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Tiempo de historias

La ciencia resuelve el misterio de los moáis de la isla de Pascua

Un nuevo estudio utiliza modelos 3D y experimentos de campo para confirmar cómo los pobladores de Rapa Nui movieron su famosas estatuas sin tecnología avanzada

Jueves, 16 de octubre 2025, 11:42

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En el océano Pacífico, a más de 3.500 kilómetros de la costa de Chile, estado al que pertenece, se encuentra la isla de Pascua, Rapa Nui, en la lengua de sus nativos. Este lugar remoto ha fascinado durante siglos por la cultura aislada que se desarrolló en él y su producción artística más llamativa: los moáis.

Gigantes tallados en piedra volcánica, estos monolitos de varios metros de altura y toneladas de peso parecen desafiar la lógica: ¿cómo los antiguos habitantes de la isla lograron transportarlos desde las canteras hasta las plataformas costeras en las que los alzaban sin ruedas, mecanismos ni animales de carga?

Durante más de un siglo, este misterio ha generado especulaciones de todo tipo, sin faltar las más pintorescas: desde el uso de trineos de madera, lo que explicaría una presunta deforestación de la isla, a la intervención de civilizaciones desconocidas. Sin faltar, cómo no, los alienígenas ancestrales.

22m

Es lo que hubiera medido el moái más grande que se encontró inacabado cerca de la cantera principal de Rano Raraku. Se estima que hubiese pesado más de 200 toneladas

La altura media de los moái se aproxima a los 4,5m y su peso rondaría las 5 toneladas

4,5m

A menudo se presentan los moáis como grandes cabezas y bustos, pero lo cierto es que generalmente son esculturas de cuerpo completo que subyacen semienterradas

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Es lo que hubiera medido el moái más grande que se encontró inacabado cerca de la cantera principal de Rano Raraku. Se estima que hubiese pesado más de 200 toneladas

La altura media de los moái se aproxima a los 4,5m y su peso rondaría las 5 toneladas

4,5m

A menudo se presentan los moáis como grandes cabezas y bustos, pero lo cierto es que generalmente son esculturas de cuerpo completo que subyacen semienterradas

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Es lo que hubiera medido el moái más grande que se encontró inacabado cerca de la cantera principal de Rano Raraku. Se estima que hubiese pesado más de 200 toneladas

A menudo se presentan los moáis como grandes cabezas y bustos, pero lo cierto es que generalmente son esculturas de cuerpo completo que yacen semienterradas

La altura media de los moái se aproxima a los 4,5m y su peso rondaría las 5 toneladas

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Es lo que hubiera medido el moái más grande que se encontró inacabado cerca de la cantera principal de Rano Raraku. Se estima que hubiese pesado más de 200 toneladas

A menudo se presentan los moáis como grandes cabezas y bustos, pero lo cierto es que generalmente son esculturas de cuerpo completo que subyacen semienterradas

La altura media de los moái se aproxima a los 4,5m y su peso rondaría las 5 toneladas

4,5m

Los moái -'escultura' en rapanui- se empezaron a tallar aproximadamente entre el siglo VI y el siglo IX, con el desarrollo de la cultura rapanui en su fase más antigua. Sin embargo, el auge de la construcción y traslado de estas esculturas se dio entre los años 700 y 1600, alcanzando su máximo esplendor en los siglos XV y XVI. La producción terminó abruptamente y las canteras se abandonaron, probablemente a causa de conflictos internos entre las distintas facciones de la isla. Cuando los europeos llegaron, sus habitantes no mantenían ningún recuerdo concreto sobre el sentido, uso y construcción de estas esculturas. Según sus relatos tradicionales, las estatuas iban 'andando' desde la cantera hasta su emplazamiento. De ahí el misterio que ha fascinado a generaciones de curiosos, estudiosos y especuladores fantasiosos.

Localización de los moáis más conocidos y la cantera principal de la isla

Ahora, un nuevo estudio desarrollado por los arqueólogos Carl P. Lipo y Terry L. Hunt resuelve el enigma desde la ciencia. Las estatuas no fueron arrastradas ni se las hizo rodar; 'caminaron'. Literalmente. Mediante modelos tridimensionales de alta resolución, experimentos de campo con réplicas a escala y un análisis exhaustivo de la información arqueológica, los investigadores demuestran que los rapanui diseñaron los moáis de tal modo que pudieran desplazarse sin ningún soporte mediante un movimiento vertical en forma de balanceo, un bamboleo zigzagueante controlado con sogas. El estudio, publicado en la revista especializada 'Journal of Archaeological Science', es el último capítulo de una década de investigación por parte de este dúo académico.

En 2012 Lipo y Hunt presentaron la hipótesis inicial del 'moái caminante'. Aquel primer estudio concluyó que la forma de los moáis sugería un transporte vertical. Para probarlo, construyeron una réplica precisa de 4,35 toneladas de una estatua y la hicieron 'caminar' en pruebas de campo realizadas en Hawái. Ahora, la nueva investigación refuerza aquella propuesta inicial con datos de 962 moáis y refuta las críticas que había recibido.

El ingenioso diseño y las técnica para desplazar las estatuas

Algunos escépticos habían argumentado que el terreno irregular de la isla impedía el balanceo, o que no había restos de cuerdas suficientes. Pero el análisis de topografía muestra que los caminos evitaban pendientes pronunciadas; las fibras vegetales locales bastaban para obtener cuerdas resistentes; y los patrones de erosión en las estatuas coinciden con una exposición vertical prolongada, no horizontal.

La investigación de Lipo y Hunt confirma que el método del 'moái caminante' no solo era posible, sino eficiente y coincidente con las tradiciones orales rapanui que describían cómo las estatuas «caminaban» desde la cantera. Porque lo hacían, movidas por un reducido grupo de personas equipadas solo con cuerdas de fibra vegetal. No hubo necesidad de miles de trabajadores, ni de bosques talados y destruidos para fabricar trineos.

Un video que lo demuestra

Los rapanui crearon un diseño ingenioso que situaba el centro de gravedad de la estatua en un punto que favorecía su balanceo: bases anchas en forma de D y una inclinación hacia delante que facilitaba el movimiento. Tirando de las cuerdas en sincronía, la estatua se inclina, cae hacia delante y se balancea de lado a lado, avanzando en pasos de hasta un metro. En las pruebas para el nuevo estudio, una réplica de 4,35 toneladas cubrió 100 metros en apenas 40 minutos. «Una vez que lo pones en movimiento, no es difícil en absoluto, de hecho la gente tira con un solo brazo. Ahorra energía y se mueve realmente rápido», según explica Lipo a través de la Universidad de Binghamton (Nueva York, Estados Unidos). El desafío está en el arranque, en iniciar el balanceo, pero la física lo soluciona: cuanto más grande es la estatua, más estable se vuelve este método, convirtiéndolo en la única opción viable para megalitos de tal escala.

«Los rapanui eran increíblemente inteligentes. Y tenemos mucho que aprender de ellos»

La clave del éxito radica en la morfología de los 'moáis de carretera', como los llaman los investigadores. De los 962 moáis catalogados, 62 fueron abandonados a lo largo de los antiguos caminos que surcan la isla, ofreciendo pistas importantes, porque conservan una forma que no era la definitiva. Estos ejemplares 'de carretera' muestran la inclinación hacia delante y las bases en forma de D, que no se observan en las estatuas ya instaladas en su destino final, en las plataformas (ahu). Estas esculturas eran modificadas y rematadas al final.

El diseño de los moáis no era casual, sino una obra maestra de ingeniería antigua adaptada al terreno volcánico de Rapa Nui. Los caminos, de unos 4,5 metros de ancho con secciones transversales cóncavas, actuaban como guías estabilizadoras, minimizando el riesgo de vuelcos.

La evidencia arqueológica, desde el desgaste por intemperie hasta las tradiciones orales, encaja con el modelo propuesto por Lipo y Hunt. No hubo una deforestación masiva ni mano de obra esclava –ni desde luego extraterrestres–, como se había especulado. Las tradiciones orales, transmitidas por generaciones, hablan de moáis que 'caminaban' con la ayuda de mana (energía espiritual), guiados por sus líderes. Las implicaciones de este estudio trascienden la arqueología pura. «Demuestra que los rapanui eran increíblemente inteligentes». Resolvieron su problema «de manera consistente con los recursos que tenían», enfatiza Lipo. Esta investigación «honra a esa gente, diciendo: mirad lo que lograron. Y tenemos mucho que aprender de ellos».

Referencias

  • Carl P. Lipo, Terry L. Hunt (2025). 'The walking moai hypothesis: Archaeological evidence, experimental validation, and response to critics', Journal of Archaeological Science, Volumen 183

  • Video: Carl P. Lipo

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