el hígado le obligó a reducir los plazos. Y el pasado 19 de octubre llegó el día de la operación. «Fue justo el día Internacional contra el cáncer de mama, nada podía salir mal».

Y efectivamente, salió bien. «Me hicieron una mastectomía con conservación de piel y pezón, me pusieron una prótesis inmediata en la cirugía y yo salí del quirófano con mi pecho. Eso es una maravilla, porque el recorrido había sido muy duro, y de repente sales del quirófano que te han quitado el cáncer y sales con tu pecho, eso a mí me hace sentirme muy afortunada, porque no es habitual. Lo normal es que pasen meses o un año hasta ponerte una prótesis, pero a mí pudo ser en el mismo momento», expresa orgullosa esta valenciana.

Lo peor ya había pasado. Y a principios de diciembre fue a la consulta con la oncóloga para ratificar la mejor de las noticias. «Me dijo que hasta dentro de tres meses ya no tengo que volver. Se supone que yo ya estoy libre de cáncer, aunque siempre te queda ese 'y si…', pero estoy muy controlada y llevo un tratamiento específico. Tengo visitas pero de revisión para ver que todo va bien», explica Patricia. «No te lo acabas de creer, como he pasado tantos meses enferma y con tanto miedo, cuando te dicen que ya no tienes cáncer no te lo crees. Ha sido muy rápido, me considero muy afortunada, me lo cogieron muy a tiempo en La Fe», asegura.

La ayuda de la Asociación contra el cáncer

Durante todo este proceso ha necesitado ayuda y la ha encontrado en la Asociación Española contra el Cáncer, que le ha brindado, al igual que a otros miles de personas en su situación, todo el apoyo necesario, como son las sesiones con un psicólogo en las nuevas instalaciones de esta asociación en la avenida del Puerto de Valencia. «Esto ha sido mi segunda familia, esos días tan largos, donde me cambió mi vida, pasé de trabajar a ir de paciente, es muy duro. He necesitado ayuda psicológica y aquí me la han dado, tanto a mí como a mis familiares. Me han dado la posibilidad de hacer yoga, maquillaje, talleres y me ayuda mucho», señala.

También está volviendo ya a hacer deporte, lo que era un pilar en su vida antes del cáncer. «Me apunté a hacer ejercicios de remo para fortalecer la zona operada, es una actividad específica para supervivientes de cáncer de mama, te juntas con otros pacientes que han pasado por lo mismo, hablas en el mismo lenguaje y te entienden», comenta. Ha sido su año, el de volver a amar la vida. «Tras este mal sueño estoy en un momento dulce».

Valenciana de 52 años, muy deportista, corredora de trails de montaña y con dos hijos. Su vida se detuvo cuando le detectaron el cáncer de mama. Trabajaba como visitadora médica y aún debe seguir de baja unos meses más, mientras vuelve a recuperar su ritmo de vida tras dejar atrás ese mal sueño. «Esto es como el tren de la bruja, unas veces te pegará, otras te dará un globo, pero al final hay luz», le dijo su hermana. Pues Patricia ya ha logrado llegar a la luz.

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