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Los métodos educativos más solicitados

Los métodos educativos más solicitados

Es época de prematriculaciones y los colegios intentan ganar alumnos enseñando sus mejores y más modernos métodos pedagógicos. ¿Tienen todos ellos acreditados su valía?

Javier guillenea

Domingo, 10 de febrero 2019, 18:11

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El plazo de prematriculación para el curso escolar 2019-20 ha comenzado en algunas comunidades autónomas y en otras lo hará próximamente. Para las escuelas ha llegado el momento de abrir las puertas y mostrar a los padres sus excelencias educativas y sus mejores sonrisas. A sus potenciales clientes les ofrecerán una variada gama de metodologías, todas ellas dirigidas a hacer de sus niños seres mejores, bien educados, capaces de pensar por sí mismos, con grandes valores y unas competencias que les permitirán triunfar en el cambiante mundo del futuro casi sin despeinarse.

Basta con mirar en internet los proyectos educativos de los centros docentes para descubrir que para alcanzar un mismo objetivo hay muchos caminos diferentes. Un colegio ofrece «acompañamiento emocional» a los alumnos y sus familias para que sean capaces de «gestionar las propias emociones». Otro se basa en las inteligencias múltiples o «aprendizaje significativo desde diferentes formas e inteligencias». Otro da fe de su «creencia absoluta de que el niño puede desarrollar mejor sus capacidades y valores en la medida en la que el ambiente social en el que se desarrolle sea apto para su aprendizaje», lo que no deja de ser una obviedad pero da gusto leerla, sobre todo si el colegio es privado.

Algunos prometen el «desarrollo individual» del alumno, pedagogías «fundamentadas en el amor» o recuerdan que «el centro de la educación es el niño»; unos no ponen deberes, otros sí; unos derriban paredes para eliminar las aulas, otros diseñan programas de enseñanza para permitir «un desarrollo controlado del cerebro». Y siempre el niño es lo primero, nada es poco para ellos, para su educación integral.

Cada vez hay más sistemas para lograrlo. Están las metodologías de siempre, pero esas han quedado un tanto anticuadas, o eso dicen. Lo que se lleva es la innovación, porque nada mejor que innovar para tener más alumnos. «Hay una fiebre para ver quién saca la palabra más nueva», dice el maestro y filósofo Gregorio Luri. Se habla de neuroeducación, de inteligencias múltiples o emocionales, de conceptos que ofrecen muchas escuelas con el añadido de innovadores o alternativos. Algunos funcionan, pero otros no. La pega es que es difícil saberlo, al menos de forma contrastada. «En educación tenemos que empezar a basarnos en evidencias científicas y no en meras ocurrencias», afirma Luis Lizasoain, profesor de Métodos de Investigación en Educación en la Universidad del País Vasco.

«Un producto comercial»

La ausencia de evidencias no supone ningún freno para el avance de una moda, la de métodos pedagógicos que esgrimen la bandera de la modernidad. «Vivimos en un momento en el que lo innovador vende y lo tradicional no vende. Lo nuevo ha usurpado el papel de lo bueno cuando lo que debemos de acoger es lo bueno, porque igual el diálogo socrático es un buen método para pensar», asegura Gregorio Luri. Para este maestro, «las escuelas se han convertido en un producto comercial» que se adapta a unos padres deseosos de dar a sus hijos la mejor y más moderna educación posible. Guiadas por este interés, muchas familias «se dejan engatusar por métodos supuestamente infalibles, casi milagrosos, o por la última moda en la enseñanza», sostiene Alberto Royo, profesor de instituto y autor del libro 'Contra la nueva educación'.

El descenso de la natalidad ha hecho mella en abundantes colegios, sobre todo concertados y privados, que dependen de su número de alumnos para financiarse. «Muchos centros que han sido una referencia en sus ciudades han pasado de un año para otro de tener las aulas llenas a encontrar dificultades para llenarlas», señala Marta Ferrero, psicopedagoga e investigadora en la Universidad de Deusto. Para hacer frente a las adversidades, se ven obligados a «desmarcarse de los demás con nuevas instalaciones o métodos pedagógicos. Cuando miras sus proyectos, siempre hay algo nuevo aunque no tengan pruebas de si funciona o no».

Marta Ferrero matiza que «la gran mayoría de los equipos directivos aplican estas novedades con la mejor de las intenciones», amparados en el visto bueno de fundaciones educativas y universidades. Por desgracia, este paraguas académico no siempre es lo que parece. «En muchas facultades de Magisterio el nivel de exigencia es muy bajo y la educación, insuficiente. A menudo enseñan contenidos más que cuestionables», asegura la investigadora. Pero da igual; lo que importa es lo nuevo, lo que se lleva.

Hay varios métodos que pisan fuerte estas últimas temporadas. Uno de ellos es la teoría de las inteligencias múltiples, que se basa en la idea de que todos poseemos ocho formas de aprender, unas más desarrolladas que otras, según las personas. Esta teoría, que se ha extendido por España y se enseña en algunas universidades, pretende potenciar todas esas capacidades y trabajar en las más sobresalientes de cada alumno. Según Ferrero, «su aplicación en las aulas se ha evaluado de forma reiterada y se ha comprobado que no mejora el aprendizaje de los alumnos».

Esta evidencia científica no ha impedido que muchos padres de niños con problemas de aprendizaje o trastornos importantes depositen sus esperanzas en este método. «Su mensaje es muy atractivo, porque les viene a decir que sus hijos no son menos que los demás y pueden destacar en otras facetas. Si esto ha servido para crear consuelo en muchas familias y para que los docentes hayan empezado a mirar a los niños de otra manera, me parece perfecto, pero en lo que no estoy tan de acuerdo es en aplicar esta teoría en el aula, dado que no hay pruebas de su eficacia», argumenta Ferrero.

El prefijo 'neuro'

También está muy de moda la neuroeducación, que fusiona los conocimientos sobre neurociencia, psicología y educación para optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Este método, basado en el concepto de plasticidad cerebral, ha sido acogido con entusiasmo por parte de la comunidad educativa a pesar de que aún está por ver cómo se aplica. «Cualquier propuesta pedagógica cuya denominación comience con el prefijo 'neuro' tiene grandes posibilidades de dar beneficios, que es lo que se espera de un método, pero los propios neurocientíficos, los que son serios, piden prudencia ante la aplicación de estrategias no contrastadas. Que se sepa más que antes de neurociencia no significa que sepamos de qué manera lo que se sabe puede mejorar nuestra práctica educativa», afirma Alberto Royo.

El aprendizaje por proyectos, en el que se sustituyen las clases magistrales por la resolución de problemas de manera activa, surgió en 1918 en el ámbito universitario de Estados Unidos y poco a poco se ha ido extendiendo a los niveles inferiores de la enseñanza. Según Marta Ferrero, es un sistema que «ha dado buenos resultados» en las edades más altas, pero no en las más bajas. «Este método, que se usa habitualmente en edades tempranas, está desaconsejado precisamente en esas primeras etapas», advierte Alberto Royo. «Tampoco funciona en alumnos con dificultades, porque resulta insuficiente a la hora de enseñar los conocimientos básicos», añade.

Al detalle

  • Los métodos más solicitados Las corrientes alternativas en educación con mayor aceptación en España son las que siguen filosofías como Waldorf o Montessori, las constructivistas (basadas en proyectos educativos), las democráticas, los grupos de crianza y, últimamente, las madres de día. Estas últimas son profesionales de la educación (psicólogas, pedagogas, maestras…) con formación específica en atención a la primera infancia y que abren las puertas de sus casas para la educación y el cuidado de niños menores de 3 años.

  • 800 escuelas funcionan en España agrupadas en modelos como Montessori, Waldorf, Kumon, Doman, Reggio Emilia, cooperativas, comunidades de aprendizaje, escuelas democráticas o escuelas activas, según los datos del directorio Ludus. Hace dos años, alrededor de 400 colegios estaban inscritos en este listado. En 2013 eran 40.

  • Lavado de cara Los colegios organizan jornadas de puertas abiertas para explicar a los padres sus metodologías. «La víspera se limpia a fondo la escuela, retiramos los carteles viejos del curso anterior y ponemos otros nuevos», confiesa un maestro.

  • 92% de los proyectos de enseñanza alternativa son privados y la mayoría, sin ánimo de lucro. Habitualmente son promovidos por padres que huyen de lo que consideran educación tradicional.

Sergi Sanmartí, profesor de la Fundación Pere Tarrés y de un colegio de Barcelona, no está del todo de acuerdo con este diagnóstico. «Mis dos hijas han estudiado desde los tres años en un centro de enseñanza por proyectos y no han tenido ninguna dificultad», explica el docente, que también imparte clases sobre creatividad, inteligencia emocional, motivación, dinámicas de grupo o desarrollo de la atención. En lo que sí coincide con Royo es en la convicción de que este sistema puede perjudicar a alumnos con dificultades. Pero para eso está el maestro. «Si no tiene el apoyo suficiente, este niño sí se puede perder algo. Es como en todo, cualquier innovación tiene que tener un seguimiento».

Damián Torres

Un método de alcurnia es el Montessori. Nació a principios del siglo XX y, a pesar de su edad, aún se le considera como alternativo o innovador. Tiene una aureola de prestigio amparada en parte por los ilustres alumnos que han pasado por sus aulas. Con este sistema se han educado personalidades como los fundadores de Google, Amazon y Wikipedia, Larry Page y Sergey Brin, Jeff Bezos y Jimmy Wales. A esta lista se le añadió hace tres años el príncipe George, hijo de los duques de Cambrigde.

En este método, los maestros se llaman guías y son los encargados de acompañar a cada alumno en su carrera educativa. Los niños tienen a su disposición un entorno estimulante que les permite desarrollar su propio camino de aprendizaje siguiendo su curiosidad innata. Es un sistema que funciona, el problema es saber por qué.

«En educación hay un principio general, y es que siempre que encuentras un grupo de profesores convencido de que su método es bueno, los resultados son espléndidos», explica Gregorio Luri. Según este principio, el éxito de un colegio no depende tanto de las bondades de la metodología que utilice como de la cohesión del claustro de maestros. Y también está por ver si Montessori sería eficaz en entornos desfavorecidos. Marta Ferrero recuerda que la oferta de este sistema «se reduce a colegios privados con alumnos con un nivel socioeconómico alto». «Yo no digo que no sea eficaz, pero hace falta investigar más para ver dónde y cómo se puede aplicar», aduce.

Luis Lizasoain insiste en que el sistema educativo «necesita innovación porque está anquilosado», pero sostiene que «hay que hacerlo con fundamento, basándonos en la evidencia». «Lo grave -responde Alberto Royo- es que algunos de estos métodos que no están respaldados por la evidencia se aplican en alumnos con dificultades más específicas».

Los padres de niños pequeños son más propensos a abrazar una serie de metodologías que Ferrero califica de «mágicas». Una de ellas es el método Doman de estimulación temprana, que se basa en unas láminas de papel donde se plasma lo que se quiere enseñar al bebé, desde palabras a sumas. Este sistema viene acompañado de programas perceptivo-motrices en los que el niño practica movimientos de reptación, gateo o coordinación. Nació en los años 40 del siglo pasado y se aplicó en un principio a la estimulación de personas con parálisis cerebral. Fue más tarde cuando se extendió a la enseñanza infantil. «No ha dado muestras de ser eficaz, es un método simplón que no tiene ninguna base y supone una pérdida de tiempo impresionante», censura Ferrero.

César Manso / AFP

El método Tomatis se sustenta en la estimulación cerebral a partir de sonidos. A los niños se les hace escuchar con auriculares música clásica tratada electrónicamente, voces familiares o sonidos distorsionados, y se supone que lo que oyen contribuye a hacer que desaparezcan sus problemas. Marta Ferrero asegura que este sistema, del que han surgido otros similares, «no tiene lógica ni razón de ser», como tampoco lo tienen, en su opinión, otros métodos como el Brain Gym, el Asiri o el Irlen.

«El director de un colegio de Madrid me dijo que había prohibido a sus maestros innovar porque cada semana le venía uno con una idea y al final nadie evaluaba los resultados», recuerda Gregorio Luri. «Cuando una escuela se rinde a la moda -añade- es que ha dejado de creer en ella misma». Sergi Sanmartí también cree que «no es bueno moverse por modas; cuando coges una cosa de aquí y otra de allá, el resultado es cero». Aunque no se cierra a aprovechar lo bueno que ofrece cada método. «En mi colegio hemos cogido una serie de herramientas diferentes y tratamos de implementarlas a nuestra manera. Hemos mezclado todo y es lo que tendría que hacer cada escuela, presentar un programa pedagógico adaptado a cada alumno».

Para Ferrera, la proliferación de métodos es un reflejo de la desorientación que vive el mundo de la enseñanza. «Por supuesto que la educación de hace cuarenta años era mejorable, pero derribar todo y partir de cero con nuevas propuestas, muchas basadas en percepciones, es peligroso y no permite avanzar». Lo que ocurre, según Gregorio Luri, es que en muchos colegios hay «pánico a ser una escuela tradicional». Y así es fácil caer en el primer método que llame a la puerta. «Estamos en la era de la poseducación, de las metodologías 'fast-food' o de la 'fake education'», advierte Alberto Royo.

Métodos de moda

  • MONTESSORI Nació a principios del siglo XX de la mano de María Montessori, una educadora italiana que sostenía que la meta de la enseñanza infantil no debe ser llenar al niño con datos académicos previamente seleccionados, sino cultivar su deseo natural de aprender. El método se sustenta en el principio de que los niños deben tener completa libertad para aprender y desarrollarse por sí solos, en un ambiente estimulante de cariño. Los profesores son guías y las aulas están adaptadas a las necesidades de los alumnos según su edad. El sistema funciona pero no se sabe muy bien si es por sus bondades o porque se aplica en centros privados con alumnos de nivel socioeconómico alto y maestros muy implicados en los objetivos del centro.

  • INTELIGENCIAS MÚLTIPLES El profesor de psicología y ciencias de la educación de la Universidad de Harvard Howard Gardner planteó a principios de la década de los 80 la 'teoría de las inteligencias múltiples'. Gardner defiende que «la inteligencia no es algo innato y fijo, sino que agrupa diferentes capacidades específicas, distintas y semi-independientes». La idea es potenciar todas estas capacidades, trabajar en las más sobresalientes de cada alumno y permitirle que en su aprendizaje haga uso de su individualidad y rasgos que le caracterizan. Pese a que gran parte.

  • PROYECTOS El aprendizaje basado en proyectos ha entrado de lleno en numerosos centros de todas las etapas de la enseñanza. Los colegios que siguen esta metodología tienen los mismos contenidos curriculares que el resto, pero los estudiantes no tienen un libro para cada materia. Ellos son quienes planean, desarrollan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula. Los maestros elaboran los materiales, adaptándolos a cada grupo y marcando los ritmos de trabajo o reduciendo las actividades según los intereses y las necesidades del niño. Este método exige a los profesores un gran esfuerzo extra. Da buenos resultados con los alumnos de edades más altas pero hay dudas en torno a su eficacia en los de menor edad.

  • NEUROEDUCACIÓN Es una de las modas más extendidas. Se basa en aportar estrategias y tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro. Este método fusiona los conocimientos sobre neurociencia, psicología y educación para optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Tiene un gran potencial, pero muchas veces es aplicado por personas que no son expertas en la materia y caen en las redes de neuromitos como el de que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro, que hay periodos críticos en la infancia después de los cuales ciertas cosas ya no podrán aprenderse o que un entorno enriquecido aumenta la capacidad del cerebro para aprender. Muchos profesores creen que estas falsas afirmaciones son ciertas.

  • MÉTODO GLOBAL Se utiliza para enseñar a leer y escribir. Los maestros trabajan con palabras apoyándose en imágenes que las identifican para que el niño comprenda el concepto desde el principio. Para ello, los profesores llenan el aula de carteles con palabras relacionadas con el mundo de los pequeños. Este sistema es muy usado en el País Vasco y Cataluña pese la abrumadora cantidad de investigaciones que han revelado sus defectos. Con la enseñanza global hay niños que aprender a leer de manera deficiente y arrastran este problema durante toda su escolarización. Según los estudios, el método más eficaz es el tradicional, el alfabético. Los niños aprenden primero las vocales, luego las consonantes y después forman sílabas como 'ma' y 'pa'.

Métodos pseudoeducativos

  • DOMAN Lo creó en los años 40 del siglo pasado el médico estadounidense Glenn Doman. Su metodología se basa en aprovechar al máximo las posibilidades del individuo mediante la estimulación temprana, que ofrecen numerosos colegios como si fuera una gran novedad. El sistema está basado en los llamados 'bits de inteligencia', que no son sino dibujos en unas láminas que se muestran al niño siguiendo una rutina muy estricta y repetitiva. La finalidad es estimular el cerebro para ayudarle a crear conexiones neuronales, cuantas más mejor. Este método está basado en el neuromito de que cuanto antes y más se aprenda, mejor. Las principales asociaciones profesionales del mundo lo consideran, desde 1968, como un método pseudocientífico fraudulento.

  • BRAIN GYM Gimnasia cerebral (Brain Gym) es un programa escolar del que se llevan vendidas miles de unidades en más de cien países, donde también es mencionado como kinesiología aplicada o kinesiología educativa. Consiste de una serie de ejercicios físicos (gatear, dibujar, bostezar, tirar pelotas, caminar sobre barras de equilibrio o beber agua) que, supuestamente, ayudan a los niños en su aprendizaje activando los dos hemisferios cerebrales a través de las cortezas motora y sensorial. El punto de partida del método es que «el movimiento es la clave para el aprendizaje». Por ejemplo, apoyar la mejilla en el hombro mientras se estira el brazo sirve para mejorar en matemáticas. Las evidencias científicas del Brain Gym son nulas.

  • TOMATIS De él han surgido otros métodos como Bérard, la terapia de sonidos de Samonas y el Sena o sistema de estimulación neuroauditiva. El funcionamiento de todos ellos es muy similar: se colocan al niño unos auriculares y se le ponen grabaciones sonoras a lo largo de sesiones múltiples durante diferentes días. La grabación puede ser música clásica tratada electrónicamente, voces familiares o sonidos distorsionados. Los promotores de estos sistemas, que usan palabras hipertécnicas como 'interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras', dicen que gracias a ellos los niños disléxicos leen mejor y los que tienen autismo mejoran su conducta. La comunidad científica ha desautorizado por completo este método.

  • ASIRI Es una metodología que se autodefine como holística y «basada en fundamentos pedagógicos, psicológicos, socio-antropológicos, humanistas y ancestrales». Su objetivo es fomentar la «capacidad de sentir, hacer y pensar del ser humano, estimulando la curiosidad, creatividad, autonomía e innovación del niño». Propone el aprendizaje basado en oficios para estimular la investigación, curiosidad, experimentación, motivación y propósito en el aprendizaje. Los creadores de este método hacen bandera de los llamados niños índigo, que irían más allá de la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Algunas de sus herramientas pedagógicas son: meditación, armonización mental, rituales, masajes o campos mórficos.

  • IRLEN La psicóloga americana Helen Irlen comenzó a divulgar en 1982 un tratamiento para determinadas alteraciones de lectura mediante el uso de transparencias de colores. Se basaba en la teoría de que el problema lector de muchos niños se debe al hecho de que no procesan adecuadamente la información visual. Para salvar este obstáculo, nada mejor que hacer utilizar a estos niños gafas tintadas o lentillas de colores diseñadas para contrarrestar una supuesta hipersensibilidad a ciertas ondas luminosas que serían responsables de sus trastornos. Al parecer, este método permite tratar alteraciones como dislexia, dificultades de aprendizaje, autismo, alteraciones del desarrollo y migrañas. La eficacia de este sistema no ha sido demostrada.

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