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A La Rotativa de LAS PROVINCIAS acudieron los responsables universitarios para hablar de los retos del curso

La Rotativa de LAS PROVINCIAS fue el espacio que acogió una nueva edición de la mesa de expertos sobre Cátedras de Empresas. En el coloquio estuvieron presentes Mª Dolores Salvador Moya, vicerrectora de Empleo y Formación Permanente de la Universitat Politècnica de València (UPV); Rosa Donat Beneito, vicerrectora de Innovación y Transferencia de la Universitat de València; Jordi Oliver Martí, presidente Alumni Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València; y David Cabedo Semper, vicerrector de Innovación, Transferencia y Divulgación Científica de la Universitat Jaume I de Castellón.
Una cita que arrancó, poniendo sobre la mesa, la problemática que ofrece el conocimiento, en el gran público, de lo que es una Cátedra. «Tenemos que dar a conocer más lo que es una Cátedra. Hay que fortalecer y promover más el conocimiento de lo que son y de lo que se realiza en las mismas», comenzó diciendo Oliver. Para Donat, «las Cátedras son ese gran desconocido. Lo que pretendemos hacer es acercarlas a la sociedad. La idea es que la gente se encuentre con ellas», comentó de inicio. «El programa de Cátedras de la Universitat de València cumple 30 años y es una pena, que hasta la fecha, no se aproveche más el potencial que ofrecen», añadió.
Algunas iniciativas que parten desde las propias Cátedras pueden ayudar a lograrlo. «Nosotros como universidad tecnológica tenemos que estar muy cerca de las empresas. Nos ha preocupado mucho la fidelización con ellas, que han sufrido muchos cambios tras la pandemia provocada por el Covid- 19», dijo Mª Dolores Salvador, la cual aprovechó para hacer referencia a que «el Centro de formación permanente también cumple 30 años desde su creación». David Cabedo, por su parte, vio importante «que las Cátedras se conviertan en una forma de colaboración» donde «debe existir una comunicación permanente con las mismas. Tienen que ser un vínculo para interactuar con las empresas y así lograr ese conocimiento que a veces nos falta de ellas», finalizó.

Un tema relevante en el desarrollo y crecimiento en número de las Cátedras ha sido la implicación de administraciones y empresas. Así, Mª Dolores Salvador manifestó que «las empresas se han implicado en el desarrollo y consolidación de las Cátedras, pero quienes lo han hecho más han sido las administraciones. Han visto que hay que sacar el talento de las universidades, no solo hacia el sector público, sino también para el mundo empresarial. Este apoyo ha hecho que se hayan creado muchas Cátedras. Esta circunstancia ha ayudado a la propia administración», dijo, y añadió que «a las universidades nos ayuda a su vez a salir de la parte meramente investigativa gracias a esa incorporación de nuevas Cátedras».
En esta línea argumental se expresó Rosa Donat al señalar que «queremos fortalecer nuestra relación ya existente con las empresas. Cuando eso pasa, tener esta colaboración a largo plazo, siempre redunda en un beneficio para ambas partes. De esta manera ayudamos a generar talento». Una existencia de las Cátedras «que permite atender las demandas de los patronos, los cuales promueven la investigación para solucionar nuevos problemas que puedan surgir o ya lo haya hecho. Esto genera beneficios y las administraciones se han dado cuenta de que es así, por lo tanto, su apoyo se ha ido consolidando».
Cabedo incidió en que «las Cátedras están creciendo, ya que tienen una parte que contribuye a la investigación. A través de ellas se logra un trabajo de alcance general, orientando su desarrollo a temas importantes para la sociedad». Otro tema crucial para él es «la divulgación, un nuevo elemento que hemos añadido en las universidades. Fuera del ámbito de la formación no se nos conoce y por medio de un lenguaje que llegue a la mayor parte del público podemos lograr el conseguirlo en mayor grado. Ese objetivo puede dar una visión de la universidad, que hasta ahora no ha existido».
Sería Jordi Oliver, tras resaltar previamente que la Cátedra de Cultura Empresarial cumplirá pronto 25 años, quien comentó el paso de los propios alumnos a convertirse en patronos. «Con lo que eso significa en la certificación de la importancia del desarrollo de las Cátedras», expresó. Algo que, la vicerrectora de Empleo y Formación Permanente de la UPV, reafirmó con «la idea de los patronos es un punto fundamental, ya que da una visión muy transversal a las propias Cátedras, las cuales, además, hacen pensar en ellas a largo plazo».
Un idilio formado entre las universidades y las Cátedras, que debe servir para que el talento desapercibido pueda pasar al ámbito empresarial. «La universidad tiene que buscar ese talento de forma transversal», comentó Oliver.
Rosa Donat dio un ejemplo concreto al respecto: «Un buen ejemplo es la Cátedra de Power Electronics. Esta empresa se acercó a la Universidad buscando una mayor formación en temas específicos, importantes para el desarrollo de su negocio, buscando una formación concreta a sus necesidades. Esto hace, entre otras cosas, que las administraciones hayan visto el potencial que ofrecen las Cátedras».

«Necesitamos saber lo que quieren las empresas y lo que quieren las universidades», interpeló el presidente Alumni Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València. «La cátedra es un vehículo perfecto para conocerse mutuamente. La innovación es cosa de todos. Cada uno tiene su papel, aunque ambos son siempre compatibles», señaló.
Salvador, al respecto, indicó que «tenemos la herramienta, que es la cátedra, pero hay que complementarla con ciertas cosas» y continuó señalando que la implicación de las empresas, la implicación en la inserción laboral, el cambio de normativa, la cual da la creación de títulos propios, «han sido fundamentales, ya que permiten que los profesionales vengan a formar a nuestros alumnos y ellos también se beneficien de ello», apostillando que «nos retroalimentamos unos con los otros».
La nueva legislación tuvo su tiempo durante el coloquio, la cual parte con uno de los objetivos que es puramente formativo. Esto ha hecho que las empresas puedan solicitarla de una forma más adaptada a sus necesidades. Además, hace que la inserción laboral de los participantes sea muy grande. De ahí y por extensión, surgen a su vez los programas de formación de talento.
David Cabedo ve una oportunidad dirigida a gente que ya tiene alguna titulación, ya que «las empresas se implican en la formación y en la generación de talento, que además otorga una clara salida al mundo laboral».
Todo ello lo consolida «la voluntad es tener una continuidad, algo que le da valor», mencionaba Rosa Donat. «Por ese motivo se firman Cátedras de 3 o 4 años, como es nuestro caso. Algo que hace nacer la creación de sinergias entre las propias Cátedras. Estas, cuando funcionan, multiplican el beneficio de mutuo», añadió, continuando con la «importancia de los referentes. Que un alumno vea que un empresario invierta su tiempo en contar su experiencia da un plus a estas formaciones, ya que además de en conocimiento se aprende en competencias».
La Ley de Mecenazgo y la vertiente de beneficio social que ofrecen las Cátedras, fue otro de los puntos puestos en la mesa. Por ello, Salvador comentó que «con el cambio de ley vamos dirigiéndonos hacia los temas de interés de general, que sean los que primen». Poner en valor al director de una Cátedra toma mucha importancia, «ya que es la cara visible». Una persona que debe ser «muy altruista y estar en continuo contacto con las empresas». Es el caso particular de la institución a la que representa. «Nosotros también tenemos un subdirector, que también podemos delegar en él, quien puede traer sugerencias y sinergias, esto último, muy importante cara al futuro por su efecto multiplicador», concluyó Salvador.
David Cabedo hizo hincapié en la inversión recibida «la dedicamos directamente al interés general. Queremos que sea también una labor de dinamización. Mecenazgo y patrocinio lo tenemos completamente integrado». En el caso particular de la Universitat de València «ha habido necesidad en el programa de Cátedras de separar por la posibilidad de existir incompatibilidades, ya que algunas actuaciones pueden entrar en conflicto con alguna ley».