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Coches en el peaje de la AP-7. D. Torres
Adiós al peaje en la AP-7

Adiós al peaje en la AP-7

Empresarios, trabajadores y alcaldes analizan el impacto de la liberalización

Isabel Domingo

Valencia

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Martes, 31 de diciembre 2019, 00:50

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Corría el año 1967 cuando se redactaba el Programa de Autopistas Nacionales Españolas (PANE) de 1967, un programa que previó la construcción de 3.106 kilómetros de autopistas de peaje, según recoge Germà Bel en su libro 'España, capital París'. Entre ellos, los tramos La Jonquera-Barcelona-Tarragona y Salou-Valencia-Alicante, que darían lugar a parte del trazado de la AP-7, también conocida como Autopista del Mediterráneo, con una primera concesión en 1971 -aunque el primer tramo no entraría en funcionamiento hasta 1974- que debía vencer en 1998 pero que fue encadenando varias prórrogas.

Así hasta hoy martes 31, cuando venza la concesión actual y las barreras del peaje entre Tarragona y Alicante se levanten, convirtiéndose en una autovía más de la red viaria española. Eso sí, de momento, mantendrá su nombre para evitar confusiones en la cartelería al existir ya una A-7.

Pero la consecución de una reivindicación histórica de la Comunitat -las primeras quejas contra la autopista son de mediados de los ochenta- trae también algunas incógnitas a las que ponen voz algunos de los rostros que han convivido con los 374 kilómetros que en dos días quedarán libres de peaje.

La autopista mantendrá su denominación para evitar confusiones en los carteles con la A-7

Y también algún lamento, como el de los trabajadores afectados por el ERE de la concesionaria, ya que un total de 111 perderán su empleo en la Comunitat y otros 158 se subrogarán a las empresas que asuman la conservación una vez se resuelvan los contratos en licitación, que han sido recurridos.

Entre los municipios, alegría por la liberalización porque brinda un balón de oxigeno a comarcas como, por ejemplo, la Safor. «Son muchas las personas que se dedican al sector del transporte en la comarca o que cogen su coche cada día por motivos de trabajo para ir a Valencia o Alicante. Mueven dinero y generan riqueza, merecen una autopista gratuita», apunta la alcaldesa de Beniarjó, Eva Llinares.

Pero también exigirá un mayor esfuerzo en materia de presupuestos a los ayuntamientos, ya que las arcas municipales verán mermados sus ingresos por el IBI. En total, casi diez millones de euros anuales dejarán de ingresar los municipios de la Comunitat por los que atraviesa la AP-7.

Un conductor en el peaje de la AP-7. D. Torres

«Provocará un tráfico exagerado e inseguridad»

La Asociación de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma) se sumó a la comisión de Turismo de la Cámara de Comercio de Alicante, que preside Gema Amor, y defendió la necesidad de implantar el peaje blando con el fin de que una parte de esa recaudación «sirviese para crear infraestructuras que permitiesen convertir la autopista en libre». Y es que la variante de Benissa y otras «aún están por acabar», comentó la gerente de Aehtma, Reme Cerdá, quien incidió en que la liberalización sin tener en cuenta las infraestructuras viarias necesarias va a provocar «un tráfico exagerado e inseguridad porque todo el mundo va a coger la autopista para todo».

Eso sí, como representante de los hosteleros de la Marina Alta, dejó claro que la parte buena de la decisión de liberalizar la AP-7 es que «será más fácil acceder a Dénia y a la comarca porque el turista vendrá a comer o a cenar y no pagará los 20 euros de salida». Ante esto, remarcó que la iniciativa le parecía «perfecta» siempre que se «hubieran puesto en marcha y acabado el resto de infraestructuras viarias necesarias. Se ha aprobado sin previsión».

La falta de las conexiones necesarias (hay planteadas diez) para enlazar las localidades con la infraestructura, los problemas de tráfico por el trasvase de circulación o las carencias en servicios como zonas suficientes de aparcamiento son otros de los aspectos apuntados para mejorar.

Enfrente, los beneficios para el turismo, ya que, como apuntan los hosteleros y los alcaldes, los turistas ya no tendrán que planificar una visita o una salida a un restaurante con el coste inicial de un peaje. Sin olvidar el ahorro para los miles de conductores que usan la autopista para ir a trabajar o a estudiar.

LAS VOCES DE LOS 374 KILÓMETROS

Huberto Peris, trabajador de la autopista

«Entré sin novia y salgo casado y con dos hijas»

Huberto Peris, en el peaje próximo a Algemesí.
Huberto Peris, en el peaje próximo a Algemesí. Irene Marsilla

I. DOMINGO/Ó. DE LA DUEÑA | Para Huberto Peris quedarse con una anécdota de sus años de trabajo en la autopista es complicado porque «ha habido muchas». «Imagínate cuando tenías que entenderte con ingleses, franceses...», apunta en su conversación con LAS PROVINCIAS. Sí que recuerda «los momentos de película», aquellos en que la Guardia Civil tenía que apresar un coche «y entonces llegaban, te pedían que te quedaras quieto en la cabina y que no salieras. ¡Menudo susto!».

Peris es uno de los afectados por el ERE presentado por Aumar, filial de Abertis, que dejará en la calle a 111 trabajadores valencianos por el fin del peaje en la AP-7 (136 en total al sumar los de la AP-4, que también concluye el día 31). En su caso, la opción es dirigir sus pasos a un negocio familiar tras «un año de mucha preocupación e incertidumbre porque no sabíamos qué iba a ocurrir con nosotros a pesar de que la fecha se aproximaba». Piensa en los compañeros que también se quedan sin trabajo «a una edad más complicada y con otras situaciones familiares». «Son como mi segunda familia», reconoce Peris al tiempo que apunta que en la autopista «entraban hijos, sobrinos... En eso la empresa siempre se ha portado bien».

«Perdemos 26.000 euros, el dinero anual para asociaciones»

Eva Llinares, alcaldesa de Beniarjó.

La alcaldesa de Beniarjó, Eva Llinares, aplaude la gratuidad de la autopista y resalta que ahora es cuando se conoce que parte de los pagos revertían en los municipios. «Perdemos 26.000 euros, el mismo dinero que destinamos cada año a ayudar a las asociaciones del pueblo, contribuir a su buen funcionamiento y la promoción social y cultural», explica. La primera edil celebra la apertura de la autopista y que su «uso sea libre y para todos», pero sostiene que los vecinos de los municipios deben conocer todos los datos. «Hay margen para cubrir este hueco, pero hemos de explicarlo todo. Los ayuntamientos tenemos los recursos limitados y un cambio de este tipo requiere ingeniería financiera para mantener los servicios que se dan a los vecinos», añade y recuerda que «la gratuidad permitirá liberalizar a los vecinos de las molestias que supone el tráfico pesado cerca de sus casas».

Su caso fue el de muchos otros jóvenes. Empezó de forma intermitente en 1999 para las temporadas de mayor tráfico, como Semana Santa o verano, y en 2007 pasó a ser fijo en la concesionaria cuando se convocaron unas plazas. «Entré a la empresa sin novia y salgo casado y con dos hijas», bromea sobre las varias décadas que lleva trabajando en la AP-7; primero como cobrador de peaje dentro de la cabina y luego ya como 'peajista' en algo parecido a un centro de atención al cliente cuando se aplicó el plan de modernización para finalizar como coordinador de turno en todo el tramo.

Unas funciones en las que se ha tenido que escuchar «de todo» porque «la gente se transforma cuando se sube al coche. 'Os quedan cuatro días' es lo más amable que hemos oído». De ahí que no entienda «la agresividad» con la que, en ocasiones, se ha hablado de la liberalización de la AP-7 y lamenta que se haya olvidado que detrás de la culminación de una reivindicación histórica para la Comunitat «hay personas que se quedan sin trabajo». «Echo en falta más vertiente humana a la hora de abordar este tema», reflexiona Huberto.

Carlos Donata, empresario del transporte

«Usaremos una carretera que se evitaba por costes»

Carlos Donata, en su despacho de Valencia.
Carlos Donata, en su despacho de Valencia. Jesús Signes

I. DOMINGO/C. PASTOR | «Es una alegría, una oportunidad porque usaremos una carretera que se evitaba por costes. Pero también hay un componente de incertidumbre por la falta de servicios que podamos encontrar, porque no están hechas las conexiones con los municipios o por ver si habrá colapsos de tráficos o no». Es la reflexión que realiza el empresario Carlos Donat, gerente de Transdonat y miembro de la junta directiva de la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte (FVET), ante la inminente liberalización de la AP-7 entre Alicante y Tarragona.

Con una flota de 120 camiones y con el grueso de su actividad centrada en países de Europa, Donat explica que antes de la crisis económica «se usaba más la autopista pero luego hubo que evitar costes adicionales como éste». De hecho, la AP-7 quedó para trayectos «en los que había mucha prisa por las entregas». Si no, la N-340, la N-332 o la autovía del anterior son las rutas habituales de los transportistas en función de su destino.

«La comarca será más atractiva para los turistas»

José Ramiro, alcalde de Ondara.

El munícipe de Ondara, José Ramiro, incide en que la liberalización de la AP-7, además de significar el cumplimiento de una reivindicación histórica y el final del agravio comparativo con otras zonas de España, hará que Ondara y la comarca de la Marina Alta sean «más atractivas para los turistas porque los que decidan venir a comer o cenar aquí no tendrán que pagar un plus antes de sentarse en la mesa, algo que sí ocurre ahora». No obstante, el edil socialista reconoce que se producirá un «tramo de tráfico pesado en el núcleo de comunicación de Ondara con el resto de la comarca», que habrá que tener en cuenta y valorar. Ramiro también matiza que los 86.000 euros que el Ayuntamiento de Ondara va a dejar de ingresar por el IBI que pagaba Aumar «no se va a repercutir en los vecinos porque hemos ajustado los presupuestos de 2020 sin contar con este ingreso».

La posibilidad de regresar ahora a la autopista supondrá no sólo un ahorro que la FVET cifraba hace unos días en hasta 2.500 euros por vehículo, sino que implicará «menos consumo de combustible, reducción de la contaminación, una velocidad constante, mayor seguridad vial... Piensa que en las carreteras secundarias, como atraviesan poblaciones, hay que reducir marcha y, sobre todo, extremar la precaución con las salidas y entradas de coches».

Pero Donat, que también es presidente de la Asociación de Transporte Internacional, pone sobre la mesa algunas incógnitas que quedan por resolver a pesar de que el 1 de enero ya asoma («probablemente ese día ya tengamos nuetro primer viaje hacia Europa»). Por ejemplo, recuerda que no hay arcenes para aparcar en caso de producirse una avería, como sí sucede en las autovías. También se pregunta si habrá suficiente sitio para aparcar para los descansos que deben pautarse en cada ruta. «Si aumenta el tráfico de vehículos pesados, los espacios en las áreas de servicio quizás no serán suficientes».

En este punto, además, este empresario aprovecha para reivindicar «aparcamientos más seguros» para los camioneros. Preguntado por el debate sobre el pago por uso de las carreteras, Donat lo rechaza («nuestro sector ya paga bastante en impuestos»).

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