Estudiar después de los 80: el ejemplo de Amparo
La edad no ha supuesto un límite para Amparo Sanchis: graduada de cinco cursos y nunca ha perdido la motivación para seguir aprendiendo
Laura Carrasco
Valencia
Miércoles, 20 de agosto 2025, 00:11
Yo quiero dar estas clases porque da gusto estar con ustedes es lo que dijo un profesor de la Univesitat de València a los estudiantes del programa universitario para personas mayores que acudían a sus explicaciones. Las personas de más de 55 años que se animan a estudiar a estas edades, demuestran a los más jóvenes que nunca es tarde para aprender, y lo importante que es saber que ir a clase no es solo una obligación, también algo necesario para mantener el cerebro activo.
Amparo Sanchis Aldás, de 87 años, nacida y criada en Valencia, estudió en su etapa universitaria más joven Filosofía y Letras, lo que se conoce ahora como los grados relacionados con las Humanidades. Sin embargo, cuando llegó a la etapa de la jubilación se dio cuenta que no quería quedarse en casa desocupada y ociosa, por lo que en el momento en el que se enteró de los cursos que ofrecía la Nau Gran de Valencia no se lo pensó dos veces. Tanto es así que pertenece a la primera promoción de graduados del programa universitario para personas mayores de la Nau. En esos cuatro años de aprendizaje continuo, asistió a un total de cinco cursos: Psicología, Filosofía, Literatura, Geografía e Historia.
Una mente inquieta y activa
Ella lleva desde 2004 asistiendo a diferentes cursos antes de ir a la Universitat de Valencia, como los ofrecidos por la Academia de Luis Vives. 'En la Universitat, nos hacían examenes, pero eran más como un recurso para que los profesores supieran qué es lo que has captado de los cursos, calificándonos de 'APTO' o 'NO APTO', que como motivo principal para acabar las clases'. Además de pedirle tras acabar el curso un resumen escrito para que los profesores comprobaran si han comprendido lo enseñado. Para ella, ir a las clases era muy importante, porque sentía que era una experiencia que valía la pena, la cual tenía que aprovechar.
No obstante, Amparo admite que también disfruta mucho del ocio que le permite su vida de jubilada, del cual no se priva. A pesar de que le ayudan en las tareas de la casa, ella se despierta y ordena sus aposentos, pero sobre todo, pasa el tiempo haciendo lo que más le gusta, que es leer, e ir a la librería de su pueblo a por alguna nueva adquisición novelística.
Entre los cinco cursos que ha cursado, Amparo admite que todos le han aportado conocimientos nuevos: Psicología le ha servido bastante para saber cómo tratar a los demás en términos de empatía, y destaca que la Historia que ellos daban era muy diferente, a la que los jóvenes de hoy en día están acostumbrados en Bachiller, donde esta materia la centran en torno al examen del selectivo, más que a adquirir nuevos conocimientos. Sin embargo, la materia que más le impresionó fue Geografía, comentaba que cuando le explicaron cómo se formaron los Pirineos se quedó alucinada, 'aún se me ponen los pelos de punta cuando te lo cuento' admitía.
Estudiar para no quedarse atrás
Acerca de los jóvenes y la importancia de su formación, destaca que deben formarse lo mejor posible, ya que la vida va a ser cada vez más difícil en comparación con cómo fue para su generación. Y al preguntarle sobre las personas que están dudando en si estudiar o no, opina que 'las empujaría a que estudiaran'. Comenta también que esta experiencia le ha dado mucha seguridad, y también le ha permitido comunicarse con gente, ya que ella, en su día a día no está en contacto con nadie, pero principalmente le ha cambiado el modo de ver la vida y el mundo.
A parte de nutrirse académicamente, también se ha llevado amistades a lo largo de camino, que, aunque ya no se ven tanto, sabe que si las llamara tendría la misma cordialidad y apego que cuando iban a clase. No obstante, ahora que está graduada confiesa estar muy a gusto porque lee mucho, va a su pueblo, Genovés, cuando quiere y visita la librería municipal para abastecerse de más libros.
A sus 87 años, no solo ha conseguido un título universitario, también ha demostrado que la edad no es un límite, sino una anécdota en el camino del aprendizaje. Para muchos estudiar una carrera puede ser una obligación, para ella fue un regalo: una oportunidad para mantenerse activa y cumplir un propósito, recordando que nunca es tarde para seguir tu pasión y lograr un objetivo.
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