Valencianos regresan al barro en Aragón: «Queremos devolver la solidaridad»
Una veintena de voluntarios de la zona cero de la dana parten hacia Zaragoza para ayudar a los municipios afectados
Casi ocho meses después de la devastadora dana que arrasó la provincia de Valencia, algunos valencianos han vuelto a pisar el barro. Con el corazón en un puño e impulsados por pura fuerza de voluntad, una veintena de afectados por el desastre del pasado 29 de octubre se han armado de valor para calzarse las botas de agua y cargar la pala o la escoba al hombro de nuevo por una buena causa: devolver la solidaridad recibida tras la peor catástrofe de la historia de España yéndose hasta Aragón para ayudar en la reconstrucción de los daños de la riada que asoló las provincias mañas la semana pasada.
Para todos los que se han desplazado este sábado en el convoy humanitario ha sido duro revivir los peores recuerdos de la historia de la Comunitat, pero las circunstancias lo requerían. Había que hacer de tripas corazón y el mundo entero ya vio que el pueblo valenciano no tira la toalla jamás. Cuando Valencia hincó la rodilla, la mano tendida en forma de 'germanor' de los cientos de miles de voluntarios venidos de todos los rincones del país consiguieron levantar a esta provincia. Ahora, tocaba hacer lo mismo con los aragoneses y los valencianos han querido estar a la altura.
Cuando el sol aún se estaba desperezando del arranque de las fiestas grandes de Benetússer, Antonio y Emilio, dos vecinos de la localidad, ya estaban frente a las puertas de uno de los locales que ha servido como punto de recogida de suministros activos desde el pasado martes para auxiliar a una docena de localidades aragonesas. Antes de las 6.30 de la mañana ambos esperaban el camión y la furgoneta que iban a traer un par de voluntarios con los que contactaron a través de las redes sociales para transportar el cargamento durante las tres horas de camino hasta su destino.
Juan, residente en Alzira, es uno de los que se han sumado a la expedición sin conocer de nada a sus promotores. Lo vio en redes y no dudó en adherirse. Durante los peores momentos de la emergencia, su padre trajo tres retroexcavadoras en ferry desde Ibiza y ahora él ha puesto a disposición su camioneta con la que de normal se reparte productos cárnicos. Desde el interior del convoy es el encargado de ordenar las decenas de cajas, cubos y utensilios de limpieza donados por los colaboradores.
Alejandro es el presidente de la asociación Ideas Nuevas que, a pesar de haberse creado con anterioridad a la dana, arrimó el hombro durante el desastre en materia humanitaria con el reparto de alimentos a sus convecinos de Benetússer. «Cuando nos enteramos de la riada de Zaragoza revivimos lo que había sucedido aquí y, después de ver que toda España se volcó con los valencianos, pues era un motivo para devolverles ese favor», explica en referencia a la solidaridad recibida tras la tragedia.
La recolecta ha sido todo un éxito después de que el vídeo difundido por Alejandro en su perfil de Facebook en el que solicitaba la colaboración ciudadana para esta 'misión' humanitaria. La grabación ha rozado las 60.000 visualizaciones y ha sido compartido por más de mil personas. Su autor reconoce que durante los últimos días la expedición ha estado en vilo por la «incertidumbre» generada por algunos comunicados en los que se decía que no hacía falta más ayuda. En cambio, el presidente de Ideas Nuevas lo desmiente alegando que siguen pidiendo auxilio. De hecho, incide en que los damnificados también se han sentido abandonados por la Administración al haber movilizado tarde recursos como la Unidad Militar de Emergencias (UME). «Sabemos lo que es y tenemos que ayudarles», resume.
Envejecimiento poblacional
Alejandro explica que la iniciativa solidaria «nace de haberlo vivido antes, sabemos lo que es lo que se sufre, lo que se padece con esto» por lo que pretenden «echarles una mano para que lleguen a la nueva normalidad lo antes posible».
En este sentido apostilla que su presencia en las poblaciones afectadas como Letux o Azuara es necesaria pues a pesar de que la magnitud del desastre no es tan grave como lo acontecido en Valencia el 29-O, el elevado envejecimiento de los pocos habitantes de las localidades damnificadas hace necesaria la ayuda externa para los trabajos de limpieza del barro. Además, Alejandro augura que este viaje será el primero de muchos dado que servirá también para saber de primera mano qué necesidades van a tener cuando empiece la reconstrucción para poder suministrárselas.
«Lo importante es que entre los españoles arrimemos el hombro. No importan ni colores políticos, ni raza, ni religión. Aquí es ayudarnos unos a otros y eso es lo único que prevalece sobre todo», expresa este vecino de Benetússer que tuvo cuantiosos daños materiales por culpa de la riada como la pérdida de su vehículo o de un local con animales a su cargo. Por otro lado, destaca que este tipo de catástrofes sacan el lado más humano de las personas y, mientras se prepara para partir con el camión a rebosar, sentencia con un «el pueblo es el que salva al pueblo».
A su llegada a Aragón, la expedición de voluntarios valencianos confirmó que la estampa era «exactamente igual» que la de cualquier municipio afectado por la dana del 29-O en la provincia de Valencia y lamentaron que las donaciones de alimentos se depositaran en un local con un temperatura ambiente de 30 grados, factor que provocaba que gran parte de la comida estuviera en estado insalubre.
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