En el fondo submarino de Cabo de Palos reposa un barco con una historia mítica: el Sirio. Se hundió en 1906 y oficialmente murieron 242 personas. Pero fueron muchas más, porque la mayoría viajaba sin pasaje. Este pecio y otros muchos han convertido estas peligrosas aguas en un increíble cementerio.
Era la hora de la siesta del 4 de agosto de 1906. El Sirio, un transatlántico italiano que había zarpado del puerto de Génova dos días antes, navegaba a toda máquina, a unas tres millas del Cabo de Palos (Cartagena). Muchos pasajeros dormitaban en cubierta.
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