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J. CARLOS VALLDECABRES
VALENCIA.
Martes, 19 de septiembre 2017, 00:02
Simone Zaza se ha convertido en el primer jugador del Valencia 2017-18 que le ha puesto públicamente en apuros a Marcelino. Y de momento, el italiano ha salido airoso de ese callejón en el que se había metido al mostrar, a su modo, su enfado por no ser titular contra el Levante. El técnico ha optado por la vía más diplomática para salvar, al menos de momento, este inesperado y temprano obstáculo. No es la primera vez que Marcelino tiene que manejar una situación con ciertas asperezas en el vestuario -en el Villarreal tuvo sus más y sus menos- pero sí ha supuesto éste su primer roce en la casa valencianista, precisamente cuando lo que se pretende es demostrar la sensación de grupo sin fisuras que hay en el vestuario.
«Mi situación con Simo -se refirió a Zaza por su nombre varias veces- es igual que con el resto de jugadores de la plantilla. Comunicación, diálogo, cercanía, predisposición buena por su parte. Tomamos decisiones desde el punto de vista deportivo. Tengo en cuenta casi siempre tres o cuatro variables: el nivel de entrenamiento, el nivel de competición y el análisis del rival. Intento ser justo. A partir de aquí, lo que hay que pensar es en el partido de mañana. Mi relación con Simo es perfecta, como cualquier otro futbolista», decía Marcelino, sabedor de que en la víspera del partido de esta noche el tema del italiano iba a acaparar buena parte de la atención mediática.
No perdió nunca Marcelino el mismo tono en sus respuestas y hasta sonrió varias veces, pese a la insistencia periodística en torno a un tema que a los entrenadores no les suele hacer mucha gracia, sobre todo cuando de lo que se trata es de hablar sobre una tensión profesional. Los mensajes de la novia de Zaza tampoco han ayudado. «Cada uno se expresa como quiere, pero para mí la noticia es el partido de mañana. No voy a entrar a valorar opiniones externas. Es una anécdota, es algo que sucede. La noticia es que queremos ganar mañana», explicaba.
La reacción de malestar de un jugador la toma Marcelino por la vertiente positiva. «No es ningún problema en que se enfade. Demuestra motivación e interés por sentirse útil para el equipo. Siempre que haya un respeto hacia sus compañeros en la colaboración».
Insistió el técnico en explicar los motivos de su suplencia. «Fue una decisión única y exclusivamente técnica. No tengo ninguna situación con Simo diferente a nivel personal de la que tenía el viernes, por ejemplo. No hay nada de nada. Jugará cuando debe de jugar. Debo ser justo. Queremos hacer un equipo, que el equipo esté por encima de las individualidades. Vamos a necesitar a todos, somos una plantilla corta. Cuando firmé por el Valencia no me presentaron ningún contrato que dijera que un futbolista tenía que jugar los 90 minutos y desde ese punto de vista elijo. El único objetivo es ganar cada partido».
«Respetamos la forma de ser de cada uno. Siempre que no perjudique al equipo, todo es viable. No tiene ninguna transcendencia negativa», apuntaba por último.
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