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El curso de la incertidumbre

El curso de la incertidumbre

Profesores, alumnos y familias vuelven a las aulas medio año después con una tensión desconocida por el virus, que ha cambiado los centros y obliga al alumnado a recuperar la rutina en condiciones extraordinarias

Domingo, 6 de septiembre 2020, 01:05

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El 7 de septiembre el sistema educativo empezará a coger ritmo. Al final de esa semana todos los centros estarán ya a pleno rendimiento, recuperando la actividad medio año después de la suspensión de las clases por la pandemia, con la pérdida que supone para personas en proceso de formación. Poco o nada seguirá igual. Los contenidos no serán el único aprendizaje de los alumnos, que deberán recuperar la rutina del estudio, hacerse de nuevo a las normas escolares y además interiorizar una larga retahíla de cautelas sanitarias de obligado cumplimiento.

No será un año de abrazos, de contacto. Sí de mucha incertidumbre, con las familias divididas sobre la conveniencia de volver a un régimen de máxima presencialidad. Y habrá tensión, con los docentes y equipos directivos, por mucho que se refuerce el personal, con un ojo puesto en la didáctica y el otro en la distancia, la mascarilla, el lavado de manos, los itinerarios y las herramientas telemáticas para en el mejor de los casos atender a las familias y en el peor dar cobertura a sus alumnos confinados.

La preocupación de los padres es palpable. Hay desconfianza, incluso miedo. Cualquier progenitor con hijos en edad escolar lo percibe, casi a diario, en los grupos de WhatsApp de clase, que vuelven a la carga. Y sirve de muestra el comunicado enviado la pasada semana por la Plataforma Libre Elección Educativa Comunidad Valenciana, que defiende, junto con la confederación de Ampas Covapa, que se pueda elegir entre enseñanza presencial o a distancia en base a preferencias o necesidades. «La pandemia ha modificado nuestra percepción de lo que es un espacio seguro», dice la nota, que critica «la falta total de sensibilidad del Consell hacia las familias», pues «están sufriendo la incertidumbre de mandar o no a sus hijos al colegio, con el temor a una infección y con la amenaza (...) de sanciones para los llamados padres insumisos», calificativo que rechazan.

Por su parte, la Confederación de Ampas Gonzalo Anaya apuesta por la presencialidad máxima como garantía de equidad, como la mejor manera de que la enseñanza sea efectiva para todos, los que podrían elegir y los que no, sea por motivos laborales o sociales. «Vamos a intentarlo», dice Màrius Fullana. Su organización, aunque asume la premisa de que no hay riesgo cero, entiende que las medidas a aplicar las dictan expertos, por lo que hay que confiar en que serán efectivas.

También existe incertidumbre entre el personal docente, sin contar que muchos además son padres. Una de las mayores reivindicaciones de los sindicatos ha pasado por aumentar las medidas de seguridad que recoge el protocolo. Así, desde el Stepv se recuerda que pidieron que la ratio fuera de 15 alumnos por aula, pero «Educación contestó que el 86% de los centros no tienen espacio para ello». Que los equipos de protección sean de la máxima calidad, realización de PCR periódicas, más concreción sobre cómo actuar desde el centro si hay sospechas o reducir la permanencia en las instalaciones con la jornada intensiva son algunas de las ideas planteadas.

Xelo Valls, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CC. OO., considera que el dinero aportado por el Gobierno para Educación ha sido insuficiente. «Nos hubiera gustado más inversión para ampliar más las plantillas y reducir ratios», señala. Por su parte, desde UGT exponen que «la alternancia en las aulas debe de ser revisable porque afectará a la calidad de la enseñanza». Y para Csif, el protocolo «es muy mejorable», insistiendo en que aún se pueden implantar medidas como ratios más bajas, sanitarios en los centros o pruebas PCR.

Para Anpe, «es inconcebible que el profesorado tenga que asumir la responsabilidad de la detección de posibles casos», que no existan pruebas previas que darían «más certezas» y que los docentes vulnerables, por ejemplo por dolencias crónicas, no sepan aún si podrán incorporarse, en el sentido de que desde el Invassat «no se han resuelto los expedientes».

Pese a las dudas, ha sido bien valorada, a nivel general, la contratación de profesorado adicional y la inversión en material de protección, una reflexión que comparten los representantes de los equipos directivos y de las titularidades de los centros concertados. «Tenemos un protocolo, pero luego hay que aplicarlo en el día a día, ahí está el reto. Pero la mayor incertidumbre es saber qué va a pasar cuando se produzca un contagio, aunque Educación se ha comprometido a remitirnos una guía detallada», dice Alberto Villanueva, presidente de Feceval.

«No podemos tener miedo, el miedo paraliza, y así no sacamos adelante el curso», señala Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas, la otra patronal concertada. Coincide con Villanueva en cuál es la principal incertidumbre. «Que cuando llegue ese momento de crisis lo podamos afrontar bien, pues aunque hay recursos y planes no hemos recibido formación específica para ello; al fin y al cabo será algo nuevo», relata.

Para Toni González, presidente de la Asociación de Directores de IES, la organización del curso ha sido positiva, y también apunta al momento, nunca deseado, de que exista un contagio. «Esa es la incertidumbre, aunque vamos a recibir un protocolo específico y tendremos contacto directo, vía móvil, con el centro de salud», señala.

Entre los retos a los que se enfrentan los centros está el estado en que llegan los protagonistas, los alumnos, tras medio año lejos de las aulas. «El hábito puede haberse diluido», explica Enrique Castillejo, presidente del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunitat. «Puede ser una fuente de problemas, y van a tener que recuperarlo en condiciones extraordinarias, por lo que es fundamental trabajar la paciencia. No exijamos conocimientos inmediatos, mejor darnos un tiempo para repasar y recuperar. Y pensemos en que muchas familias han pasado o pasarán una situación dura y ese estrés puede llegar al alumno, por lo que son fundamentales los departamentos de orientación», explica.

«Puede afectar negativamente, que les cueste más coger las rutinas o acostumbrarse a las medidas de seguridad, pero prefiero quedarme con lo positivo: van a ver a sus compañeros, y tendrán energía y nuevas motivaciones tras estos seis meses», señala Sofía Herrero, profesora de Didáctica y Organización Escolar en la Jaume I de Castellón. Ante el reto, apuesta por adoptar «un enfoque más práctico y experiencial, más motivador, utilizando nuevas dinámicas de aula, juegos, el aprendizaje cooperativo o por proyectos donde deben implicarse, las clases en el exterior, que están recomendadas, o las tutorías entre iguales». «Son estrategias que tienen un aprendizaje motivador y más significativo», concluye, antes de apostar por un modelo de enseñanza centrado en potenciar los talentos de cada alumno y no únicamente en el acceso laboral.

José Antonio Rodríguez - Concapa

«Toda la comunidad educativa se tiene que hacer PCR de forma periódica»

Para José Antonio Rodríguez es vital que las pruebas PCR «se hagan a toda la comunidad educativa y que sea de forma periódica para ir haciendo cribas». Unida a esta idea, afirma que no renuncian a la reivindicación de que haya enfermeros en los colegios» y defiende la entrada escalonada «porque no se puede funcionar como antes». Además, añade que han pedido en el Foro Educativo Valenciano «que se cree un observatorio de seguridad Covid en centros educativos para que sean los que controlen el cumplimiento de las medidas».

En cuanto a la asistencia a los centros, lo tienen claro. «Apostamos por la presencialidad. Es irrenunciable y hay que garantizarla para que sea con los mismos medios en colegios públicos y concertados». Y opina que si los centros no tienen espacio por las ratios nuevas, «deberían de plantear un horario de mañana y tarde. Sería un desdoble horario».

Otro tema que les preocupa es el de la conciliación en caso de tener que cuidar a un hijo en cuarentena o con positivo por Covid. «El Ministerio de Igualdad debería de poner una pica en Flandes y gastarse dinero en ayudas para padres que se vean afectados. Vemos que una cosa es lo que dicen los políticos y otra lo que recogen los reales decretos», añade.

Concluye que «no todas las comunidades han informado tanto como la Comunitat Valenciana, pero que quede claro que no se ha consensuado ni mucho menos todo lo que ha salido».

Màrius Fullana - Gonzalo Anaya

«Defendemos que hay que llegar a la presencialidad total, incluido Bachillerato»

El presidente en funciones de la Confederación de Ampas Gonzalo Anaya, Màrius Fullana, asegura que «la presencialidad de los alumnos en las aulas es clave». Recuerda que «expertos pedagogos y hasta la OMS reconocen que es fundamental para lograr un aprendizaje completo. Ayuda a socializarse y a saber resolver conflictos».

A pesar de que habrá alumnos a partir de 2º de la ESO y de Bachillerato que tendrán que acudir con alternancia, «seguimos defendiendo que hay que llegar a la presencialidad para todos». Dice que «los alumnos de 2º de Bachillerato tienen que preparar la prueba de selectividad y queremos que todos vayan a clase, porque de lo contrario se crea una discriminación entre los centros donde sí caben todos y aquellos donde no será posible». Y recuerda que hicieron una encuesta para ver el nivel de conectividad de los alumnos «y el 15% de las familias no tenían conexión a internet ni ordenador». «Conselleria ha preparado tablets, pero ha supuesto una diferencia social».

Sobre la incertidumbre del inicio del curso, detalla que «se está haciendo un esfuerzo importante entre directivos, profesores y familias para empezar las clases». «Vamos a intentarlo, porque no se pueden parar nuestras vidas», en referencia al avance del Covid. Y apunta que en caso de que se llegara a la situación no deseable de confinamiento «y fuera necesario optar por las clases online, queremos que se hagan videoconferencias, al menos en las materias más complejas». Y es que recuerda que el curso pasado «había colegios que no llegaron a implantar las videoconferencias, decían a los alumnos las tareas para estudiar del libro por su cuenta y pensamos que no puede ser que se refuerce a los alumnos de formas distintas según el centro».

Además, la organización pide «una legislación nueva y clara sobre conciliación en caso de que los padres tengan que cuidar a sus hijos». También reclama mejores infraestructuras, bajar la ratio a 15 alumnos, en lugar de a 20, y un enfermero por centro. Es decir, que se invierta más en Educación y en Sanidad Pública.

Pese a todo, Fullana reconoce que en la Comunitat «sí se ha ido trabajando desde mayo de cara al inicio del curso, no como en otras comunidades».

Sonia Terrero - Covapa

«Apostamos por la libertad de elección de los padres entre clases online o presencial»

La confederación de asociaciones de padres de alumnos Covapa lleva semanas defendiendo la libertad de elección de las familias entre la educación online o la presencial ante las actuales circunstancias y en función de sus preferencias y necesidades.

«Viendo la falta de prevención, las familias tienen que tener derecho a estar protegidas», explica la presidenta Sonia Terrero. También argumenta que «esta libertad de opción permitiría vaciar las aulas, lo que bajaría la ratio». Y lamenta que «antes del Foro Educativo, la última reunión oficial de la Mesa Padres fue el 28 de mayo y para hablar del calendario escolar. «La sectorial tenía que haberse convocado más veces para que nos escuchen», dice.

Considera que no se han tomado todas las medidas de prevención deseables, «y de hecho, no nos han hecho caso a la petición de la figura del enfermero escolar». También detalla Terrero que «cómo se va a garantizar la correcta ventilación cuando hay casos de barracones con ventanas que dan a pasillos». Esta confederación también defiende las pruebas PCR para toda la comunidad escolar, «no sólo a profesores, también a alumnos».

Terrero afirma que están preocupados por la cuestión de la limpieza. «No creo que se vaya a tener una empresa de continuo para esta tarea, y no sabemos cómo se garantiza la desinfección». Y en cuanto al uso de mascarillas, lo apoya, pero ve difícil que todos los niños la aguanten.

Protección. Comedor del centro Mas Camarena durante las tareas de limpieza. Se aprecian las mamparas separadoras. Iván Arlandis

Caen los usuarios de comedor, de extraescolares y la venta de libros

El sector privado vinculado a la educación también afronta un curso extraño por las cautelas sanitarias y por las perspectivas de facturación, pues las previsiones que manejan las editoriales, las empresas de restauración colectiva y las de extraescolares tienden a la baja.

Desde la patronal de este último sector, Pavaex, destacan que muchas organizaciones verán reducida a la mitad su contratación, en parte debido a las reticencias de algunos equipos directivos a la hora de permitir esta oferta pese a que la conselleria insiste en que las actividades, dentro del horario escolar -por ejemplo tras el comedor- son de oferta obligada. «Nos estamos encontrando bastantes problemas con las actividades a mediodía», señala el presidente, Rafael Ortega, si bien señala que no sucede lo mismo con las matineras (atención antes del inicio para facilitar la conciliación). Además reivindica la seguridad de las extraescolares, que además de sus protocolos específicos se adaptan a los planes de contingencia de los centros.

«Agradecemos a la conselleria el refuerzo -se han destinado nueve millones a los ayuntamientos para esta finalidad- y confiamos en que sirva para ayudar al sector y no sólo a las escuelas municipales, y también pensamos trasladarle la relación de centros que se nieguen a hacerlas, porque perjudican especialmente a su alumnado», sentencia Ortega.

En cuanto al comedor escolar, la Asociación de Empresas de Restauración Colectiva también prevé una bajada de los comensales, que llega a la mitad en algunos centros. Su presidente, Justo Ibáñez, se muestra prudente a la hora de hablar de causas, pero no cree que se deba al miedo, argumentando que se ha trabajado mucho en las cautelas sanitarias para prestar el servicio.

«Quizá tenga que ver con la prudencia, que haya familias que ante la situación se estén esperando a última hora, o incluso padres que se olvidaron de reservar el puesto», comenta.

Otra incertidumbre de las empresas es que los pagos, que hacen los centros con las partidas que envía la conselleria, se demoren demasiado. No sólo es un problema más o menos habitual, que se acentúa siempre en centros que requieren más personal, como los de Especial, sino que para este ejercicio habrá muchos más profesionales contratados. «Preocupa que administrativamente se pueda demorar», dice.

En cuanto al libro de texto, la Associació d'Editors del País Valencià cree que el volumen de ventas «se reducirá sin duda», en palabras del vicepresidente Gonçal López-Pampló, pero será difícil «discernir» si es efecto «de la restricción o de la reducción de ventas global que vamos a padecer por la caída del consumo», añade. La primera cuestión hace referencia a que por regla general los equipos docentes deben utilizar los mismos manuales que el curso pasado, sin posibilidad de introducir proyectos nuevos en las etapas obligatorias. Sólo se salvan aquellos que ya estén en proceso de implantación.

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