Las bajas laborales desbordan el oficio de detective
La Comunitat cuenta con cerca de 200 despachos de investigación privada, que se multiplican pero no dan abasto | Los seguimientos a teletrabajadores y a repartidores irrumpen en el catálogo de encargos | Crecen las matriculaciones en el Grado en Criminología, la principal formación en este gremio
Mientras abre las puertas de su despacho en el barrio de Beteró, echa un vistazo al ordenador portátil para revisar el correo electrónico. Cuatro nuevos mails con encargos. «El trabajo nos ha desbordado. Nos ha explotado la faena». Alfonso Romar es uno de los cerca de 200 detectives privados que ejercen actualmente en la Comunitat Valenciana. Con una experiencia de tres décadas en su mochila, en la que nunca falta la cámara de vídeo, este reconocido profesional hace énfasis en el «boom» que vive su oficio. Los servicios se han multiplicado en los últimos cuatro años, sobre todo debido a las investigaciones relacionadas con las bajas laborales, en pleno crecimiento. Paralelamente, suben como las espuma las matriculaciones en el Grado en Criminología, la formación académica que alimenta al gremio. Por ejemplo, en la Universidad Europea de Valencia, el número de alumnos matriculados en 2024 fue un 37,8 por ciento superior al de 2019. Tendencias entrelazadas con la irrupción del 'true crime' en las pantallas.
Las habilitaciones de detective se han disparado a lo largo de la última década. Aunque el Colegio Oficial de la Comunidad Valenciana prefiere no aportar los datos autonómicos, diferentes profesionales atestiguan que la dinámica es generalizada en toda España. A nivel nacional, en 2009, el Ministerio del Interior concedió 83 nuevas autorizaciones administrativas para ejercer el oficio. En 2012, hubo 152. Y a partir de 2013, el ritmo anual ha rondado las 300. El último registro, correspondiente a 2023, fue de 302 (226 hombres y 76 mujeres).
De esta forma, se ha pasado de las 2.623 habilitaciones de 2012 a las 5.222 de 2023. «Cada año hay más. Yo empecé en 1994 y, en Valencia, éramos cinco o seis despachos. Ahora habrá cien en la ciudad», cuenta Alfonso Romar. Aun así, los profesionales se ven superados: «No hay suficientes para cubrir la demanda de servicios que existe. De los más de 5.000 en toda España, habrá 2.000 que no ejercen o se han jubilado».
Carla de Paredes es la decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Valencia. «La figura de detective representa una de las salidas profesionales para quienes cursan Criminología. Actualmente, se percibe un renovado interés por esta especialización», explica. Y observa una inserción laboral «cada vez más positiva». Puntualiza: «Existe una demanda creciente de profesionales en este campo, tanto en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como en el sector privado». El Ministerio del Interior expone un listado de las distintas titulaciones reconocidas para conceder la habilitación y, al margen de la carrera, contempla cursos específicos en España.
Romar, licenciado en Criminología, atraviesa unas jornadas de intenso trabajo, compaginando las actuaciones en la calle con la faena en el oficina. En lo que va de año, Detectives Europa, el despacho del que es socio, suma 155 servicios: «Cuando empecé, las infidelidades conyugales eran uno de los asuntos recurrentes. Se siguen trabajando y hay muchas consultas, pero han ido a menos. Ahora el tema laboral y los sectores asegurador y económico-financiero representan el 90 por ciento de los trabajos. El otro 10 por ciento se lo reparten entre despachos de abogados, infidelidades, custodias de menores…». Los servicios por asuntos sentimentales se han visto relegados a un segundo plano.
Desde hace cuatro años, la mina se localiza en las bajas laborales. Romar saca la carpeta de informes abiertos y se pone a contar. De los 23, ocho tienen esa naturaleza. En segundo lugar, con seis casos, se sitúan los lesionados de tráfico. Después, los siniestros de tráfico (4), incapacidades (2), control de horarios (1), sustracción de materiales en una empresa (1) y pacto de no competencia de una empresa (1).
«En la mayoría de los casos, nuestros informes se presentan como pruebas en los juzgados porque el que te contrata quiere demostrar una serie de actividades de alguien», cuenta Romar, quien profundiza en la principal fuente de encargos: «Cuando la economía va bien, las bajas laborales se disparan porque la gente no tiene miedo a perder el trabajo». Y recuerda otro punto de inflexión antes de las crisis de 2008: «En la época del boom inmobiliario, las mutuas empezaron a entrar en el sector investigador al haber más accidentes laborales. Cada grado de incapacidad conlleva una pensión, por lo que la mutua se juega mucho dinero en indemnizaciones. Y empezaron los seguimientos, hubo una explosión de trabajo. Llegamos a hacer 700 asuntos en un año, ya que el número de despachos era muy inferior al actual». En aquella época, la tarta se repartía entre menos profesionales.
Los seguimientos a teletrabajadores y repartidores irrumpen, mientras que caen los asuntos sentimentales
Los nuevos hábitos laborales van abriendo líneas de investigación para los detectives privados: «Por un lado, está el control de empleados que teletrabajan en casa. Por otra parte, el seguimiento de repartidores de mercancía. Hoy en día, con el comercio online, todo el sector logístico se ha disparado. Hace unos años se hacía con comerciales que se dedicaban a hacer visitas».
Desde que se aprobó la nueva ley de Seguridad Privada, en 2014, cada servicio tiene que ir acompañado de la firma de un contrato con el cliente: «Además, para investigar a alguien, tienes que demostrar y acreditar un interés legítimo».
Sin embargo, el gremio lleva 11 años esperando el reglamento que debe desarrollar la ley. Una vieja reivindicación. Los detectives privados están sometidos al control de la Unidad Central de Seguridad Privada, por lo que reciben inspecciones de la Policía Nacional: «Los funcionarios verifican que tienes tu número de TIP (Tarjeta de Identidad Profesional), tu número de registro…». Otra de las asignaturas pendientes es la erradicación del intrusismo: «Con la creación del colegio y la ley de seguridad privada se está intentando atajar».
Alrededor de la figura de los detectives «hay un poco de mística y literatura», tal y como advierte Romar: «El cine han distorsionado la realidad de la profesión». Una influencia artística a la que también se refiere Carla de Paredes. La decana apela al 'true crime' al reflexionar sobre el creciente interés por los estudios de Criminología.
«Sin duda, las series y documentales de crimen han contribuido a popularizar tanto la Criminología como la figura del detective. Esta visibilidad ha despertado el interés de muchos jóvenes por formarse en este ámbito. No obstante, es importante subrayar que la ficción dista mucho de la realidad académica y profesional», comenta De Paredes.
Romar da algunas pinceladas de esos contrastes: «El 90 por ciento de las horas del detective haciendo vigilancias son horas muertas. Cuando tienes que estar ocho, diez o doce horas mirando una puerta, al final se hace pesado». En estas fechas, en el maletero de su coche, no pueden faltar un bañador, una toalla y una gorra: «Seguro que, en algún seguimiento de estos días, alguien te lleva a la playa, como pasa todos los veranos». También entierra mitos que giran alrededor de los artilugios empleados durante las vigilancias.
«Es todo mucho más normal. Me hace falta una cámara de vídeo, un coche y un portátil. Esto es lo que más se usa en el día a día. También llevo la cámara de fotos con un zoom más grande», explica Romar. Además, dispone de una discreta cámara fija para colocarla en algún punto donde el detective no puede instalarse porque llamaría la atención. Sin olvidar las cámaras ocultas: «Hoy en día van en un bolígrafo, unas gafas, un pen, un detector de humos, un enchufe…».
Las tiendas online han desplazado a las físicas en la venta del material característico. Internet es un escaparate infinito donde el ingenio y la sofisticación se convierten en aliados: «Los avances tecnológicos han sido brutales en los últimos 30 años». Echa la mirada atrás: «Recuerdo ir a un bar a grabar con un macuto roto y dentro una cámara grande. Era muy arriesgado».
De Paredes pone sobre la mesa otras claves en el actual incremento de la demanda de Criminología: «La irrupción de la inteligencia artificial, como en muchas otras disciplinas, ha ampliado significativamente el campo de acción. Esta transformación tecnológica está generando nuevas oportunidades laborales».
Hay una intensa demanda de los dobles grados combinando Criminología con Derecho o Psicología. La Universidad Europea, precisamente, ofrece una mención especial en detective privado. Un reconocimiento que implica la habilitación inmediata. Dentro de la capital del Turia, la titulación también se cursa en la Universitat de València y en la Católica (UCV), donde hay plazas fijas y las listas de espera multiplican la capacidad existente. La VIU, por su parte, ofrece la modalidad online con un éxito rotundo: de los 56 matriculados en el curso 2018-19 a los 457 en el 2022-23.
«La figura de detective representa una de las salidas profesionales para quienes cursan Criminología. Actualmente, se percibe un renovado interés por esta especialización», recalca De Paredes. Los despachos echan humo. «Si sabes y quieres trabajar, vas a trabajar», avisa Romar. Le llegan dos consultas de última hora para seguimientos por infidelidad de cara al fin de semana: «He tenido que decir que no. Ya no nos da la vida…».
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