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El domingo Valencia rendirá tributo a la Virgen de los Desamparados. Más de un siglo después de coronarla como patrona de la ciudad en aquel emotivo acto en el Puente del Real, el segundo domingo de mayo se convierte en una jornada llena de devoción y tradiciones que se mantienen intactas. La Misa de Infantes, el traslado, la procesión, son actos que siguen despertando la devoción por la Virgen de los Desamparados. Entre quienes tienen el honor de acompañar a la Virgen este día, hay protocolos que hunden sus raíces en la Valencia más histórica, en las órdenes religiosas y seculares que son parte de la memoria de la ciudad. Álvaro Almenar, vicerrector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, enumera esas órdenes que acompañan a la imagen en la procesión, a la que se han ido sumando entidades civiles que también componen esa sociedad valenciana que ha ido modernizándose, y que son invitadas asimismo a la procesión del Corpus. Ocupa un lugar preferente la Real Maestranza de Caballería de Valencia, uno de los estamentos más antiguos de la ciudad, y que se remonta a su fundación en el siglo XVII. Formado por miembros del cuerpo de la nobleza valenciana, hasta el último tercio del siglo XX procesionaban incluso entre los canónigos de la catedral.
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Su teniente mayor, Luis Alonso Stuyck, barón de Almiserat, califica como «un honor y un orgullo poder acompañar a la Virgen en un día tan importante. Ella es en todo caso la protagonista, y nosotros somos unos invitados», explica Alonso. La orden está formada por unos 200 caballeros y damas, aunque la mayoría viven fuera de Valencia, según cuenta Iván Álvarez de Toledo Gómez-Trénor, conde de la Ventosa, que es tesorero de la orden. «Vestimos el uniforme oficial de la Maestranza, el que nos autorizó a llevar el Rey Carlos III en 1780, o en su defecto el chaqué». Una imagen del Rey Felipe VI en la sala de la Casa Palacio que es sede de la Maestranza, ubicada en la plaza de Nules, muestra al monarca vestido con ese mismo uniforme, ya que ocupa el cargo de hermano mayor de la corporación. Entre los apellidos que conforman la Maestranza, Juan Valero de Palma Manglano, Javier Corbí, José María Selva, José Vicente Corbí, Diego Gómez de Barreda, José del Portillo, Fernando Núñez-Robres, marqués de Montortal, o Juan Noguera Merlé, marqués de Cáceres. También son parte de la Maestranza personalidades como Rafael Puigmoltó, Ana Gómez de Barreda, José de Orbe, Silvia Puigmoltó, Elvira Selva, María Luisa Alonso o Jaime de Müller, marqués de Mercader.
La Soberana Orden de Malta es otra de las órdenes que acompañan a la Virgen en la procesión. Aunque ha estado vinculada tradicionalmente a los títulos nobiliarios, como la Maestranza, actualmente los requisitos no son tan estrictos para poder acceder, y de hecho, en la Orden de Malta ya no hay que ser noble, aunque sí se exige «nobleza personal», dedicada como está en la actualidad a las obras benéficas, una de las actividades principales de la mayoría de estas instituciones.
La Orden de Malta, fundada en Jerusalén en el siglo XI, está presente en medio mundo, y sus miembros también se denominan damas y caballeros. Entre las personalidades valencianas vinculadas a esta institución, Salvador de Lacy Pérez de los Cobos, Pedro Ribelles, José Antonio Ortenbach, Vicente García-Menacho y Osset o Alfonso Argüelles, aunque hay muchos más nombres que forman parte de esta orden, que suma un centenar de personas en Valencia. Salvador de Lacy, marqués de Lacy y delegado de la orden en Valencia, también cree que es «un orgullo acompañar a nuestra patrona, es un acto de devoción y forma parte además de nuestras obligaciones como caballeros de la Orden, que es religiosa laica». El delegado estaba estos días en Alicante, donde desde 2014 es caballero custodio de la Santa Faz, patrona de la ciudad, y con la Orden de Malta ha viajado este fin de semana a Lourdes en una más de sus labores benéficas.
Junto a la Real Maestranza de Caballería y la Orden de Malta, procesiona cerca de la Virgen la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, una institución que, como la Orden de Malta, no es valenciana, sino que hunde sus raíces en el Jerusalén del siglo XI, creada para proteger al Santo Sepulcro de los infieles. Ahora tiene una misión completamente distinta, enfocada en sus acciones humanitarias, y de la delegación de Valencia forman parte personalidades como José Ballester Olmos, Antonio Colomar, Jesús de Salvador, Isaac Martín, Rafael Luque Doncel, Luis Mira, Mariano Fernando, Alberto Gil, Juan Puigdorfila o Francisco Estrela. Entre las damas, María Isabel Martínez, Luz Andrea, María Paz García, María Begoña Gaya, María Antonia Játiva, María José Navarro, María de la Asunción Palop, María Isabel Sánchez, Paz Olmos, Maribel Molins, María Victoria Vinaixa o Purificación Alamar.
En el protocolo del Arzobispado, la siguiente entidad es la Real Hermandad del Santo Cáliz, una institución creada a principios del siglo XX para velar y divulgar el Santo Cáliz, y del que forma parte también el cuerpo de la nobleza. De hecho, su primer presidente fue Luis Vich, barón de Llaurí, mientras que el actual es Juan Noguera Merlé, marqués de Cáceres y grande de España, que también forma parte de la Real Maestranza de Caballería. Antes de ella, la Orden Constantiniana de San Jorge y la Real Orden de Caballeros de Santa María del Puig. Su gran canciller es Juan Cañizares. «Es una orden que se constituyó en la Reconquista de Valencia, y vinculada a la Orden de la Merced. Tiene el carisma mercedario, es decir, la redención de cautivos. Actualmente nos dedicamos a potenciar la labor del arzobispado y una parte social que está relacionada con la reinserción de reclusos de Picassent». Sus caballeros son reconocibles por sus capas blancas, mientras que ellas van de negro, con mantilla y teja por el protocolo. El lugarteniente mayor es Pedro Ballester y, entre sus miembros, María Antonia Játiva, Javier Gómez-Ferrer, su hijo y su mujer, Amparo Senent, Patricia González o Mari Paz García-Peñuela.
El Insigne Capítul de l'Almoina de Sant Jordi de Cavallers del Centenar de la Ploma y el Capítulo de Caballeros Jurados de Sant Vicent Ferrer, con Alfredo Pellicer de lugarteniente, completan las corporaciones y órdenes que acompañan a la Virgen, en un séquito que se completa con la sociedad civil.
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